Como la oposición fracasó en su objetivo de obligar al ministro de Economía, Alfredo Thorne, a renunciar, no le quedó más remedio que anunciar su censura: ahora el MEF está paralizado. (Foto: Congreso de la República)
Como la oposición fracasó en su objetivo de obligar al ministro de Economía, Alfredo Thorne, a renunciar, no le quedó más remedio que anunciar su censura: ahora el MEF está paralizado. (Foto: Congreso de la República)
Cecilia Valenzuela

Recientemente el Gobierno intentó tender un puente entre el Ejecutivo y el Legislativo, y Mercedes Aráoz invitó a Keiko Fujimori a Palacio de Gobierno a conversar; pero, antes de que el mensaje terminara de llegarle a la lideresa de , el congresista Lombardi, de las filas ppkausas –irritado por la intransigencia de los fujimoristas en el Caso –, llamó a los seguidores de Keiko “ganapanes”, por lo que la cita en Palacio se ha tenido que postergar.

El ambiente político está sobrecrispado en el país y la política es hoy en día una hipérbole. Todos, en el Gobierno o en la oposición, están dispuestos a sacrificar juicio, tino, reflexión, por unos minutos en el noticiero del día. Ha prendido la epidemia del corto plazo y cualquier nimiedad se convierte en un escándalo costoso para el país, nuestra frágil estabilidad económica y nuestra endeble democracia.

Como la oposición fracasó en su objetivo de obligar al ministro de Economía, Alfredo Thorne, a renunciar, no le quedó más remedio que anunciar su censura: ahora el MEF está paralizado.

Mauricio Mulder, uno de los opositores más cuajados de este Parlamento, se ha visto obligado a decir que la censura de Thorne salvaría la cabeza del ministro del Interior, Carlos Basombrío; al final de cuentas, para la opinión pública en el Congreso de lo único que se ocupan es de censuras e interpelaciones: eso solo significa parálisis.

La ciudadanía empieza a sentir la impotencia que produce la paralización y ni el Gobierno ni la oposición se dan cuenta de que la población no discrimina y los responsabiliza a todos.

En el camino, mercantilistas y populistas aprovecharon para meterle cabe al mercado e hicieron que los parlamentarios aprobaran una ley prohibiendo el uso de leche en polvo en la fabricación de leche evaporada, con todo lo que eso encarecerá los productos lácteos y afectará los bolsillos de las amas de casa y la consecuente nutrición de los niños.

La oposición y sus intermediarios en los medios le exigen al Gobierno que se deshaga de los tecnócratas que lo acompañan en el Gabinete, le prohíben cometer errores; y le advierten que debe designar ministros políticos si quiere salvar esta situación.

¿A qué políticos se refieren los opositores? ¿De dónde tendría que sacar el Gobierno políticos para llenar las carteras ministeriales? Un político de verdad tiene, por lo menos, visión de largo plazo para el país, construye alianzas ideológicas y trabaja pensando en obtener el apoyo de sus electores.

Los políticos que llenan hoy en día las páginas de los diarios con sus declaraciones no muestran ninguno de esos tres mínimos criterios. Al contrario, todos están deseando que se adelanten las elecciones: públicamente, de la boca para afuera, ninguno está a favor de la vacancia presidencial; pero, en privado, todos están hablando de vacar a PPK, lo que pasa es que todavía no los han grabado.

Su ambición por el poder los hace creer que ¡después de la forma como se están comportando! la ciudadanía los reelegiría.

Acción Popular piensa que si hay nuevas elecciones, su candidato podría enarbolar la bandera del antifujimorismo, y obtener el triunfo “por un pelín”.

Fuerza Popular, autoconvencida de que les robaron las elecciones, está segura de que en una nueva contienda ¡no se la dejarían robar!

El Apra apuesta a que los escándalos de Lava Jato y los coimeados por Odebrecht harían olvidar a sus detractores de los narcoindultos y alucinan el regreso de Alan García.

Pero nadie sabe para quién trabaja: la única fuerza política que está sacando provecho de esta desgastadora crisis es la izquierda más radical, la que no está en el Congreso, la que ha trazado alianzas regionales, ha cedido espacio a peligrosos liderazgos y se prepara para paralizar los grandes proyectos mineros y energéticos de cara a las próximas elecciones regionales y municipales.

¿Ese es el país que los tremendos y severísimos críticos de hoy nos quieren heredar?

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