La vida después del poder presidencial [INFORME]
La vida después del poder presidencial [INFORME]
Alejandro Cavero Alva

¿A qué puede dedicarse un ex presidente después de abandonar Palacio de Gobierno? La pregunta podría estar dando vueltas en la cabeza de durante las últimas semanas, quizá meses.

Leopoldo Calvo Sotelo, ex jefe del Gobierno Español, era un incrédulo de la nostalgia: para él era falso que un político se enferme de melancolía cuando se siente huérfano de poder. El fallecido marqués sostenía que el retiro es más bien un alivio.

Pero siembre hay quienes sienten un vacío lejos de agendas cargadas de reuniones y, qué duda cabe, de los aduladores de turno.

—Belaunde, el nadador—
Fernando Belaunde dejó la Casa de Pizarro por primera vez en 1968. No fue por su propia voluntad, sino obligado por un golpe militar. Estuvo 10 años en el exilio.

En esa década, relata su sobrino y congresista Víctor Andrés García Belaunde, el ex mandatario se dedicó a enseñar, escribir y dar conferencias. “Llegando al aeropuerto de Nueva York, el rector de Harvard lo escuchó hablar y le ofreció una cátedra”.

Tras su segundo gobierno, Belaunde continuó con sus conferencias y colaboró como columnista de algunos diarios, entre ellos El Comercio. “Lo vi una vez en la calle lustrándose los zapatos como cualquier otro ciudadano. Incluso iba él mismo a hacer las compras”, acota García Belaunde.

“Cuando estaba bajando las gradas de Palacio, volvió su mirada y me dijo: ‘A este Palacio no regreso más’”, recuerda el acciopopulista.

El Nobel Mario Vargas Llosa cuenta en “El pez en el agua” que el fundador de Acción Popular  fue “uno de los contados presidentes en nuestra historia que salió de Palacio más pobre de lo que entró”. Belaunde también cultivó el deporte: solía ir a nadar y a jugar frontón al club Regatas, que luego lo reconoció como socio honorario.

—Lo demás es ilusión—
Hay dos episodios anecdóticos del hoy encarcelado ex presidente Alberto Fujimori fuera de Palacio. El primero ocurrió en Japón. Tras renunciar a la presidencia a través de una carta en el 2000, Fujimori tuvo días acelerados en el país asiático, acaso para curarse de la abstinencia de poder: entabló una relación amorosa, protagonizó un documental para la cadena HBO y participó en programas de farándula. Finalmente tentó un espacio en el Senado de ese país, pero no tuvo éxito.

Seis años después, Fujimori viajó a Chile, país en el que fue detenido y desde el que luego fue extraditado al Perú. La vida del ingeniero de 78 años no ha estado lejana de la polémica ni siquiera en prisión: lo acusan de tener una celda dorada y hasta de controlar parte de Fuerza Popular –partido que lidera su hija Keiko– desde el encierro. En la vida de Fujimori, todo es ilusión salvo la política.

—Y volver, volver—
Alejandro Toledo es quizá el ex presidente que mejor ha reorientado su carrera después de entregar las llaves de Palacio. El líder de la chacana ha ejercido la docencia en la Universidad de Stanford y fundó el Centro Global para el Desarrollo y la Democracia, desde el que impulsa la lucha contra la pobreza en América Latina. También dicta conferencias en diversos países del mundo y escribe sobre economía y política.

“El mismo 28 de julio del 2006 nos fuimos con Toledo y un grupo de amigos a mi casa para ver el mensaje del presidente [Alan] García. Acabado este, empezamos a planear nuestro regreso el 2011”, rememora Marcial Ayaipoma, amigo personal y cercano colaborador del ex mandatario.

Toledo cayó en la tentación del poder y postuló sin éxito a la presidencia en el 2011 después de ser favorito durante varios meses. El descalabro llegó en las últimas elecciones: el ex mandatario obtuvo apenas 1,3% de los votos, su partido perdió la inscripción y sus otrora fieles colaboradores tomaron otros rumbos. Pese a todo, Toledo ya empezó a mirar al 2021.

—García, el escritor—
Cuando dejó Palacio en 1990, Alan García se convirtió en senador vitalicio hasta el autogolpe perpetrado por Fujimori en 1992. Después se refugió en París hasta el año 2001. En ese lapso fue investigado en diversas ocasiones. Con el tiempo, el líder aprista retornó al Perú para postular una vez más. Alejandro Toledo lo venció en el 2001, pero cinco años más tarde derrotó a Ollanta Humala y volvió a sentarse en el  sillón de Pizarro.

Después de su segundo mandato, asumió la conducción del Instituto de Gobierno y Gestión Pública de la Universidad de San Martín de Porres. Aunque ha dejado la conducción del Apra, es difícil pensar que el dos veces ex presidente se jubilará de la política.

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