Tras consultas con propios y ajenos, Manuel Merino fichó de primer ministro a Ántero Flores-Aráoz. He aquí un perfil que le hicimos en su última campaña. (Foto: Presidencia)
Tras consultas con propios y ajenos, Manuel Merino fichó de primer ministro a Ántero Flores-Aráoz. He aquí un perfil que le hicimos en su última campaña. (Foto: Presidencia)
Fernando Vivas

En el último tramo antes del bicentenario, nos cayó la quincha. Además de la pandemia y su hecatombe de muertos y empobrecidos; el Congreso que se presumía fragmentado unió fuerzas para dar vacar a y agravó la crisis. El primer reto del presidente Merino, para aplacar las protestas y amenguar en algo la incertidumbre y el vacío de poder, ha sido designar a un primer ministro. estuvo disponible en una ocasión en la que fue sondeado por los ppkausas en el 2017; y estaba disponible el lunes –según nuestras fuentes- desde la mañana. Sin embargo, tras descartes, vetos y temores superados, recién lo llamó al final del día para proponerle ser su principal socio político en esta aventura de pronóstico reservado.

, ya estaba retirado de la política partidaria tras enterrar a su partido ORDEN, en las elecciones del 2016. Pudo acogerse al salvavidas, extendido esa vez a todos los pequeños, para retirar su candidatura y mantener la inscripción; pero él prefirió un final más romántico. Pero ese gesto poético (y práctico), no define su personalidad, más bien cunda y dicharachero, como nos lo demostró en un perfil que hicimos durante su campaña para el 2016.

Mira: Ántero Flores-Aráoz fue convocado para ser primer ministro.

En los últimos años, salvo esas consultas frustradas para ser ministro o primero ministro de PPK; mantuvo su labor de abogado, en su bufete en el límite de San Isidro y San Borja. Valga destacar que su estudio, a través de su abogado asociado Luis Alfonso Morey, ha estado involucrado en la defensa deante la , tema sensible sobre el que le tocará hacer algunos de los deslindes que tiene pendientes, mientras se aboca a ejecutar, con Merino, decisiones urgentísimas de gobierno.

Publicamos, a continuación, el perfil que le hicimos el 15 de noviembre del 2015, en el arranque de la campaña hacia las elecciones del 2016, en el que se muestra tan asertivo como divertido y políticamente incorrecto. Entonces tenía 73 años (nació en Lima el 28 de febrero de 1942; hoy tiene 78).

Ántero y los otros

Antes de prender la grabadora, le pregunto por la salud y los trajines de campaña –73 no es poca cosa– y me asegura que está ‘agilito’. Se pone las manos a la cintura y camina con pasitos cortos arrastrando los zapatos. ¡Ya caigo, está remedando a PPK! “Yo levanto los pies”, me dice, con la misma risueña asertividad con la que más adelante hablaremos de seguridad, ‘permisología’ y Orden.

Si esto fuera un concurso y no una carrera electoral, Ántero Flores-Aráoz Esparza podría ganar el premio de Míster Simpatía. Amo y señor del criollismo en campaña, liberal en lo económico pero conservador en esas cosas de la vida de las que antes no se hablaba y hoy nos dividen: unión civil y aborto en casos de violación. Me dice sin tapujos “no” a ambos, pero la decisión se la deja al Congreso. Igual es un placer discrepar con tanta claridad y conciliar en la anticoncepción oral de emergencia: “Me inclino a que esto de la píldora del día siguiente es mejor que un embarazo inconveniente. No soy fanático, soy respetuoso de la libertad ajena y quiero que respeten la mía”.

‘Libertad’ es la palabra que más pronuncia, más que Orden, el nombre de su partido. No se le ocurrió a él: “Hicimos varios focus group, y salió esa palabra en todo el país. Lo que la gente quiere es orden porque cada uno hace lo que le da la gana y no se cumplen las normas. Que muchas son exageradas y tenemos exceso regulatorio también es verdad”. O sea, orden con ‘permisología’. ¿Hemos ido para atrás en este gobierno?: “Claro, la semana pasada han aprobado una ley para que los directores de una empresa vayan cada año a un notario para que les legalicen la firma porque sino el Registro Público no puede inscribir el nombramiento. ¡Dios nos libre¡”.

Cuando Ántero se sulfata

Ya está en el punto en que lo quería. Liberal maduro a punto de sulfatarse por las contramarchas de la nación y sin perder la coherencia. ¿A veces te provoca decir barbaridades? “Sí, y te juro que me muerdo la lengua”. Una vez dijiste, respecto al TLC con EE.UU., que se iba a “consultar a las llamas”. “Me tergiversaron. Hablaban de referéndum, pero la Constitución lo prohíbe, entonces dije, quieren consultar ‘a las llamas, a las piedras’”. Se te pasó que podía interpretarse como algo racista. “No fue un dicho racista, fue un descuido”. Cuando le dices a Verónika Mendoza que es guapa, ¿no estás subestimando sus capacidades intelectuales? “No, porque esas cualidades no las conozco, no sé cuáles son sus propuestas. Me referí a las fotos que he visto y a sus salidas en televisión. En lo único que me equivoqué es en decir que es guapa, porque es guapísima”. Lo miro con una sonrisa que mi feminismo no puede reprimir y le pregunto, ¿reivindicas tu derecho a la incorrección política? Pronuncia “sí” con un suspiro que le sale del diafragma y no se va por la tangente.

Por supuesto, el ex dirigente nacional del PPC, excongresista, expresidente del Congreso y exministro de Defensa de Alan García no se reduce a ese perfil pícnico y cunda. Es un político de esgrima, rollo y bandera. Miren esta transición de temas: Ántero, una vez viste a una mujer muy guapa (la vedette Leysi Suárez) sentada sobre una bandera peruana y pudo más tu patriotismo que tu deleite ante la belleza femenina. ¡La denunciaste penalmente!: “Mi deleite sigue, pero mi patriotismo es más grande. Es un delito. Está en el Código Penal y si no la denunciaba era pasible del delito de omisión de denuncia [era ministro de Defensa]. Salí del ministerio y ya no sé qué fue de la denuncia”. ¿O querías una reunión de conciliación con la dama? “Hubo una y con las puertas abiertas y con varias personas presentes. [...] En las FF.AA. se venera a los símbolos patrios, se tiene muy presente lo que hizo Alfonso Ugarte que por defender la bandera se inmoló”. Sí, pues, no era Lady Godiva, era una vedette oportunista, para decirlo con elegancia.

¡Sí es liberal!

El PPC perdió un buen cuadro y Ántero ganó un pequeño partido propio. ¿Extrañas al PPC? “Sí, le tengo mucho cariño. Fueron 22 años. Yo no salí por una decisión del PPC, sino porque fui maltratado por un grupo de gente que me acusó de infraterno simplemente por discrepar. Y si en algo creo es en la democracia y en la libertad de expresarse. Es un principio general de los partidos: libertad absoluta antes de tomar la decisión; luego de ella, unidad”. Ese grupo era el entorno de Lourdes Flores, todos los que seguimos la política lo sabemos. ¿Comulgas con ella? “No”. Pero sí con Alan García. “He comulgado con él. He sido ministro de Defensa de él. El Ministerio Público bajó las acusaciones, el PJ sobreseyó el expediente, el pueblo lo eligió. ¿Cuál es el problema?”. Así como oigo el recuento de sus sobreseimientos, te he oído el recuento de sus denuncias. “Yo me ratifico en todo lo que se señaló en ese momento, pero después vino todo lo que te digo”. ¿Ves con simpatía su candidatura? “Veo con simpatía todas las candidaturas [...] Y te cuento que la mayoría de los que somos candidatos tenemos una relación amical. A PPK le dije en broma, ‘si vamos juntos nos echan naftalina’”.

De acuerdo a la autobiografía pepecista de Ántero, el partido perdió la inscripción en 1995, cuando Lourdes se inhibió de candidatear, en beneficio del frente que encabezó Javier Pérez de Cuéllar. En el 2001, el PPC estaba inhabilitado para presentar lista y se planteó una alianza con Toledo. Él tomó el último puesto de la lista, el 120, e ingresó. Fue un caso extremo de voto preferencial.

En el 2003 tentó la presidencia del Congreso y perdió ante Henry Pease. En el 2004 sí ganó. “Era un momento muy difícil, había el intento de hacer la interrupción del gobierno de Toledo. Había ganas en algunos parlamentarios de declararlo inhábil para la presidencia. Conmigo a la cabeza y un grupo dijimos que eso no era posible y no estaba bien”. ¿No era posible o no era bueno hacerlo? “Era posible, sí. No era conveniente. Y era bastante imposible Perú Posible en ese momento”.

El candidato del rubro Otros en la encuesta de hoy me enumera sus lemas de impacto: cadena perpetua (“pena de muerte, no; soy pro vida”) a asesinos y violadores, inhabilitación eterna para corruptos, fin de la inmunidad parlamentaria. Le digo que son efectistas, pero me saca otro ideario, más responsable de economía social de mercado: “En el tema económico lo tenemos bien claro: hay una cadena bien larga, lo que se necesita es elevar niveles de vida, para eso necesitas que haya trabajo y para que haya trabajo necesitas inversión y para que haya inversión necesitas orden, PJ independiente, predictibilidad tributaria, seguridad”. O sea, el bendito orden de su sigla, pero con su toque de ‘permisología’.

Gato al fin

Ántero bate a los demás y, en ‘fair play’, se bate a sí mismo. Un gato gordo de metal en medio de su colección de arte me permite entrarle a la chapa. ¿Por qué en el reggaetón que cantas te pusiste gato fiero y no gordo? “No fue idea mía. Hace tiempo me dicen Garfield y gato gordo, pero el programa de Beto Ortiz me dio el texto con ‘gato fiero’, me pareció gracioso, lo ‘testeé’ y lo hice”. Ni fiero ni gordo, Ántero es templado cuando habla de los hitos de debate y de sus rivales lejanos en la cabeza del ránking: “Su preparación es guerra. No están en capacidad de hacer lo que se les estaría pidiendo” [sobre militares para combatir a delincuentes]. “Yo hubiera oído a Petro-Perú; si te dice que no está en capacidad, es irresponsable dárselo” [sobre el lote 192]. Hago un intento para preguntarle por la posibilidad de que se alíe a otro candidato y evite desangrarse en el rincón de los Otros, pero responde como la testarudez de candidato obliga: " Los que quieran aliarse con nosotros, con los brazos abiertos. Juntarnos a otros para ser cola de león, no. Nos ha costado sangre, sudor y lágrimas".

No quiere pecar de cacaseno, tetudo, tetelemeque, ni otro de esos términos en desuso que pronuncia con unas ganas que llenan de nostalgia. Le pido que contribuya a la campaña soltando peruanismos de viejo cuño. Desde la mucha experiencia política y la poca intención de voto, se queja de lo que considera inequidades electorales: “Este culto a la personalidad de hacer partido con iniciales de tu apellido [PPK] o poner tu foto en los paneles de las universidades [Acuña]”. Pero Ántero es sufrido para el comicio y quiere seguir en la carrera aunque en la tabla de resumen no tenga su propio casillero. Le deseo suerte y me despide con risas. “La necesito y, si eres creyente, haz horas extras en tus oraciones”.

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