Gobierno de Martín Vizcarra empieza una nueva etapa tras la disolución del Congreso y el recambio de Gabinete. Los reflectores se centrarán en sus próximos pasos. Fotos: Rolly Reyna / GEC
Gobierno de Martín Vizcarra empieza una nueva etapa tras la disolución del Congreso y el recambio de Gabinete. Los reflectores se centrarán en sus próximos pasos. Fotos: Rolly Reyna / GEC
/ ROLLY REYNA
Jonathan Castro

Después de la tormenta vivida en los últimos días, el foco volverá a ponerse en la agenda que tomará el Ejecutivo en los próximos meses. Cuatro especialistas analizan, desde diferentes perspectivas, los retos que afrontará el presidente , junto al Gabinete encabezado por Vicente Zeballos, en esta nueva etapa del Gobierno tras la disolución del .

Las materias sobre las que versan su análisis, de acuerdo con su especialidad, son: política, economía, conflictos sociales y relaciones internacionales.

Un tema en el que todos coinciden es en la relevancia de las elecciones convocadas para enero del 2020. Ya sea porque son decisivos para la gobernabilidad hasta el fin de su gestión, o porque son una señal hacia la comunidad internacional de que no hay una intención de concentrar el poder por largo tiempo.

Eduardo Dargent, uno de los especialistas consultados, reconoce que hay un debate sobre la constitucionalidad de la medida de fondo, que no se resuelve solo con una lectura de reglamentos. Pero también señala que con el paso de los días la posición del Ejecutivo se ha ido consolidando.

La disolución del Congreso ha abierto varios frentes: los reclamos que surjan de los principales afectados, las demandas ante el Tribunal Constitucional, las exigencias de celeridad en reformas económicas ahora que no hay Legislativo que observe, las tensiones con líderes regionales que busquen protagonismo, así como el reconocimiento internacional de la legalidad de la decisión. Solo el tiempo dirá si Vizcarra está preparado.

Eduardo Dargent. Politólogo

Debe garantizar justicia en las elecciones

No hay que minimizar a los críticos del sistema. Hay un sector fujimorista que está de acuerdo con lo que están haciendo sus congresistas y van a darles un respaldo en la elección que viene. No perdamos de vista que es un período en el que estamos yendo hacia una decisión popular. Si el Ejecutivo se equivoca, probablemente no tenga bancadas de apoyo en el siguiente Congreso.

Por ese lado, su principal reto es garantizar a sus opositores justicia en la elección que viene. En el mejor de los casos, el Congreso podría ser reformista, pero también podría ser irrelevante u obstruccionista.

Vizcarra no debe meterse directamente en la elección, pero debe dejar mensajes claros sobre cuáles son sus prioridades. No tiene un partido para usar, así que lo mejor sería que alguien cercano le preste un partido para tener algo así como una bancada gobiernista. Es clave que algunos otros partidos hagan suya la idea de ser un apoyo crítico del Gobierno.

El Ejecutivo tiene graves problemas de gobierno. Puedo reconocer mucho la impronta anticorrupción, pero en términos de gestión creo que su gran guerra es demostrar que lo que siempre dijo que le afectaba –la traba del Legislativo– se acabó. El principal reto es echar a andar la gestión pública, la estabilidad macroeconómica y la profundización de reformas sociales.

Desde PPK hasta ahora, este Gobierno ha sido bastante limitado en términos de reformas administrativas, de programas sociales, mejoras en la ejecución del gasto. El reto es mostrar que puede gobernar bien.

Elmer Cuba. Economista

Debe tener candidatos propios para enero

A nivel macroeconómico, el gran reto es que la economía se acelere porque está cogiendo una economía en plena desaceleración. Si bien los datos del crecimiento hasta setiembre son muy buenos –una recuperación del PBI a un ritmo de 3,5%–, a partir de octubre se va a observar desaceleración.

Para romper eso se requieren dos cosas. A nivel del Ejecutivo, se necesita mayor inversión pública y encender la chispa de la privada. A nivel del Legislativo, el ministro Oliva puso un paquete de competitividad que requiere leyes. Como ahora no hay Congreso, es el momento de que todas esas leyes sean dadas por el Ejecutivo, con cargo a rendir cuentas en el nuevo Congreso. Pero no hay tiempo que perder, sobre todo en materia laboral y tributaria.

Hay proyectos grandes que tiene que estimular. Con esta crisis política, el presidente ha acumulado capital que puede usarlo [para sacar adelante los proyectos].

El presidente no ha mostrado ser de izquierda, es un gobierno de centro. Y consecuente con eso, tendría que dar las reformas, sin preocuparse de que el sector que lo ha apoyado ahora lo pueda criticar. Eso es gobernar.

Y, por último, para asegurarse de que no lo anulen, Vizcarra tendría que buscar tener mayoría en el Congreso. Si se va a quedar hasta julio del 2021, requiere un Legislativo favorable, tiene que tener candidatos propios en enero. Si los resultados son de centro o centroderecha, el empresariado va a responder con inversión privada.

Maritza Paredes. Especialista en conflictos PUCP

El reto más grande es que no pase nada

Es muy difícil que, de acá a las elecciones de enero, el Ejecutivo pueda hacer algo serio en contextos frágiles de conflictos. El mayor desafío para generar confianza es que la Comisión para el Desarrollo Minero Sostenible –que verá los cambios a la ley de minería– pueda trabajar con tranquilidad hacia futuro y abrir espacios de diálogo.

Pero el reto más grande es que no pase nada. Lo peor que le podría suceder a Vizcarra es que avance un conflicto en temas extractivos en cualquier parte del país, pues creo que políticamente no tiene la capacidad de resolverlo. Es la misma gente la que va a tener que resolver el conflicto en Tía María como los problemas que los excongresistas van a seguir generando. Además, los procesos electorales tienen su propia dinámica, que no es sencilla.

Si hay algo muy sensible al conflicto, son políticas de industrias extractivas que afecten el territorio. Creo que el presidente debería tener un olfato muy desarrollado sobre esto. Lo peor sería una movilización coordinada en los territorios, donde el gobierno deba mandar a la policía o las Fuerzas Armadas. En un contexto de tan poca legitimidad, su gobierno va a tornarse autoritario en una situación frágil.

De otro lado, muchos liderazgos caudillistas regionales se han fortalecido por oposición al Gobierno Central. Si Vizcarra logra sumar apoyo, y más aún confianza en las regiones, hará más difícil que esos liderazgos se nutran de una confrontación con el Gobierno.

Farid Kahhat. Internacionalista

Se deben usar los canales diplomáticos

Fuera del Perú ninguna organización internacional ha cuestionado la legitimidad del gobierno de Martín Vizcarra. Los medios daban audiencia a las dos partes en conflicto, pero en la línea editorial de ningún medio importante de habla inglesa ni española se considera que acá ha habido un golpe de Estado o algo parecido.

En término de instituciones, ninguna se ha pronunciado, salvo el secretario general de la OEA, que honestamente es favorable a la posición del Gobierno: no se pronuncia sobre el fondo [la constitucionalidad], sino pide, no demanda, que el TC se pronuncie, y cree que lo más conveniente es dejarlo a criterio de los actores internos.

No veo por qué al Gobierno le convendría hacer pública una posición en torno a una controversia que el resto de la región no pone en cuestión. Sí creo que debería dar a conocer su posición a través de canales diplomáticos.

La situación internacional es relativamente buena para el Gobierno, sobre todo en un contexto en el que tienes gobiernos como el de Donald Trump o Jair Bolsonaro, que no dejarían pasar la oportunidad de pronunciarse si creyeran que aquí hay una dictadura de izquierda.

En principio, la Carta Democrática Interamericana podría invocarse. Pero en la práctica cuando se plantean situaciones que caen en la zona de gris, la tendencia ha sido no hacer nada más allá de un pronunciamiento del tono que acabamos de ver por parte del secretario general de la OEA.