A punta de huaraca, por Cecilia Valenzuela
A punta de huaraca, por Cecilia Valenzuela

El domingo una piedra lanzada con una huaraca de la policía que volaba, con 4 personas a bordo, sobre el pueblo de El Arenal. Ayer, a la una de la madrugada, en un enfrentamiento en la carretera que une Mollendo con el puerto de Matarani, Henry Checlla, obrero de construcción civil, murió herido de bala.

Trece días antes, Victoriano Huayna, campesino, moría herido de la misma manera. Checlla tenía 35 años y Huayna 62. Y a los cuatro policías que salvaron de morir el fin de semana hay que sumarles los 140 que han sido trasladados a los hospitales de Arequipa y Lima, heridos a pedradas.

Las dos personas que perdieron la vida engrosando las manifestaciones violentas organizadas por los dirigentes antimineros de Patria Roja y Tierra y Libertad en Islay fueron arrastradas a la muerte. Los policías heridos estaban ahí cumpliendo una labor.

Los pobladores que protestan contra el proyecto en Arequipa están, lógicamente, enardecidos. La policía ahora reprime sin contemplaciones. La estrategia de los dirigentes políticos que encabezan la huelga en el Valle de Tambo está funcionando. Han puesto a la población en contra del Estado, mientras tanto ellos avanzan en contra del sistema.

La semana pasada mostraron que sus objetivos políticos no tienen nada que ver con los intereses de los agricultores del valle. De manera grosera, abandonaron la reunión convocada por la gobernadora para negociar, bajo el pretexto de que estaban presentes los congresistas elegidos por el pueblo de Arequipa. De paso les dieron con la puerta en las narices a cuatro ministros de Estado.

Pepe Julio Gutiérrez y los dirigentes del comité Horacio Zeballos de Patria Roja en la provincia de Islay han tenido, en todo momento, muy clara su estrategia: con el correr de los días han ido incrementado la violencia de sus posiciones; comenzaron bloqueando carreteras para luego pasar a apedrear comisarías, la dependencia del cuerpo de bomberos de Cocachacra, el helicóptero que volaba rasante y con cuatro personas a bordo sobre El Arenal, etc.  Entre la muerte de Victoriano Huayna y la de Henry Checlla, hay 140 policías heridos de gravedad.

Hace 45 días la parálisis en la provincia de Islay es total. Hace mes y medio los niños no van al colegio, los comerciantes no abren sus negocios, los agricultores no cosechan sus cultivos.

La estrategia del gobierno es incoherente y débil, consiste en cansarlos; pero la prolongación de la huelga solo está deteriorando, aun más, la imagen y la autoridad del Estado entre la población arequipeña, ya no solo entre la de Islay. 
Cada día la opinión de la gente de la ciudad se voltea y el porcentaje que apoya el proyecto de Tía María empieza a mermar.

Las consecuencias de la represión policial que ha seguido a los huaracazos y los cartuchos de dinamita lanzados por los manifestantes, son tremendas: Las balas de la policía se están cruzando con las piedras de los huelguistas, de igual a igual.

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