Fernando Vivas

A medida que el 200 cumpleaños del Perú se acerca en el calendario; una pesadilla, una distorsión surreal, lo posterga en nuestra percepción del tiempo. Es como la interminable última milla de una maratón con el cansancio acumulado entorpeciendo y tensando todo. Pero, en ese caso, la meta es siempre cierta y segura; en este caso, tememos asomarnos a nuevos abismos.