El politólogo Eduardo Dargent es director de la maestría en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). (Foto: Nancy Chappell)
El politólogo Eduardo Dargent es director de la maestría en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). (Foto: Nancy Chappell)
Paulo Rosas Chávez

El politólogo evalúa la actual situación del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski y explica cómo el indulto humanitario a Alberto Fujimori decantará en un nuevo equilibrio de fuerzas políticas, en este caso, no muy beneficioso para el mandatario.

En entrevista con El Comercio, el director de la maestría en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la PUCP también analiza sobre las posibles nuevas alianzas en la izquierda peruana.

—¿Es posible que el gobierno pueda generar esta reconciliación que mencionan por estos días?
Es el uso simplón de una palabra grande que se usa cuando tienes sociedades divididas. Lo que se quiere hacer acá es darle un uso para un acuerdo puntual que buscó sacar al presidente de un problema vinculado a la vacancia. En esas condiciones, veo casi imposible que un gobierno sin ideas reales de reconciliación pueda generar los puentes.

—¿Y una reconciliación con el fujimorismo?
Ese es un problema más sencillo. Esta es no es una sociedad dividida entre antifujimoristas y profujimoristas. A gran cantidad de la población ese tema no le afecta. Eso no pasa por una reconciliación de ese tipo, sino por un grado de sensatez política en el que los voceros del fujimorismo, que suelen ser agresivos, bajen el tono y en el que el Gobierno comience a hacer las cosas para las que fue elegido. El mandato no era pelearse con el fujimorismo.

—¿El gobierno usa el término a su manera?
Usa una palabra grande para un fin pequeñito, que fue sacarse de encima un problema con el indulto [a Alberto] Fujimori. Algún estratega creyó que con el indulto podía partir al fujimorismo, pero lo que tienes ahora son fujimoristas más molestos. No se van a partir y, en el peor de los casos, habrá una pequeña facción. Si nos ponemos hacer números, el fujimorismo pierde diez, pero el oficialismo pierde ese grupo de Alianza para el Progreso y el Nuevo Perú que puso por encima de sus diferencias la idea de que el presidente no caiga. Ese grupo probablemente nunca más lo defienda. Si quieres hacer restas y sumas, ganas diez, pero pierdes como veinticinco.

—¿Crees que el espacio de Keiko ganado en el Congreso se mantendrá mientras dure el gobierno de PPK?
Se ha demostrado que sí. Cuando sale Alberto, creí que el golpe había sido bastante fuerte. El silencio de varios voceros me hizo pensar que veríamos una recomposición. Pero lo que hemos encontrado es a una Keiko y su gente más bien decididos a mostrar que están unidos y que si tienen que perder a diez, todavía mantendrán una cantidad suficiente como para ser el principal punto de veto en el Congreso. [...] Quien fue el Maquiavelo que pensó que iban a partir el fujimorismo, en realidad les ha hecho un flaco favor.

PPK y sus dos vicepresidentes aparecen juntos en el mensaje a la nación que se dio antes de la votación del pedido de vacancia.
 (Foto: Presidencia)
PPK y sus dos vicepresidentes aparecen juntos en el mensaje a la nación que se dio antes de la votación del pedido de vacancia. (Foto: Presidencia)

—¿El indulto ha forjado una alianza entre PPK y Kenji?
Es una situación interesante, en la cual la mayor garantía para que ese indulto se mantenga es que PPK siga en el poder. Tal como se han dado las cosas, para Kenji será difícil desligarse del presidente. Pero, ¿qué les da la alianza? La evidencia muestra que ha sido bastante poco. Hubo un golpe de imagen muy fuerte, pero está la sensación de que el arreglo que pensó PPK para salvarse y conseguir un espacio en el Congreso, lo que ha generado es un gabinete de emergencia. [...] No creo que la movida haya ido más allá de salvar la cabeza de un presidente desesperado.

—Pero, ¿ya vimos todos los efectos del indulto a Fujimori?
No, vienen más. Vamos a tener temas legales. Hay el anuncio que hizo el defensor del Pueblo y vamos a ver qué dicen en [la Corte de] San José. [...] Pero más que el efecto del indulto en sí mismo, la forma en que han alineado las cosas hace que PPK sea ahora muy vulnerable. Esos votos de la izquierda que estaban partidos van a estar juntos en cualquier otro pedido de vacancia. En vez de generar una relación con los grupos que lo ayudaron en la vacancia, lo que hizo el presidente es, después de haber dicho que el fujimorismo planeaba un golpe de Estado contra todos los poderes, salvar su cabeza. Los efectos del indulto se van a seguir sintiendo.

—¿PPK solo se dedica a sobrevivir en el gobierno?
Como están las cosas, incluso eso es ser generoso. [...] Al inicio marcaba una pauta de que podía ser distinto, recogió intereses y posiciones que mostraban que en el Perú había espacio para temas como el de la violencia contra la mujer, reformismo, lucha contra la pobreza, agua [...] pero todo lo pasó por agua tibia. Cedió ante las presiones, nunca quiso construir nada propio. No está luchando por vivir, está protegiéndose y poniendo por encima sus intereses a los de su gobierno y los del país.

—¿Qué debe hacer PPK para mejorar su situación?
Tendría que haber tenido un jefe de Gabinete muy distinto a Mercedes Araoz, alguien que marque una idea de ir hasta el fondo en las investigaciones, incluido el caso de PPK. Alguien que pueda traer a ministros que estén por encima del bien o del mal, que quedan muy pocos. Alguien que no esté atado necesariamente a un grupo político sino a políticas amplias generales. Pero del lado de los grupos de oposición, tampoco vemos propuestas de gobierno.

—Hace unos días aparecieron juntos Verónika Mendoza y Gregorio Santos. De ambos lados han reconocido que hay coincidencias programáticas. ¿Hay futuro en esa posible alianza?
Me parece que sí hay coincidencias fuertes. No me parece un error de Verónika Mendoza lograr que Gregorio Santos entre a su órbita y viceversa porque, con sus grandes diferencias, sí están representando a un sector conjunto. La vez pasada, creo que Mendoza hubiese pasado a segunda vuelta si no fuera por la presencia de Santos. Eso ya te apunta algo. [...] Hay coincidencias en muchas cosas, no me parece que electoralmente sea una mala alianza. Frente a un centro inexistente y una izquierda que siempre pierde yendo dividida, aglutinarla parece un buen negocio. Mucha gente dice que va a perder el voto del centro, pero ese ya está perdido. Si en algún momento se les cruza decidir entre fujimorismo e izquierda, mucha gente de ese centro se iría a la izquierda.

Santos, quien estuvo 25 meses con prisión preventiva por acusaciones de corrupción, participó el domingo en un conversatorio en Cajamarca, en el que estuvo Mendoza.
Santos, quien estuvo 25 meses con prisión preventiva por acusaciones de corrupción, participó el domingo en un conversatorio en Cajamarca, en el que estuvo Mendoza.

—Pero Santos está acusado de corrupción.
Las acusaciones son graves, más allá de que lo metieron a la cárcel un montón de tiempo. Eso no ayuda a una candidatura para ella, si es que buscaba construir una imagen distinta. Pero como bloque electoral no me parece una mala apuesta.

—¿Santos podría reconocer que está mancillado y permitir postular a Mendoza?
Algo tradicional en la izquierda son esos maximalismos que se mezclan con pequeñas redes de apoyo que no quieren ceder. Eso lleva mucho a conflictos y peleas. Es evidente que a una izquierda no pegada con babas sino que tenga un ideario, una buena candidata y mucha gente que la apoye, le iría mejor que seguir con peleas. Hoy sería la segunda fuerza el Congreso. Pero no hay que descartar que sigan peleándose, es parte de la tradición.

—Pero, ¿quién crees que debería ser el rostro de la izquierda?
Además de considerarla una buena persona, siempre he pensado que Verónika Mendoza es una excelente candidata. Viene de Cusco, tiene carisma, habla quechua. Yo no soy de izquierda, no me siento reconocido en eso, pero creo que es un desperdicio lo que se ha hecho con ella, no solo la deslealtad sino los ataques diciendo que quería ser una caudillo. En la izquierda han debido aprovechar estos años para potenciar a su candidata, pero ha estado atrapada en estas peleas grupúsculas y le negaban apoyo como lideresa.

El fujimorismo tras el indulto

—Alberto Fujimori está indultado y la Defensoría ha dicho que ya no debería hacer política. ¿Qué le espera en el futuro inmediato?
Creo que lo que va a hacer es buscar calmar las aguas en su propio grupo para tener una coalición. Por otro lado, debe estar aterrado pensando qué decir sobre el indulto y cómo el Gobierno va a reaccionar. [...] No lo veo regresando a campañas políticas, pero sí como un actor político que está detrás de los hijos buscando asegurar su tranquilidad en lo que le quede de vida.

—¿Qué le conviene más, que sus hijos se amisten?
Yo pensé que él iba a salir a intentar ordenar la casa, porque eso le convenía a él. Ahí me equivoque. Creo que el lado organizativo fuerte de Keiko logró ser mucho más duro.[...] Lo que uno ve es que Keiko ha logrado establecer más claramente sus cartas y esa construcción partidaria le va a servir para este tipo de peleas. Hasta ahora parece que su costo más grande es diez congresistas, de repente menos si es que logra convencerlos de que es suicida para la continuidad de sus proyectos.

Keiko Fujimori y Kenji Fujimori
Keiko Fujimori y Kenji Fujimori

—El fujimorismo podría querer jugar a dos cartas en el 2021.
Keiko podría mantener su voto más duro y Kenji capturar una parte de sus votantes y a un voto no fujimorista más blando. Ese sería un escenario de pesadilla para quienes creen que ese partido no ha madurado. Pero lo que vemos en el Perú es que ante la debilidad de estos candidatos, la fluidez de estas identidades políticas y la claridad de sectores antifujimoristas, probablemente algo salga al otro lado que llegue a la segunda vuelta contra el hermano que tenga más votos. Creo que es muy prematuro decir que la segunda vuelta será Keiko contra Kenji.

—¿Qué crees que pretende hacer Kenji? ¿Fundar un fujimorismo progresista?
Kenji puede ser ‘progre’ en algunos temas, como la diversificación productiva y la unión civil. Tiene actitudes dialogantes que varios voceros del fujimorismo no tienen. Pero hace solo un año medio, en la campaña, Kenji era el radical y Keiko, la moderada. Se le veía cerca los sectores militares más vinculados a la defensa de su papá. Luego esa percepción cambia. Algunos dicen es volver al fujimorismo inicial, que es el amigo del mercado, menos conservador, que menos coquetea con estos grupos vinculados a la extracción de oro o a Joaquín Ramírez y el lavado de dinero. Además, sin tanto guiño a esos grupos conversadores estilo ‘Con mis hijos no te metas’. En ese sentido, sería un fujimorismo más de centro derecha, menos conservador en el tema moral. [...] Pero probablemente la gente que acompaña a Kenji hoy es igual de conservadora o de tan dudosas maniobras como los otros.

—Bienvenido Ramírez, quien es cercano a Kenji, ha dicho que en caso los expulsen de Fuerza Popular, formarían un nuevo partido.
Un nuevo partido fujimorista en base a Kenji es una mala noticia para el fujimorismo. Lo dividiría, en parte. Pero creo que hemos visto que por lo general en las elecciones peruanas la gente apoya al que tiene más posibilidades. Probablemente Keiko quede con toda la maquinaria y creo que ella y el grupo que la apoya todavía tiene las de ganar, al menos en la pelea institucional. Más adelante en las encuestas se verá.

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