La educación pública escolar a prueba [ANÁLISIS]
La educación pública escolar a prueba [ANÁLISIS]
Diego Macera

A pesar de que la apertura al sector privado estuvo presente en varias iniciativas del Ejecutivo, la provisión de educación privada con financiamiento público no se contó entre ellas. La evidencia sobre su efectividad general es poco clara, pero hay casos interesantes de aplicación.

El Estado ha dado pasos importantes al abrir espacios tradicionalmente ocupados por el sector público al sector privado. El gobierno pasado lo hizo con la Ley de Obras por Impuestos (OxI). La administración nacionalista permitió que las asociaciones público-privadas (APP) proveyesen servicios de bata gris (no médicos) a los hospitales, que parte de la infraestructura y seguridad de los penales la faciliten empresas e intentó –infructuosamente– que organizaciones privadas puedan encargarse de poner en valor el patrimonio cultural arqueológico del país.

En el campo educativo, el gobierno también ha dado muestras de apertura al sector privado. Según el ministro de Educación, Jaime Saavedra, a la fecha hay S/.1.400 millones en APP del sector Educación y S/.170 millones bajo el mecanismo de OxI. Buena parte de este monto, sin embargo, es para rehabilitación y mantenimiento de colegios. La gestión interna de los centros educativos ha permanecido en control del Estado. El ministro Saavedra se ha mostrado en más de una ocasión renuente a concesionar la operación de colegios públicos. “La etiqueta de privado no garantiza que la educación sea mejor”, ha señalado.

Sin embargo, ante los magros logros alcanzados en este sector, ¿valdría la pena explorar esta posibilidad? Algunos economistas argumentan que la competencia por captar alumnos y mantener los costos bajo control motivará que los colegios privados obtengan mayor eficacia que los públicos. ¿Ha tenido éxito esta propuesta donde se ha aplicado?

Parece pero ¿es?

Un primer y superficial vistazo a los logros conseguidos por la educación pública cuando es comparada con la privada podría ser engañoso. Conforme a lo esperado, los resultados de los alumnos en colegios no estatales son superiores. En la última Evaluación Censal de Estudiantes (ECE), que comprende a alumnos de segundo grado de primaria, el 57% de los estudiantes de colegios no estatales reportó una comprensión lectora de nivel satisfactorio. En los colegios públicos, tan solo el 38% lo consiguió. El resto tuvo rendimientos inferiores.

De esto, sin embargo, no se concluye necesariamente que los colegios privados tengan un mejor desempeño. Según Hugo Ñopo, economista jefe de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “cuando se restringe la comparación a estudiantes de entornos socioeconómicos similares, las brechas público-privadas son sustancialmente menores y en algunos casos desaparecen”. Ñopo agrega que, en el Perú, los resultados de los estudiantes más pobres que asisten a escuelas privadas son peores que los de aquellos que van a colegios públicos.

La evidencia detrás

La evidencia empírica de la ventaja de la educación privada sobre la educación pública es poco clara y a veces contradictoria. Un estudio comprehensivo de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés) que examina los trabajos académicos publicados hasta setiembre de este año remarca que el uso de vouchers educativos para financiar con presupuesto público las escuelas privadas “no ha sido el rotundo éxito que sus proponentes postulaban, ni el profundo fracaso que predecían sus detractores”.

Según los autores, mientras que en los países desarrollados la evidencia de su eficacia es escasa, en los países en desarrollo hay algunos casos de éxito –como Colombia e India–, pero la información es aún insuficiente para concluir que el sistema de vouchers fue efectivo. Estas conclusiones explicarían en parte el descontento de un sector de la sociedad chilena con el modelo educativo de financiamiento público a los privados. El trabajo concluye que el sistema privado puede ser más efectivo que el público, pero solo en la medida en que el diseño de su operación sea adecuadamente planteado. De lo contrario, puede ser contraproducente y fortalecer la desigualdad sin lograr mejoras en el aprendizaje.

Otros efectos

A pesar de que la educación no estatal alcance resultados similares a la provista directamente por el sector público, existen otros motivos que se esgrimen para justificar su implementación.

Uno de ellos es la diversidad en la enseñanza. Las escuelas públicas normalmente responden a un patrón único con un plan de estudios apenas diferenciado por región. Las escuelas privadas, en cambio, podrían especializarse en diferentes aspectos educativos. Por ejemplo, si a una familia le interesa que su hijo tenga una formación numérica sólida y otra más bien prioriza que su hijo aprenda diversos idiomas, ambas podrán encontrar un colegio privado que se acomode a sus preferencias.

Adicionalmente, las investigaciones apuntan de forma consistente a que la provisión de financiamiento público para colegios no estatales crea competencia a las escuelas públicas que las fuerza a mejorar. Evidencia de ello se ha encontrado en Estados Unidos, Canadá y Suecia.

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