Manuel Rodríguez Cuadros tuvo varias reuniones con Pedro Castillo en las últimas semanas. (Foto: César Campos)
Manuel Rodríguez Cuadros tuvo varias reuniones con Pedro Castillo en las últimas semanas. (Foto: César Campos)
Jonathan Castro

En las últimas semanas, el exembajador Manuel Rodríguez Cuadros ha visitado al líder de Perú Libre Pedro Castillo. Aunque no forma parte de su equipo, ha compartido con él algunos alcances. Y como exrepresentante del Perú ante la OEA tiene observaciones sobre el pedido presentado por un grupo de políticos peruanos.

¿Es posible que la OEA haga una auditoría a nuestro proceso electoral como han pedido algunos políticos?

Es un imposible. Desde el punto de vista técnico y legal, es un imposible en relación a los hechos materia del proceso electoral y a la estructura jurídica constitucional del Perú. La OEA no es un organismo supranacional. Es decir, no tiene un poder sobre los países miembros. Es un organismo intergubernamental, cuyas decisiones las toman los Estados. Consecuentemente, la legitimidad de la capacidad de acción recae, exclusivamente, en los Estados. Los ciudadanos no pueden activar procesos de toma de decisiones en la OEA.

¿Un ciudadano puede ir y presentar un pedido?

No, simplemente no tiene ningún seguimiento, ni está vinculado a ningún proceso de toma de decisiones de la OEA.

Escucharán, a lo mucho.

Ni siquiera. Reciben los petitorios. Hay mucha gente que va a la OEA, a las Naciones Unidas, a protestar o a solicitar acciones, y no se produce ningún trámite. Las decisiones en el caso de la OEA se toman a partir de la acción o la iniciativa de los Estados miembros. Ahora bien, la OEA tiene mecanismos de observación electoral que están regulados por la carta de la organización y por las decisiones que ha adoptado el Consejo Permanente en la asamblea general. Las misiones de observación electoral no organizan auditorias. Lo que hacen es una supervisión de los procedimientos electorales en los países miembros, que tiene que ver con la normatividad de las elecciones, con probar si están conforme a los estándares democráticos, etc. El conjunto de estas acciones constituye la observación electoral. Ahora bien, la OEA ha comprobado que las elecciones en el Perú se han realizado bajo los estándares democráticos internacionales y ha corroborado que han sido justas, limpias y abiertas.

Desde el otro lado, señalan que la OEA no ha hecho una observación desplegada a nivel nacional, en muchos puntos.

No es así. La OEA tiene una capacidad de observación y es, quizás, el mecanismo de observación más eficiente, y el de carácter internacional más legítimo en la región. La gente puede decir que una sentencia del Tribunal Constitucional o del Poder Judicial le gusta o no. Pero usted no puede pedirle al juez que cambie la sentencia. De igual manera, en el Perú, como en todos los países democráticos, el Jurado Nacional de Elecciones, además de ser el órgano competente para regular el proceso electoral, es la instancia jurisdiccional excluyente y exclusiva de la justicia electoral. Entonces, si se producen, a ojos de una de las partes en la contienda electoral, irregularidades o hechos que deben ser investigados, pues resuelve es el Jurado Nacional de Elecciones.

¿Qué es lo que pasa si el Estado es cómplice de un fraude? ¿Cómo va a reclamar por algo en lo que están involucrados?

Tenemos que diferenciar lo que es el orden jurídico y jurisdiccional del orden político. El único caso en que ha habido una intervención de esa naturaleza es en el de Bolivia. Ahí no se pidió una auditoría, sino una evaluación integral de las elecciones. Esa evaluación la pidió el Estado boliviano. ¿Qué Estado boliviano? El de Evo Morales. ¿Lo hizo en función de qué? De que existían serias irregularidades que, para la propia misión electoral de la OEA, podían constituir la existencia de un fraude. En Bolivia la misión electoral de la OEA no certificó que las elecciones eran limpias, justas y democráticas, sino lo contrario. En el caso del Perú, para que haya la posibilidad teórica de un procedimiento similar, en primer lugar tendría que haber evidencias certificadas por la propia OEA de que han existido graves irregularidades. Eso no ha sucedido. Consecuentemente, el gobierno no puede pedir a la OEA ninguna acción sobre la observación electoral porque constitucionalmente también está impedido.

¿Cómo toma el pronunciamiento del Departamento de Estado de Estados Unidos y el de otros organismos internacionales respecto a la realización de nuestras elecciones?

Bueno, yo creo que todos los peruanos deben tomarlo con enorme satisfacción. Porque en medio de la turbulencia, en medio de la polarización, que yo creo que se va a ir diluyendo en los próximos días una vez que se proclame al ganador de las elecciones, las autoridades electorales han funcionado con eficiencia. Cuando los Estados Unidos dicen que es un ejemplo las elecciones peruanas en la región, se están refiriendo justamente a la conducta institucional, legal y eficiente de la ONPE y del Jurado Nacional de Elecciones.

¿Usted ha tenido oportunidad de transmitirle estas opiniones al profesor Pedro Castillo?

Yo he hablado con él la última vez antes de que se presenten las iniciativas sobre la mal denominada auditoría. Pero antes por supuesto que hemos conversado, y él está plenamente consciente. Yo creo que la conducta que se le ha observado ha sido de pleno apego a la legalidad democrática.

Me llama la atención el manejo que ha tenido de esto. Ha sido bastante sobrio. ¿Ud. ha influido en eso?

Fíjese, yo creo que en el Perú tenemos una visión un poco etnocentrista del conocimiento, de la actitud correcta, y del apego a la legalidad. Pensamos inconscientemente que las personas que ingresan a la política desde abajo, desde lo que Basadre llamaba “el Perú profundo”, no tendrían ni las capacidades ni las legitimidades para tener determinadas conductas democráticas o determinadas conductas de manejo del Estado. Yo creo que ese es un error. De lo que he conversado con el profesor Castillo, y en lo que observo, veo que él siempre ha tenido una conducta muy democrática, muy respetuosa del Estado de derecho, y sobre todo mesurada, moderada, que denota una actitud de responsabilidad.

Usted dijo que él representaba la eliminación de las desigualdades. ¿Hay algo en su propuesta que le haga decir eso, o más bien es lo que él representa como candidato?

Las dos cosas. Basadre tiene un concepto que es el del azar en la historia. La historia se construye por las fuerzas sociales pero también por los líderes, por los individuos, e interviene de alguna manera el azar. Entonces el azar a mi juicio, y la historia, ha querido que a los 200 años de la independencia, 200 años en los que las grandes mayorías nacionales han estado en diverso grado al margen de la vida política nacional, que un ciudadano peruano de origen campesino, de cultura andina rural urbano provincial, maestro llegue a la presidencia de la República. Eso es simbólico y significativo. Y, por otro lado, en las declaraciones del profesor Castillo hay evidentemente una opción que, preservando la estabilidad macroeconómica, el gobierno esté dirigido al cambio social. Creo que a las puertas del bicentenario tenemos la oportunidad de hacer un país con un sistema democrático más inclusivo.

Ahora, usted es una de las pocas personas que ha conversado directamente con él. A mí me encantaría pero no da muchas entrevistas. ¿Le ha expresado cuál es su visión política?

Creo que él sí ha comunicado al país las líneas maestras de sus ideas políticas y de su proyecto. Lo que sucede es que en el Perú, dentro de esta confrontación, a veces tendemos a no ver la realidad como es, sino a sustituirla por lo que nosotros pensamos. En ese sentido, toda esta gran polarización que se ha producido en el país y que es objeto también de preocupación en el extranjero se basa en dos supuestos falsos.

¿Cuáles son esos supuestos falsos?

Primer supuesto falso: que el profesor Castillo es comunista. Lo que es un absurdo. No hay ningún elemento de juicio que permita decir que él es comunista. Y el otro supuesto falso es que la candidata de Fuerza Popular es demócrata. Todo indica que hay comportamientos muy autoritarios y una historia que no necesariamente es la expresión de una opción sólida por la democracia. El profesor Castillo no tiene o ha tenido una militancia en ninguna agrupación orgánica de la izquierda peruana. Su militancia política ha sido en Perú Posible, y su trayectoria política, que a mi juicio le da mucha experiencia para el gobierno, ha sido en la dirigencia del SUTEP. Entonces yo creo que él ha proyectado al país una visión de izquierda democrática, que respetará los Derechos Humanos, que desde el punto de vista internacional tendrá una política exterior también alineada por los compromisos internacionales sobre la democracia que tiene el Perú, y también ha señalado su preocupación por la estabilidad macroeconómica. La estabilidad macroeconómica no tiene ideología. No es ni de izquierda ni de derecha.

¿Estas opiniones usted las va trasladar de forma orgánica al equipo de Perú Libre? ¿Se integrará a una de las comisiones de transferencia?

Lo que yo le he explicado son, en primer lugar, las derivaciones de una orientación gubernamental que las vemos de las declaraciones del profesor Castillo y de sus propuestas. Yo no soy una persona que tenga una participación orgánica en el marco de los procesos de decisiones del nuevo gobierno. Sí tengo un diálogo con el profesor Castillo, sí tengo una voluntad y una disposición que debemos tener todos los peruanos de contribuir a que el nuevo gobierno tenga éxito en esta tarea de hacer cambio social con estabilidad macroeconómica, y no formo parte de ningún grupo, de ninguna articulación formal. Pero sí, en el diálogo que tengo con el profesor Castillo, con la doctora Dina Boluarte, por supuesto que tengo la plena disposición para aportar a lo que podría ser una gobernabilidad que asegure en el Perú el cambio social y la estabilidad económica.

Veo en sus palabras un optimismo que, debo decirle, no comparto. No solo por él, sino por el contexto en que vivimos, en el cual incluso hay excandidatos que han participado en elecciones que llaman a la intervención de las Fuerzas Armadas.

Entonces no son demócratas.

Que han participado democráticamente en procesos electorales y que ahora llaman a la intervención de las Fuerzas Armadas, en un clima general de polarización, de agresiones.

Mao Tse Tung, en los años setenta, en que había una gran crispación internacional, decía una frase: “Hay un gran desorden bajo los cielos, signo de que avanzamos bien”. Yo creo que acá en este momento hay un gran desorden bajo los cielos en el Perú porque hay mucha confusión y hay mucha representación ideológica. Es curioso, pero en un mundo donde las ideologías se han ido para abajo, aquí hay una sobreideologización sobre la conducta y la opinión política. No hay ningún elemento de juicio para pensar que en el Perú se va a instalar el comunismo, cuando ya el comunismo en ninguna parte del mundo prácticamente existe. De las declaraciones del profesor Castillo, de Dina Boluarte y de lo que vendría a ser la dirección política del nuevo gobierno no hay ningún elemento de juicio siquiera para que en el Perú se pueda producir un gobierno radical como el del General Velasco. El propio profesor Castillo ha señalado que no van a haber expropiaciones. Pedro Francke, que es un vocero ya oficial en el ámbito económico, ha sido absolutamente claro que no hay expropiaciones. Yo sí soy optimista, en el sentido que, una vez que el profesor Castillo sea proclamado, lo que todo indica va a ser en los próximos días, la crispación nacional, como una burbuja, descienda. Estoy convencido que el bloque que ha sostenido a Fuerza Popular electoralmente en la segunda vuelta no se va a reproducir en el Congreso, porque cada partido tiene sus diferencias. Entonces hay espacio para concertar mayorías puntuales en función de una iniciativa, de una reforma.

Veo en su análisis un escenario optimista, pero no dejo de estar preocupado por el radicalismo que hay en Perú Libre.

Hay radicalismo en sectores de Fuerza Popular, de Renovación Popular, depende de los sectores. En Europa hay una derecha extrema. No polaricemos por gusto el Perú porque acá no se dan esas realidades. No dividamos el país entre comunistas que no existen y fascistas que probablemente tampoco sea la denominación para la mayoría de sectores de derecha del Perú. Que la educación primaria en las zonas quechuahablantes y aimarahablantes sea bilingüe no es de derecha ni de izquierda, es una cosa elemental desde el punto de vista la justicia social y del reconocimiento de derechos.

Volvamos al escenario internacional. ¿Castillo le ha planteado cuál es su visión de la política internacional? ¿Quiénes son los principales aliados?

A esos niveles específicos no hemos ido, pero evidentemente hay líneas de política exterior que, a mi juicio, deben ser inspiradas por un realismo transformador. La política exterior tiene que inspirarse en la realidad nacional; la política exterior, y eso sí lo ha señalado el profesor Castillo, va a ser nacional. Esto quiere decir que las decisiones se toman en función de las aspiraciones, los intereses peruanos y de la realidad peruana. Segundo lugar, la política exterior será autónoma, la deciden los peruanos. En tercer lugar, pienso que será una política exterior popular o social, en el sentido que el presidente americano, Biden, dijo en su discurso que la política exterior iba a representar los intereses de las clases medias. En el Perú, tiene que representar los intereses de todos los peruanos, en especial de las clases medias, de los pobres, los extremadamente pobres y los excluidos. Luego, tiene que ser democrática, y eso ya lo ha expresado el profesor Castillo en sus conversaciones, tiene que ser respetuosa del estado de derecho, de la vida democrática y de los derechos humanos. Y en cuanto a los principales interlocutores, estas son mis percepciones, tiene que responder a la realidad. La realidad indica que el Perú le exporta el 29% de sus exportaciones a China; la Chima es un socio estratégico y tiene que ser una prioridad. En segundo lugar, le exporta a América Latina, 14,7%; tiene que ser prioridad América Latina. Luego, le exportamos a la Unión Europea, 14,4%; y luego a EEUU 14,3%. Las prioridades no debe salir de una visión ideológica o ideal de la realidad que puede no corresponderse de la realidad, sino de la realidad misma. Las prioridades de la política exterior serán con los principales socios comerciales. Igual en el ámbito de la defensa nacional.

¿Todos los incidentes que vemos de políticos que llaman a la intervención de las Fuerzas Armadas o que van a la OEA a presentar estos pedidos de auditoría están dañando las relaciones internacionales y la imagen del país?

Obviamente. Yo diría que todas estas acciones son de una desorientación nacional y democrática. Esas dos desorientaciones están generando una visión en el exterior en el que el mundo constata que hubo un proceso electoral limpio, y por otro lado que hay fuerzas políticas que están encaminadas hacia generar una inviabilidad política y nacional que incluye la promoción del golpe de Estado o la alteración de la vida democrática. Esto es gravísimo no solo desde la imagen, sino también de las relaciones reales de Perú con países claves como Europa, Estados Unidos, etc. Llamar al desconocimiento del resultado electoral, a la insurrección en las calles, llamar a los cuarteles para el golpe militar son conductas antidemocráticas. En el Perú hay que tomar valeriana para que se calmen los ánimos. No estamos al borde de ningún abismo, sino probablemente frente a una oportunidad histórica de construir un país en democracia, con mayor igualdad, que se mire mejor al espejo de ser un país pluricultural.

Para restaurar esta percepción y las relaciones dañadas, ¿estaría dispuesto a asumir ser ministro de Relaciones Exteriores?

Yo no me pongo en esa hipótesis. Creo que la conformación del gobierno debe tener varios requisitos; el gabinete debe ser comprometido con el cambio social, con la estabilidad macroeconómica, con ministros capaces de conducir políticamente. Creo que vamos a tener una oportunidad que no hay que desperdiciar a inicios de gobierno. Tenemos que tener una política muy científica y muy social que lea bien la realidad nacional para controlar la pandemia, estabilizar las infecciones y superarla. Esta es una oportunidad para que todas las fuerzas políticas en el Congreso puedan converger en un proyecto de unidad nacional para combatir a la pandemia.

Volviendo a lo que le preguntaba

No está en mi horizonte darle una respuesta en ese tema. Como comprenderá es una pregunta que se hace todos los días en el Perú. En mi caso, creo que hay muchas opciones para los ministerios, y lo que sí hay que concurrir a dar legitimidad al nuevo gobierno. Sé que las cosas son difíciles, no voy a minimizar los problemas, la gobernabilidad va a ser muy compleja. Pero lo que debemos hacer es no incentivar la imposibilidad, sino promover la posibilidad.