Anatomía de un pedante

Mira: Caso ‘Richard Swing’: Máximo San Román y seis funcionarios de Cultura serán interrogados esta semana

Pensé en el libro al ver la presentación de Richard Swing en la Comisión de Fiscalización del Congreso la semana pasada; un instante que nos muestra mucho sobre nuestra situación institucional actual. ¿La cuarentena me ha golpeado de tal forma que pretendo ver un evento destacable donde en realidad hubo una comedia? Descuide, como usted también vi un episodio penoso. Pero creo que esa comedia nos restriega una parte fea de lo que somos. Un instante que conviene analizar, digerir, pensando en lo que vendrá.

Nos muestra a un Ejecutivo que a pesar de todas las promesas del año 2000, sigue siendo una coladera de intereses políticos y económicos. En este caso, se pudo contratar como consultor a una persona sin las credenciales profesionales, básicamente por sus vínculos con una campaña electoral. Fueron 175.400 soles por servicios tan innecesarios como mal hechos.

Piénselo. Si no las ha visto, mire las presentaciones realizadas. ¿Qué grado de impunidad puede llevar a poner frente a cientos de burócratas al personaje en cuestión? ¿No era evidente que el asunto explotaría? Y en el Ministerio de Cultura, para colmo. La broma se cuenta sola.

Me dirán que hay áreas del Estado que ya cambiaron, que algo así no sería posible en otros sectores, pero es poco consuelo. Más bien, lo que uno piensa es que si esto pasó, cuánta mala consultoría aparentemente más seria pasará bajo el radar. Confirma, además, que el Ejecutivo, de por sí débil y con problemas de gestión histórica, ha perdido peso en este lustro.

El segundo dato relevante del instante Swing es el escenario: el Congreso de la República. Ya conocemos la debilidad y politización de las comisiones del Congreso, más allá de que los hechos investigados como en este caso puedan ser relevantes. Pero temo no equivocarme al decir que la del otro día fue la sesión más improvisada que he visto en mucho tiempo. Más evidencia de degradación institucional.

El poco interés que tuvo la elección del año pasado, así como la impunidad que brinda la pandemia, han dado lugar a este Congreso. La buena noticia es que durará poco. La mala es que muchas de las condiciones para la elección de uno nuevo parecido o peor siguen allí, sumando además las nuevas dificultades logísticas por la enfermedad.

El reto es revertir en el 2021 estas tendencias. Ojalá pensar reformas que enfrenten lo que desnudó la crisis, o cuando menos detener el retroceso. Sin embargo, los candidatos presidenciales siguen mostrando más tendencia a la fragmentación que a realizar alianzas que ayudarían a tener más orden y capacidad política frente a lo que viene. No le hablan al país sobre un camino al futuro y cómo lograrlo, tal vez temiendo quemarse antes de tiempo. Mientras tanto, ese vacío se llena con escenas de desesperanza como la reseñada.

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