Perú después de Australia: ¿Qué viene después para la Blanquirroja?
Perú después de Australia: ¿Qué viene después para la Blanquirroja?
José Carlos Requena

Hoy Perú termina su participación en el Mundial de Rusia. A diferencia de sus últimas dos participaciones, lo hace con un partido de trámite. Aunque el nivel futbolístico ha mostrado grandes progresos, los resultados son menos auspiciosos que los alcanzados en los menos poblados Argentina 1978 –se pasó a la segunda ronda– y España 1982 –se llegó a la tercera fecha con posibilidades de continuar (16 y 24 participantes, respectivamente)–.

Es importante no perder de vista esta realidad para sacar enseñanzas de la derrota, que –por el peso del fútbol en la vida cotidiana peruana– trascienden el ámbito deportivo.

La euforia nacional ha sido acicateada por una hinchada que hace que Perú parezca local en cualquier plaza. Ante ella, es fácil sucumbir a la complacencia y el halago insistente y grandilocuente.

Felizmente, quienes lideran este proceso no parecen dispuestos a continuar la insana tradición de crear estrellas donde hay prospectos en formación. El director deportivo de la FPF, Juan Carlos Oblitas, lo tiene claro.

Ante la pregunta sobre la posibilidad de hacer un homenaje a los seleccionados, Oblitas responde con una negativa rotunda y agrega: “El objetivo era pasar a octavos y esperar rival y tras caer no habrá homenaje en nuestro regreso. Nosotros tenemos que acostumbrarnos a festejar la victoria y no la derrota, sino volveríamos al pasado. Hay que aprender a festejar victorias”.

Es el mismo Oblitas que, siendo técnico de la selección en los años 90, recomendó a los periodistas deportivos leer el libro de Efraín Trelles “Una vez una copa”, que revisa la imagen “glorificada” del pasado futbolístico peruano en las dos únicas ocasiones en que Perú ganó la Copa América (1939 y 1975).

Es la actitud que debiera primar tras la participación mundialista: un realista optimismo que invita a no bajar los brazos.

Las páginas de El Comercio han servido por estos días para que usurpadores columnistas dediquen líneas al fútbol. Elda Cantú, por ejemplo, luego de reseñar diversos estudios sobre el fútbol y su impacto, invita a revisar el potente capital social que deja este Mundial (22/6/18).

¿Qué enseñanzas puede sacar la política peruana del viaje futbolístico a Rusia?

Primero: al igual que en el caso de la élite futbolística mundial, Perú aún se encuentra lejos de su símil gubernamental (la OCDE). Sin duda, estamos lejos de la autocracia populista de los años 90 y del caos de los 80. Pero falta aún mayor esfuerzo y claridad para llegar a niveles del Primer Mundo.

Segundo: es posible la unión de una comunidad (la hinchada) tras un objetivo común (alentar al equipo). ¿Por qué no aspirar a algo similar teniendo como eje, por ejemplo, la celebración del bicentenario?

Tercero: las derrotas pueden servir para plantear objetivos más ambiciosos, al mismo tiempo que se notan las fortalezas de todo lo andado. La actualidad política puede estimular el pesimismo, mientras la recuperación económica alienta la esperanza.
Las derrotas duelen. Pero también enseñan.

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