En la contraloría, no solo Edgar Alarcón compró y vendió vehículos.
En la contraloría, no solo Edgar Alarcón compró y vendió vehículos.
Karem Barboza Quiroz

El contralor general de la República, , no es el único en la institución que decidió dedicarse a la compra y venta de autos. La pasión por los ‘fierros’ también la comparte un funcionario de su entorno.

Se trata de Paco Aníbal Toledo Yallico, actual gerente de Apoyo a la Gestión Pública de la contraloría y asesor de Alarcón, funcionario de la entidad desde hace 18 años, quien también ha realizado varias compras y ventas de vehículos.

Entre el 2006 y el 2014, el funcionario compró y vendió ocho vehículos, entre camionetas y autos. Según la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos (Sunarp), todos ellos se pagaron al contado, aunque Toledo Yallico dijo a El Comercio que algunas unidades fueron adquiridas a crédito a través de Scotiabank.

—Las adquisiciones—

De acuerdo con los registros de la Sunarp, las primeras compras que realizó Toledo Yallico datan del 2006.

Ese año adquirió una camioneta Gran Cherokee Laredo del 2001, por la que pagó US$17.000 a una persona natural. Luego vendió el vehículo.

La compra la hizo en conjunto con Ana Patricia Álvarez Giraldo, otra trabajadora con varios años en la contraloría, quien también es su cónyuge.

Ese mismo año, según la Sunarp, se registra a su nombre el vehículo de placa D9F096, valorizado en US$3.000, que también fue vendido.
En el 2008, realiza dos compras y ventas más, junto con Álvarez Giraldo: el vehículo de placa AIW526, cuyo valor era de US$5.000, y el auto Nissan Almera SG tipo sedán, del año 2004, por el que, según la Sunarp, se pagó US$10.500.

Dos años después, Toledo Yallico compró –él solo– el auto Mazda 3 del año, modelo Sedán. Por este pagó al contado US$23.990.

El vehículo se lo vendió en el 2014 a Álvarez Giraldo por US$14.000.
En el 2011, ambos efectúan otra compra. Una camioneta 4x4 Gran Cherokee Limited, del año 2008. Por ella, pagaron US$26.000 al contado.

En el 2014, Toledo le compra a Giraldo esa misma camioneta, por la suma de US$8 mil. Actualmente, este vehículo se encuentra en su poder, según la Sunarp.

En el 2011, en el mismo año que adquiere la Gran Cherokee, realizó un contrato privado por la compraventa de otro automóvil Mazda 2, hatchback, color blanco. Según la Sunarp, el contrato fue por US$15.110. Meses después, el vehículo fue vendido por casi la mitad de su precio.

La Sunarp también tiene en sus registros, a nombre de Toledo, otro vehículo Toyota blanco de placa GO8050, que hoy está a nombre de una tercera persona.

En respuesta, el funcionario de la contraloría negó que el fin de las compras haya sido el lucro. “¿Dónde puede haber negocio? Están registrados los ocho carros y hablamos de un período de 11 años. Está probado totalmente que no es negocio. Además, todo está bancarizado [...]. Yo cambio de carro cada cuatro o cinco años”, agregó.

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