El viernes se cumplen 18 años de la emisión del primer ‘vladivideo’.
El viernes se cumplen 18 años de la emisión del primer ‘vladivideo’.
José Carlos Requena

El viernes se cumplen 18 años de la emisión del primer ‘vladivideo’, uno de los hitos del principio del fin del tercer y breve gobierno de Alberto Fujimori: el final se confirmó desde Japón en noviembre del 2000. Asumió la Presidencia de la República Valentín Paniagua, quien había recibido una modesta votación preferencial en el Congreso elegido en abril.

¿Qué ha cambiado desde entonces en el ámbito político? En lo inmediato, se dieron una retórica reformista y una agenda transicional, con mayor acento en el lustro 2001-2006. De esa época son, por ejemplo, el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y los intentos por descentralizar el país, que muestran hasta hoy un balance menos positivo que las expectativas que despertó.

Luego, Alan García casi detuvo cualquier intento de reforma, más interesado en sostener el crecimiento económico. Ollanta Humala, por su parte, ganó la elección prometiendo una agenda reformista, que ya instalado en el gobierno experimentó una gran transformación. Pedro Pablo Kuczynski, finalmente, ganó la elección más debido a las identidades políticas negativas que a alguna virtud propia. Hoy Martín Vizcarra ha retomado la retórica reformista. Los entusiastas de siempre han interpretado, nuevamente, que es el momento de vestirse de cruzados.

Una virtud del paso de Vizcarra es que se ponen temas importantes en agenda; un flanco: que, en lo político, el personalismo y las prácticas fortalecidas en los noventa parecen inalterables.

El personalismo visto, por ejemplo, en los símbolos de las agrupaciones surgidas en el nuevo milenio: la O del Partido Nacionalista, la K de Fuerza Popular, la A de Alianza para el Progreso, el horror lingüístico de Peruanos por el Kambio (PpK), sin contar la T de Perú Posible. O en la corta vida de muchos de estos emprendimientos.

Las prácticas que hacen que todos los presidentes elegidos desde el 2001 enfrenten acusaciones serias de corrupción. O aquellas que caracterizan el reclutamiento de candidatos en las elecciones generales, que privilegian en los puestos a aquellos que pueden aportar económicamente.

Así las cosas, con cuatro gobiernos elegidos democráticamente desde el 2001, cinco administraciones encima y muchas reformas fallidas en el camino, el país parece haberse acostumbrado a la quietud, que contrasta con la bulla que originan los superficiales desencuentros.

El último episodio de este aparente inmovilismo es el protagonizado por PpK. Tras la revelación de los servicios que prestó al partido José Cavassa, hombre fuerte en la ONPE de José Portillo, el partido se ha apurado en confirmarla, negando el involucramiento del presidente y la vicepresidenta. ¿Acaso los servicios que brindaba Cavassa eran tan excepcionales que fue imposible buscar a otro proveedor?

“Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”, le decía el príncipe Fabrizio a su tío Tancredi en la novela “El gatopardo”, de Giovanni Tomasi de Lampedusa. ¿Se aplica la frase al Perú de los últimos años?