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PPK: “Le digo a la población que vamos a trabajar juntos” - 2
Enrique Pasquel

El presidente Pedro Pablo Kuczynski () plantea canalizar los ríos de la costa y trabajar en prevención con los municipios. Afirma que los golpes que recibe de la oposición son solo “para el teatro”, pero que esta lo deja trabajar.

Presidente, usted ha dicho que esta tragedia era imprevisible. Sin embargo, aunque no con esta magnitud, el fenómeno de El Niño afecta al Perú de manera recurrente.
No, yo creo que se puede pensar que cada equis años –cada siete años, según la Biblia– va a haber algún fenómeno. Pero lo que está pasando en este momento en el mundo es otra cosa que se llama calentamiento global. Eso está afectando la previsibilidad de todas estas cosas.

—¿Cuáles son las principales medidas que está adoptando el gobierno para mitigar la crisis?
Bueno, lo primero es tener una buena coordinación con los diversos ministerios en las diversas tareas. Hemos empoderado al Ministerio de Defensa para que coordine movimientos de tierras, lodo, piedras, etc. junto con contratistas privados y el MTC. Eso es lo que hay que hacer en el cortísimo plazo. Lo segundo es distribuir a la gente afectada víveres como agua, comida o poner puentes aéreos en lugares como Piura.

—¿Y qué se hará en el mediano plazo?
Empezar a trabajar con municipalidades para que gradualmente se reubique a la gente fuera de zonas que no son aptas para vivir, como todas estas quebradas, que son el resultado de la informalidad municipal.

—El Gobierno Central está transfiriendo millones de soles a los gobiernos locales confiando en que encabezarán la reconstrucción. No obstante, usted mismo ha dicho que fueron incapaces de ejecutar el gasto de prevención. ¿Por qué tendríamos que confiar en que ahora serán capaces de ejecutar este nuevo gasto?
Bueno, hay distintos tipos de proyectos. Hay, por ejemplo, los proyectos de mejoramiento de barrios. Son todos proyectos que han pasado por un filtro central. O sea, se les va a transferir la plata, pero el proyecto ya está definido. En el agua potable, donde hemos transferido S/2.500 millones a regiones y grandes municipalidades, es lo mismo. Son proyectos que han sido filtrados y aprobados.

El Gobierno Central tiene que depender –en un país de la extensión del Perú– de alguna capacidad local. No puede hacerlo todo desde el centro. Sí hay muchas preguntas sobre la capacidad de los gobiernos locales, pero es inevitable depender de ellos.

—Pero la tarea de coordinación con miles de alcaldes a escala nacional parece imposible.
No. Hay 1.880 alcaldes distritales y 194 provinciales más 24 gobiernos regionales. Pero las regiones no tienen tantos alcaldes. Por ejemplo, en Tumbes, Piura y Lambayeque son 116 distritos. Eso es perfectamente manejable. Y podemos coordinarlos en las reuniones mensuales con los gobiernos regionales.

—Permítanos insistir en este tema. Algunos podrían dudar de la capacidad de coordinación con gobiernos locales del interior cuando al Ejecutivo le es difícil coordinar incluso con el alcalde de Lima el cierre de la Vía de Evitamiento.
Lo que pasa es que el alcalde de Lima es una persona muy poderosa que gobierna un tercio del país. Entonces ahí entran elementos políticos. Si, en cambio, estamos discutiendo con el alcalde de Chumbivilcas, yo no digo que le vamos a hacer ‘bullying’ ni nada por el estilo, pero el MEF tiene la plata y él se dará cuenta de que tiene que hacer lo que el Ejecutivo está proponiendo. Pero esa es la belleza de la democracia, tener algo de descentralización.

—Siguiendo con la capacidad de ejecución, recordemos Pisco. Diez años luego del terremoto, la ciudad no termina de reconstruirse. ¿Qué hará para que no se repita esta experiencia?
A mí Alan García me nombró, junto con Pepe Chlimper y otros más, al comité liderado por Julio Favre para supervisar desde el punto de vista privado lo que se iba a hacer en Chincha, Pisco e Ica. Lo que le dije al presidente García en ese entonces fue que iba a ser muy difícil introducir métodos privados con las leyes que nos gobiernan. Entonces, yo creo que fue un intento loable, pero inviable.

—¿Qué va a ser distinto ahora?
Lo diferente es que tenemos ministerios mejor organizados, gente muy dedicada y un presidente sin esperanzas de grandeza que está dedicado junto con su primer ministro a ver cada minuto de la cosa.

—Otro riesgo en estas situaciones es que, como el dinero tiene que soltarse más rápido, termine en manos de la corrupción. ¿Qué medidas está tomando para evitar esto?
Lo bueno que ha ocurrido, si se puede decir eso, es que al haber terminado en la cárcel varias personas por los escándalos de Álvarez en Áncash y de Odebrecht, la tentación de corrupción se va a limitar bastante. Lo que sí tenemos que hacer es tener alcaldes mejor remunerados. Tenemos alcaldes que ganan mil o mil quinientos soles. Hay que hacer una reforma de los salarios y para eso sirve Servir, el problema es que se ha implementado parcialmente.

—Ahora, esos son los alcaldes que hoy tenemos y que se van a encargar de la reconstrucción.
Ya, pero va a haber una supervisión. Cada ministro se ocupa de una o dos regiones, aparte del ministerio del sector.

—Pero, por la estructura del Estado actual, ¿es inevitable algo de corrupción?
Espero que no, pero las probabilidades son altas de que haya un mal uso de la plata. Pero vamos a estar detrás. Creo que con todo esto de Odebrecht hay incentivos para no ser corrupto.

—¿Por qué se tomó la decisión de no declarar la emergencia nacional?
Porque creo que genera pánico y porque ya hay un montón de lugares declarados en emergencia, como casi toda Ica, una parte muy grande de Lima, Huancavelica, Tumbes, Piura, Lambayeque. En total tenemos 800 distritos en emergencia y hoy [viernes 17] vamos a declarar otros 40. No se ajusta a la realidad que el país esté en emergencia. Hay sitios que no están en esa situación.

—¿Cómo siente que se ha portado la oposición en este contexto?
Muy bien, tranquilos.

—¿Hay una actitud distinta de la que se vive desde inicios de su gobierno?
Hay que dividir la cosa en dos. Una cosa es el ruido, la peliculina, el periódico medio chicha en el cual aparecen algunos ladrando. Y otra cosa es la realidad. La realidad es que se tumbaron al ministro de Educación –que hoy es el jefe máximo en este tema en el Banco Mundial– y eso me disgustó. Pero aprobaron la mayoría de los decretos legislativos y yo no tengo problemas con eso. Aquí hay un toma y daca. Yo te pateo y te insulto un poco, pero eso es para el teatro. Pero en la realidad te dejo tranquilo y te dejo trabajar.

—¿El gobierno insistirá en organizar los Juegos Panamericanos a pesar de los desastres?
Creo que tenemos que insistir porque es un compromiso internacional que se tomó hace más de dos años, en el gobierno pasado. Si los íbamos a suprimir, había que hacerlo el primer día del gobierno, porque si no se da un preaviso el nombre del Perú queda manchado.

Aquí no ha habido una hecatombe. Ha habido un problemón climático que los hay en todo el mundo. Ese problemón yo creo que va a pasar y ya tenemos los Juegos bien en marcha y hemos reducido su presupuesto sustancialmente.

—¿Pero no cree que la comunidad internacional entendería una cancelación debido a la situación de emergencia, que muchas personas sí viven como una hecatombe?
Lo que pasa es que el dinero para la emergencia no es el de los Panamericanos. Y estos van a ser superpositivos. Van a generar un montón de actividad de construcción y van a atraer por cada dólar invertido probablemente dos dólares en ingresos en turismo y temas relacionados. El balance es positivo.

—Y pensando en el futuro, ¿qué piensa hacer para que algo de esta magnitud no vuelva a ocurrir?
No puedo hacer nada para que nunca vuelva a ocurrir porque estamos en un planeta completamente impredecible.

—Pero algo se podrá hacer para que en los próximos años no volvamos a pasar por esto.
Lo que tenemos que hacer es canalizar los ríos de la costa, cosa que he dicho en la campaña hasta la saciedad. No solo para que no inunden alrededor, sino para mejorar la napa freática. Ese es un proyecto caro, pero hay que ir río por río. La costa tiene más o menos 30 ríos, o sea que tampoco es un proyecto faraónico. Segundo, tenemos que implementar controles a las municipalidades que dejan que la gente viva en las quebradas.

—¿Qué sucedería si enfrentásemos otro tipo de desastre, digamos un terremoto? ¿Estamos preparados?
No. No estamos preparados. Hay barrios enteros, como Barrios Altos y el Rímac, que se caerían.

—¿Y qué está haciendo su gobierno para prepararnos frente a una eventualidad como esa?
Bueno, hemos fortalecido el Indeci. El almirante [Alberto] Lozada está haciendo un muy buen trabajo. Estamos renovando los depósitos donde se guardan agua y víveres. Y estamos persistiendo e intensificando en las campañas de información que inició el gobierno anterior. ¿Pero qué vamos a hacer en una ciudad que es mitad vieja y mitad mal construida y una buena parte en los cerros si viene un terremoto de 8,5? Sería muy difícil, ¿no?

—¿Quisiera dejar algún mensaje al país?
Obviamente, lo que estamos experimentando ahora es bastante peor que lo que se pensó al principio. Entonces, tenemos que escoger entre ser pesimistas o tener esperanza. Y yo escojo la esperanza. Tenemos que ver esto con serenidad y darle a la población lo que espera: mejores servicios públicos. Por eso enfatizo tanto lo del agua. Y tenemos que terminar con la informalidad, que es la que nos expone a todos estos peligros. Yo le digo a la población que vamos a trabajar juntos y que la vamos a escuchar. Estas cosas siempre pasan.

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