Fernando Vivas

Tras las conjuras audaces, viene un vértigo, un vacío por llenar que, por momentos, lleva a los conjurados a pensar, conseguido lo que ansiaban: ¿y ahora qué hago? La energía se les agotó en la conjura misma y no planificaron nada, pues, como me lo dijo más de uno de ellos sin pudor, no sabían que el lunes 9 tendrían los votos para vacar a Martín Vizcarra.