Unidad de Investigación
A fines del 2015, Elmer Gamarra Briceño, entonces de 18 años de edad, se presentó a la escuela de suboficiales PNP de Santa Lucía, la cual está dentro de una base antidrogas peruana –ubicada en Tocache, en la selva de la región San Martín– que la DEA (la agencia antinarcóticos de Estados Unidos) usa como centro de operaciones.
Actualmente cerrada, Santa Lucía era una de las tres escuelas en las que, por un convenio con el gobierno estadounidense, jóvenes policías eran preparados para ser agentes antinarcóticos.
Para ingresar a la escuela, Elmer Gamarra superó todos los exámenes, por lo que fue uno de los más de 200 jóvenes que, en enero del 2016, se incorporó a Santa Lucía.
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Por casi dos años, Gamarra –natural de Loreto, pero que residía con su familia en Naranjillo, un pueblo ubicado en Huánuco, a tres horas de la escuela antidrogas– superó sin problemas los estudios y entrenamientos.
Antes de que culminara el 2018, Gamarra se graduó con honores como policía en la promoción “Los Centinelas de la Ley”. Por su puntuación, fue integrado al grupo de 100 suboficiales que serían ‘reentrenados’ por asesores de la DEA. Por tres semanas, él y otros agentes realizaron pruebas de sobrevivencia y simulación de patrullajes en el monte, bajo la metodología de los expertos estadounidenses.
Durante su preparación, Gamarra, como otros cadetes que provienen de regiones donde el narcotráfico está muy presente entre la población, fue sometido al polígrafo, un examen que emplean los organismos de seguridad para descartar posibles vínculos con la delincuencia o grupos criminales. En los más de 60 minutos del interrogatorio respondió preguntas sobre consumo de drogas, cómo responder ante situaciones complejas y sobre sus familiares. Gamarra consiguió que la ‘máquina de la verdad’ diera como cierta cada una de sus respuestas.
Secreto bien guardado
Gamarra no dijo toda la verdad sobre las actividades de su familia. El Comercio corroboró los antecedentes por narcotráfico de los familiares más próximos al suboficial.
Referencias de inteligencia antidrogas señalan que Elmer Gamarra Soria, padre del suboficial PNP, estuvo directamente relacionado al hallazgo de un laboratorio y pozas de maceración de pasta básica de cocaína (PBC) en el caserío El Porvenir de Marona, a media hora de Tingo María (Huánuco).
El 7 de octubre de 1997, agentes del Departamento de Operaciones Tácticas Antidrogas (Depotad) de Tingo María arrestaron a dos personas con 25 kilos de PBC. El documento policial señala a Elmer Gamarra Soria ‘Gato’ como el presunto autor. Nunca se presentó a la justicia. Él ya falleció.
Seis años más tarde, el 8 de agosto del 2003, a Noel y Viane Gamarra Soria, tíos del suboficial PNP y hermanos de su padre, fueron involucrados como cabezas de una organización encargada de construir y operar pozas de maceración para preparar y comercializar droga en El Porvenir de Marona. En el lugar se hallaron insumos químicos, armamento, municiones y galones de sulfato de cocaína líquida. La fiscalía antidrogas de Huánuco y Pasco incluyó a los Gamarra en una investigación, pero al final no fueron procesados.
La familia paterna de Elmer Gamarra Briceño salió de Naranjillo y trasladó sus actividades ilícitas a Caballococha, localidad ubicada en Loreto, muy cerca de la triple frontera con Colombia y Brasil, zona considerada de gran presencia de grupos criminales dedicados al trasiego de insumos químicos y drogas. Crearon dos negocios: uno relacionado a la construcción y el otro, a la elaboración de gaseosas.
En mayo del 2015, Noel Gamarra Soria, tío del agente antidrogas, fue detenido por la Policía Federal de Brasil por el secuestro de una menor. En su vivienda hallaron armas y dinero, por lo que fue procesado por lavado de activos y por pertenecer a un grupo criminal.
Esa información –que en parte estaba en los archivos de la policía antidrogas peruana (Dirandro) y de la policía brasileña y colombiana– no fue advertida por quienes reclutaron y formaron a Elmer Gamarra Briceño como policía antidrogas.
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Período de actividad
Pese a los antecedentes de sus familiares, el comando policial dispuso el 2018 que el suboficial Gamarra fuera destacado a la Depotad de Tingo María, la misma unidad antidrogas que años antes había destruido laboratorios e incautado droga que supuestamente pertenecía a su padre y tíos.
Entre el 2018 y 2019, Gamarra estuvo principalmente abocado a las operaciones de interdicción y destrucción de laboratorios. Durante el día participaba en los entrenamientos tácticos y físicos a la espera de que sus superiores decidieran sobre los objetivos a cumplir.
En el 2020, en plena pandemia del COVID-19, Gamarra logró que el área de personal de la PNP lo transfiera a la División de Maniobras contra el Tráfico Ilícito de Drogas de Loreto. Se instaló en la base antidrogas de Caballococha, lugar donde sus tíos vivían.
Luego de algunos meses de trabajar en las áreas de operaciones e inteligencia de la base de Caballococha fue a Iquitos y entregó su carnet de identificación policial (CIP). Jhonny Aguinaga Muñoz, otro agente antidrogas egresado de la promoción “Los Centinelas de la Ley”, tomó la misma decisión. Desde ese momento, la policía no sabría nada más del paradero de ambos agentes antinarcóticos hasta que meses después sus nombres aparecieron vinculados a una matanza cerca de la frontera con Colombia.
Drogas y asesinatos
Según numerosos testigos, el 5 mayo del 2021 los colombianos Jhojan Rosero Gómez y su padre Gustavo Rosero Pérez, así como un peruano conocido como ‘Añuje’, fueron a un fundo cercano a la comunidad Yagua El Sol, donde funcionaba un laboratorio de droga.
Los dos colombianos acababan de vender el fundo y llegaron al lugar para cobrar el pago pendiente a sus nuevos dueños. De acuerdo con el testimonio de la colombiana Deysi Daniela Ramos, conviviente de Jhojan Rosero, los nuevos propietarios eran Elmer Gamarra Briceño, a quien conocían como ‘Patón’, y su socio Jhonny Aguinaga. Ambos estaban acompañados de 12 sujetos.
En plena conversación, Gamarra le disparó dos veces a Jhojan Rosero. Lo hizo en presencia de su esposa y otras tres personas. Gustavo Rosero y ‘Añuje’ fueron asesinados por otro grupo. Los cuerpos de las tres personas luego fueron reunidos y quemados. Los restos fueron enterrados en una fosa.
Deysi Daniela Ramos fue llevada contra su voluntad a un hotel de propiedad de la familia de Elmer Gamarra en Tabatinga (Brasil), según su relato. Días después, ella logró escapar y presentar una denuncia por agresión sexual y como testigo de un triple homicidio. Después, Gamarra y otras dos personas fueron detenidas por la policía brasileña y recluidas en una cárcel. Una denuncia de esta mujer también fue presentada en el puesto policial de Santa Rosa de Yavarí (Perú).
El exagente Gamarra luego fue liberado. Se le perdió el rastro hasta que él y Aguinaga salieron a Bolivia en setiembre del 2022. Regresaron al Perú días después, pero por la frontera con Brasil.
Actualmente, ninguno de los exsuboficiales de la policía tiene orden de captura.
El oficial de inteligencia de la Dirandro PNP, Miguel Palma, señaló que la familia del exsuboficial Gamarra es un clan del narcotráfico que opera en el Trapecio Amazónico como parte de una organización denominada ‘Los Tacos’. “[...] La zona es de producción de cocaína. Hay alta incidencia de delitos vinculados al tráfico de drogas. Entonces, el suboficial, si hizo abandono de destino, debe ser por alguna razón que lo va a vincular con el tráfico de drogas. [...] Era familiar de conocidos traficantes de la zona”, sostuvo.
Consultado sobre si fallaron los filtros cuando fue reclutado o si Gamarra habría filtrado información, dijo: “Desconozco lo que pasó en el proceso de admisión. Con la información que tenemos y de la policía brasileña se concluye que este suboficial llegó a la zona [Caballococha] y entró en contacto con su familia”.
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