Ana Bazo Reisman

Cuando el ahora presidente Pedro Castillo se perfilaba para la segunda vuelta electoral, la fórmula de sus discursos ya era bastante conocida: siempre apuntaba a una élite rival (económica, política, mediática), daba una lectura absoluta u homogénea de la población y sus necesidades, y enaltecía el rescate de la soberanía popular. Aunque sus mensajes han ido bajando un poco de tono tras asumir el gobierno, los componentes populistas en el contenido son casi los mismos.