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Partidos políticos

Bajo el argumento del fortalecimiento de los , el Congreso aprobó el año pasado dos cambios electorales: la eliminación de los movimientos distritales y la modificación del cronograma para la inscripción de movimientos regionales. Las cifras muestran que, a diferencia del 2014, la participación de candidatos de los partidos supera a la de los de agrupaciones regionales, pero dos politólogos advierten que eso es solo una ilusión en un sistema electoral donde predomina la fragmentación, los partidos cascarón y la venta de cupos partidarios.

Para entender el problema de fondo, es necesario conocer el funcionamiento de las candidaturas. El caso del ex nacionalista Víctor Isla es ilustrativo. Compró su kit para formar su movimiento regional y postular como gobernador de Loreto, pero los cambios del Congreso lo dejaron sin piso. “Cuando compré el kit, el cronograma decía que podía recolectar firmas hasta junio de este año, pero el Congreso sacó un nuevo cronograma donde el plazo era el 10 de enero, seis meses antes de lo previsto. Muchos movimientos no alcanzamos las firmas”, dice.

El ex legislador recurrió a su colega, José Luna. Este último, ex congresista por Solidaridad Nacional, sí había alcanzado las firmas para inscribir a Podemos Perú. Isla ahora postula con ese partido.

“Son acuerdos políticos entre dirigentes para participar en conjunto sin ser alianza. Después de la elección evaluaré si compro un nuevo kit”, afirma Isla.

—Adaptación—
El politólogo Paulo Vilca explica que los políticos locales tienen una gran capacidad de adaptación a las normas adversas y encuentran caminos para su postulación.

“Esta capacidad de adaptación se potencia por la debilidad de los partidos políticos y se crea una ilusión de fortalecimiento, de mayor participación”, sostiene el profesor del Programa de Gobernabilidad de la PUCP. Añade: “Son casi una suerte de movimientos nacionales que no tienen estructura, no congregan intereses programáticos. Son una suerte de coalición temporal que se constituye para elecciones”.

Este escenario, según Vilca, produce que la oferta política esté llena de tránsfugas permanentes y permite la incursión en política de personas que tienen nexos con actores vinculados a economías ilegales con el fin de afrontar los costos de la campaña.

Además de Isla, otros 25 ex legisladores postulan en estos comicios subnacionales con partidos distintos a los que fueron elegidos para el quinquenio pasado.

El ex parlamentario Mesías Guevara, quien se mantiene en su partido Acción Popular para postular a la gobernación de Cajamarca, asegura que el actual Congreso buscó limitar la participación regional para tener mayor participación de partidos políticos. Acción Popular es la segunda agrupación con mayor número de candidatos en todo el país, pero Guevara, quien lo preside, no supo responder cuando le preguntamos cuántos de sus candidatos son militantes.

“Sería mentirte, no tengo ese dato. Es una tarea pendiente que tenemos que hacer para evaluar el crecimiento del partido”, se excusó.

—Cascarones—
El politólogo de la PUCP Mauricio Zavaleta es más severo en sus conclusiones. Sostiene que los partidos en el Perú “son maquinarias de venta de cupos, donde la inscripción es un commodity que se vende”.

“Los partidos funcionan como vientres de alquiler o una oficina que vende cupos. Tienes a Democracia Directa ofreciendo su inscripción. El caso de Perú Libertario es ilustrativo de cómo la política peruana se ha convertido en un mercado de inscripciones electorales, pues tú sientas a su líder Vladimir Cerrón y a su candidato Ricardo Belmont y verás que tienen posturas divergentes”, alega.

Entre los partidos más antiguos el panorama es sombrío: el Apra tiene solo 304 candidaturas en todo el país, y el Partido Popular Cristiano, 189. Mientras que el partido de gobierno, Peruanos por el Kambio, llega a 137. La principal agrupación en el Congreso, Fuerza Popular, presenta 613 candidaturas, menos de la mitad de las 1.518 listas presentadas por Alianza para el Progreso. Para Zavaleta, en el caso de APP se observa un interés de tener una base política local.

Lo que se debe buscar, en opinión de Zavaleta, es eliminar la fragmentación. “Lima se parece a Juliaca con una oferta demasiado amplia de candidatos, con la diferencia de que la fragmentación en Lima afecta al país. Tendremos un alcalde elegido con 20%, ¿cuál es la legitimidad?”, afirma.