"Urresti es un personaje peligroso y de los más repelentes"
"Urresti es un personaje peligroso y de los más repelentes"
Mariella Balbi

Le hizo una promesa a su padre, Mario Vargas Llosa, de que no hablaría sobre el Perú durante un año. Sus críticas a este gobierno son fuertes, pero aún se considera garante aunque vigilante y contestatario que solo valora del gobierno que aún respete la hoja de ruta. El ministro Urresti le parece un personaje repelente y muy peligroso que debería salir. 

Terminó su cura de silencio de un año. ¿Se siente libre?
Me siento más libre y bien [ríe].

¿Qué evaluación hace del gobierno?
Es un gobierno muy mediocre con signos de descomposición que honra lo fundamental de la hoja de ruta. Eso hay que agradecerlo. Últimamente está perdiendo el sentido de las formas con la oposición por este personaje que ocupa un cargo demasiado importante para su nivel…

¿Quién?
El ministro del Interior.

¿Se están perdiendo los modales democráticos?
Hay libertad de expresión y un marco democrático. Sí tenemos un deterioro de las instituciones. Con la cercanía de las elecciones, personajes importantes del gobierno, probablemente sustentados por el presidente, empujan el enfrentamiento con la oposición sobre el fortalecimiento de las instituciones. Eso no es bueno para nadie.

Tenemos una fuerte corrupción, prensa chicha financiada, reglajes. ¿No le recuerda al fujimontesinismo? El presidente y sus representantes hablan de políticos tradicionales…
Vemos cierta nostalgia de épocas donde se actuaba sin demasiado freno o límite. En períodos democráticos tuvimos  personajes con más poder de lo saludable, pienso en Agustín Mantilla, Esparza Zañartu, Urresti. 

¿Dónde visualiza la mediocridad del gobierno?
En el tema económico, es evidente. Recibió un país con 8% de crecimiento y entrega un país creciendo a 2%, obviamente el gobierno ha contribuido a esa desaceleración. Hay un factor internacional importante. Pero en el 2014 el Perú está décimo en crecimiento en América Latina. Adelante están Colombia, Bolivia, Uruguay, Panamá, Costa Rica, Honduras y otros. No es culpa del contexto internacional que Colombia –que depende del precio de los minerales– crezca más que el Perú. Algo hacen bien ellos y nosotros no. Otra razón de la mediocridad de este gobierno es su bancada parlamentaria. Una de las bancadas más deplorables desde que recuperamos la democracia. Finalmente el régimen vive demasiado paranoico con la oposición, dedicando demasiado tiempo a la confrontación. Hay desconfianza hacia el gobierno, esto solo produce más desconfianza y se refleja en la inversión, el 2014 cayó 3%. Es preocupante.

¿Por qué tanto descuido de la economía, por la reelección conyugal?
Fue un gravísimo error. No entendieron que se actúa frente a adversarios y frente a la percepción que se tiene uno. Si esta era negativa, de sospecha, y alimentas eso, creando la sensación generalizada de que quieres quedarte en el poder por la vía conyugal, es inevitable que tenga efectos políticos, económicos. Y un adversario, como Alan García, lo aprovechará. Se lo dijimos públicamente quienes votamos por ellos y los habíamos defendido. Se supone que éramos amigos, pero no les importó. Quizá estaban con la tentación de poder encontrar un resquicio legal para esa reelección indirecta. 

¿Se arrepiente de haber votado por Humala?
No, porque tenemos democracia. Sí es una decepción fuerte porque es un gobierno enormemente mediocre, no se puede negar.

Alan García dijo que es un quinquenio perdido.
Es un quinquenio muy mediocre. Pero si partimos de la gran transformación, no se perdió el quinquenio a pesar de la mediocridad que ha sido.

¿Influyó la participación de la primera dama en el gobierno? 
No lograron encontrar el rol ideal para ella, no iba a ser uno tradicional, tenía una vocación política…

¿Eliane Karp y Pilar Nores no fueron tradicionales o sí?
No. Pero el presidente Humala le cedió casi todo el espacio político. Se concentró en carteras como Defensa e Interior y le dejó prácticamente el manejo político del Estado. Los primeros ministros, el Gabinete, tuvieron que soportar una interferencia constante. Se creó la percepción de que una persona no elegida tenía un rol inmoderado, desproporcionado y en cierta forma riesgoso porque si era candidata se ponía en peligro la propia democracia. Eso perjudicó mucho al gobierno. El presidente, que desconfiaba de todos, se aferraba a ella. Solo confiaba en ella.

La corrupción es fuerte. ¿Qué balance de lo ético en este gobierno?
Hay una podredumbre evidente en el gobierno. Al finalizar el período conoceremos las dimensiones exactas. Sin duda, en el mejor de los casos, hubo tolerancia en las altas esferas del gobierno para prácticas reñidas con la ética. Una serie de personajillos vinculados al mundo de la gran transformación terminaron teniendo cabida, contratos con el Estado, protección policial. Hay un deterioro del clima ético muy pronunciado.

¿Qué le sorprende más, el caso Orellana, López Meneses o Belaunde Lossio?
Son los ‘heraldos negros’ de la gran transformación. Anuncian que no se fueron, que están presentes. El aparato del Estado facilitó su accionar para hacer negocios. Solo pudieron hacerlo por sus conexiones políticas. ¿Hasta dónde alcanza la responsabilidad de que Belaunde Lossio traficara con el Estado? ¿Por qué tuvo poder? Hay responsables en el Estado que hicieron eso posible.

La pareja presidencial es amiga de Belaunde Lossio. ¿Lo protegieron?
No tenemos evidencia de esto. Indudablemente, la relación con ellos le facilitó el acceso político para hacer negocios. Nadie en el gobierno, ni siquiera la pareja presidencial se encargó de cortar esto. Nadie cortó esa amarra, ese cordón umbilical que venía de la gran transformación.

¿Hubo omisión de la pareja presidencial?
Sí. O por lo menos mucha negligencia.

¿Que no encontraran a Belaunde Lossio implica una protección gubernamental?
Un área del gobierno lo protegió, facilitando su salida y demorando la investigación. Difícil saber hasta qué nivel gubernamental llegó este beneplácito. Es claro que en los más altos niveles no hubo la contundencia, ni en público ni en privado, para cortar con esto mucho antes.

¿Y el presidente no sabía? Belaunde Lossio tenía gran poder…
Para quienes estaban en el poder era evidente que tenía mucho acceso. El gran error de Palacio fue no cerrarle esta llegada. Hubo mucha negligencia. Es clarísimo que la reacción de Palacio fue tardía.

¿Por qué Palacio lo toleró cuatro años?
Es una buena pregunta. No lo sé. Se investigará.

El ministro Urresti dijo estar obsesionado con capturar a Belaunde Lossio.
Uno de los grandes errores políticos del presidente fue nombrar a alguien con antecedentes de violación de derechos humanos nada menos que ministro del Interior. Él maneja 90 mil policías y un servicio de inteligencia propio. Más allá del arlequín o la figura bufonesca en que se convierte, es un  peligro que tenga el control del aparato policial durante el proceso electoral del 2016, salvo que salga. Es un personaje muy peligroso y de los más repelentes que tiene el Perú de hoy.

Lo avala el presidente. 
No entiendo por qué el presidente y la primera dama le han dado su confianza y no perciben que a través de Urresti, transmiten lo peor de la política peruana.

Insisto, tiene el respaldo presidencial…
Es un grave error. Más temprano que tarde eso se volverá contra ellos. Es una persona que ni intelectual, ni éticamente, ni moralmente está a la altura del cargo. Ollanta debería sacarlo.

Urresti es un operador político junto con Pedro Cateriano, usan el Twitter…
Cateriano no desborda ciertos límites. Polemiza con la ferocidad de un parlamentario, el ministro del Interior supera lo tolerable…

Es ministro de Defensa
Lo sé. Preferiría que el presidente lo colocara en un cargo distinto. Es peligroso mezclar lo militar con lo político.

El presidente es ofensivo también. Dijo cloaca al fujimorismo, mamarracho a la comisión López Meneses. 
Como le dije: Los ‘heraldos negros’ de la gran transformación se quieren colar en la hoja de ruta y el presidente por momentos pierde la calma, la serenidad. Deja un poco su rol de estadista. Eso lo degrada, no debería expresarse así, menos en un proceso electoral. Se expone a que la figura presidencial sea manoseada más de la cuenta.

El gobierno afirma que responden a la oposición.
La oposición no puede ser acusada de exceso. Su pecado es la timidez. Es una oposición inhibida, medio castrada. No tiene contundencia. Debería estar organizando mítines, acciones conjuntas por el bajo crecimiento, por el comportamiento de Urresti. O advertir de los riesgos de que se ensucie el proceso electoral. No es una oposición contundente. Este año creceremos 3% y no 5% como dice el gobierno. Y surgirá el populismo. Para incorporar a los jóvenes al trabajo se requiere crecer mínimo 5%. Con bajo crecimiento, tienes una juventud ganable para la causa populista.

La ley del empleo juvenil, la ‘ley pulpín’…
El bajo crecimiento crea un ambiente de disconformidad social y hace que en la oposición se escuchen argumentos populistas. Fue un gran error del gobierno no hacer una gran reforma laboral al inicio, tampoco una del Estado. La ‘ley pulpín’ es tardía, cuando ya no tiene credibilidad ni liderazgo. Pero tiene un buen sentido. Aunque no tienen capacidad política para sacarla adelante. Puede suceder lo mismo que la ley de AFP.

¿El reglaje a la oposición qué indica?
Hay suficientes indicios para temer que ello está ocurriendo y que no son inventos de la oposición. Ya sucedió antes, con este ministro del Interior es factible cualquier cosa.

¿El presidente es ajeno?
Si hay reglaje, es obvio que el presidente debe saber. La oposición –que no es desestabilizadora– debería movilizarse y denunciar esto en instancias internacionales.