Fernando Vivas

Cuando terminó la reunión más antipática de su gira, donde habló de más y le replicaron de más; María del Carmen Alva necesitaba relajarse. Parada en la puerta del Congreso de los Diputados de España, tuvo ganas de un almuerzo informal, una charla nimia, un vinito. Quería olvidar la discusión que se armó en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de Diputados español cuando Antón Gómez-Reino, de Unidas Podemos, bramó acusándola de meter inquina contra el gobierno de Pedro Castillo. Incluso, cuando ella le dijo, ‘ustedes son mis amigos’, este le replicó que no lo era y que se ahorrara la ligereza.