Luz en dos tiempos, un perfil de Luz Salgado
Luz en dos tiempos, un perfil de Luz Salgado
Fernando Vivas

Este perfil de  fue publicado el 6 de marzo de este año. La flamante candidata de Fuerza Popular a la presidencia del Congreso sería quien el próximo 28 de julio coloque la banda presidencial a Pedro Pablo Kuczynski (PPK). No sería la primera vez que la congresista fujimorista cumpla tan singular misión. Ya lo hizo el 22 noviembre del 2000 con Valentín Paniagua, como ella misma narra en el perfil.  

Me implora no hablar del pasado. “No seas malo, después me dan con palo”, pero sabe que es inevitable y empieza a desempolvar argumentos de defensa. Pero yo desempolvo un hecho histórico donde se anudó el pasado con el futuro nacional, y ella tuvo un sobrio protagonismo accidental.

Siempre quise preguntarle a Luz Salgado qué sintió cuando le colocó la banda presidencial a Valentín Paniagua el 22 de noviembre del 2000. Titubeó y luego tuvo un gesto decidido. ¿Por qué? ¿Por qué era duro enterrar el pasado y subirse al tren de la historia? “Había renunciado [el 2° vicepresidente Ricardo] Márquez, había renunciado [el 1er vicepresidente Francisco] Tudela, habían sacado a Martha Hildebrandt [como presidenta del Congreso]. Yo era la 1a vicepresidenta [del Congreso] y me tocaba esa responsabilidad. Ya estábamos divididos entre las bancadas que apoyaban a Montesinos y las que apoyábamos a Fujimori. Asumimos que había una responsabilidad política que teníamos que pagar y dimos el pase para que asumiera un nuevo presidente del Congreso, Valentín Paniagua. Cuando estaba sentada ante todos los diplomáticos que habían invitado, un grupo me decía ‘no le pongas la banda’ y otros me decían ‘si no le pones la banda, te vamos a sancionar’. ¡Ponle la banda, bájate de ahí!, y el problema fue que Paniagua y el oficial mayor no tenían el texto de lo que iba a juramentar, porque él no era presidente electo, era un presidente transitorio. La fórmula demoraba y viene el oficial mayor y me dice: ‘El congresista Paniagua le pide que no se mueva de la silla, por favor’. ‘Tómese su tiempo, yo no me voy a mover’, le dije. [...] Hubo por ahí un personaje de relaciones exteriores [no quiere revelar su nombre] que me dijo: ‘Usted no le va a poner la banda a Paniagua, él se la va a poner solito’. Por eso se ve en la toma cuando entra Paniagua, la banda está en el atril y yo estoy parada inmutable esperando que él se la ponga, pero él me dice: ‘Luz, tú ponme la banda’. Eso era lo que correspondía, yo era la vicepresidenta y la congresista más votada. Eso es lo que vale en política. Por unas horas he sido presidenta de la República”.

Ríe fuerte y admite que se dio cuenta de la abrumadora circunstancia, luego de que pasó. Paniagua sí lo tenía claro: “Cuando él me pide que le ponga la banda, el personaje de relaciones exteriores mira desconcertado y entendí que no había coordinado con Paniagua. Le pongo la banda, después de media hora de tensión, de bájate y súbete. Te imaginarás los gritos en el Congreso. Eso me lo agradeció Paniagua, lamentablemente lo hizo en privado, me hubiera gustado que lo hiciera en público”.

Arreglo de cuentas
Luz Salgado conoció a su caudillo Alberto Fujimori en la década del 70, cuando él era profesor de la Universidad Nacional Agraria y ella trabajadora administrativa. A su coetánea, la esposa de Fujimori, la conoció antes: “Hice mi primaria con Susana Higuchi, en el colegio nacional Mercedes Cabello, en diferentes aulas. No la conocía bien, pero después nos encontramos en la sala de espera del médico, cuando estábamos embarazadas”. ¿Ella es mayor? “No, somos más o menos de la misma edad [66]. Yo podría ser la mamá de Keiko [ríe]. Yo había terminado periodismo en la Bausate y Mesa”.

En la UNA, Luz se convirtió en lideresa sindical e hizo algunas huelgas contra la gestión del rector Fujimori. “No estuve ligada a ningún partido, hasta que Fujimori me invitó a participar. Le dije que no me interesaba la política, pero él me dijo: ‘Usted está haciendo política’”. No ingresó al Congreso en 1990, pero sí al CCD en 1993. En el interín se dedicó a armar los programas sociales del fujimorismo.

Más tarde, cuando las papas quemaban, fue una de las más férreas defensoras del régimen ante la retahíla de denuncias de impacto. A modo de autocrítica: “Primero, no debimos aceptar la re-reelección. El apoyo lo tenía, por todas las obras hechas. No estaba claro lo de la corrupción. Se hablaba de especulaciones hasta que salió el video Kouri-Montesinos y Martha Chávez, yo y otros fuimos a decirle al presidente Fujimori, hasta aquí no más. Hasta entonces no había prueba fidedigna”. O no quisieron darse cuenta. “Esa es la responsabilidad, no habernos dado cuenta de lo que se daba en otro contexto [...]. Eran tantas las críticas que recibíamos de la oposición que aparentemente creíamos que era otra crítica más, otra denuncia más, pero ya con evidencias asumimos la responsabilidad política”.

Durante el gobierno de Toledo, se la procesó por presuntamente haber recibido dinero de Montesinos para su campaña. Fue absuelta, pero antes de eso no se libró de la inhabilitación. Tuvo que dejar su curul. Volvió al Congreso en el 2006, por dos períodos seguidos. Contra lo que muchos podrían pensar, no es militante de Fuerza Popular, pues se mantuvo en Cambio 90 desde sus inicios hasta que fue convertido en Perú Patria Segura, el partido de Renzo Reggiardo. ¿Va a inscribirse en Fuerza Popular? “No está descartado que milite, sería lo más natural”.

Le digo que por primera vez el fujimorismo tiene un solo partido y sin fecha, ni 90 ni Fuerza 2011. “Le reconozco eso a Keiko, está pensando en institucionalizar la política dentro de su propio partido. Al momento de crisis no teníamos una fuerza organizada. Hacer partido no era lo prioritario. La coyuntura era difícil”. O no había voluntad de Fujimori. “Es cierto, él se preocupó de fundar Cambio 90, pero no tenía voluntad de fortalecerlo. Keiko apuesta a un partido y ha dicho que va más allá de apellidos, con nuevos elementos que ha convocado ella”.

Y esta política que habla de dos generaciones de Fujimori, ¿cómo se define más allá de los apellidos? “Soy de centroizquierda”. No le va al concepto de derecha popular que muchos usan para etiquetar a Keiko, ¿pero quién candidatea de derecha en el Perú?

Naranja fresca
Es imposible no verla como reminiscencia de ese viejo fujimorismo de mujeres apañadoras de un caudillo que se las traía. Hasta que lo encerraron donde está. Pero, a la vez, uno repara en que Luz Salgado es congresista abocada a temas y comisiones de actualidad. Se jacta de ser autora de la ley de cuotas de género, de la ley que creó la Defensoría Municipal del Niño y el Adolescente (Demuna), del acceso a salud de madres y niños, de la licencia para las madres embarazadas. “Hay gente necia que cree que uno no puede cambiar con la experiencia. Yo siempre quise que el fujimorismo fuera un partido sólido, esta es la oportunidad”, dice para que pasemos a la agenda del presente.

Aunque tiene la aureola de mujer conservadora, su interés por asuntos materno-infantiles hace presumir que encara los temas de familia con realismo. ¿Está a favor de despenalizar el aborto por violación? Evade la respuesta concluyente, pero dice: “Creo en informar sobre todos los métodos, no es posible ver a una niña de 14 con un hijo en los brazos”. Con la píldora del día siguiente tengo más suerte. “A pesar de que mi formación católica me dice que no está aprobada por la Iglesia, creo que es necesaria. Es mejor que un aborto. Creo en el acceso gratuito a píldora, a condones, a T de cobre”. Ahí discrepa con su amiga Martha Chávez. “Sí, en eso tenemos diferencias. Hemos discutido bastante. Pero sí estoy de acuerdo con la unión patrimonial de Martha”, es decir, el proyecto que esta opuso a la unión civil de Carlos Bruce.

En esta legislatura, Luz Salgado se ha zambullido en el tema de la Alianza del Pacífico (“le reconozco esto al gobierno de Alan García y Humala lo ha respetado”), la comisión del fenómeno de El Niño (“hay 3 mil millones invertidos, no es poca cosa para fiscalizar”) y los controvertidos temas de inteligencia.

A propósito, ¿tuvo responsabilidad Julio Guzmán al firmar la carta que pedía un cambio de partida para la compra de equipos o solo hizo de ‘mesa de partes’? “No debió firmar esa carta. Era secretario general [de la PCM], lo mínimo que se le puede decir es que ha sido negligente. Nadie le ha preguntado a Juan Jiménez Mayor [entonces primer ministro] por qué no la firmó él. Esa adquisición no tiene contrato y ya lo detectó la contraloría”.

Luz Salgado cuenta que visita a Alberto Fujimori de vez en cuando, pero un retrato hierático de Keiko preside su despacho, obligándola a concentrarse en el presente, en su N° 5 por Lima. Ha visto pasar la historia reciente desde ángulos privilegiados. Tuvo algunas quemaduras y lecciones de cuidado.

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