Yonhy Lescano
Yonhy Lescano
Maria Alejandra Campos

El congresista ha centrado su defensa en negar la primera conversación de WhatsApp difundida en los medios de comunicación. Como es sabido, en este extracto el parlamentario hace referencia a la “delantera” de la periodista y le pregunta si ya está “en la camita, desnudita”. Según Lescano, sin embargo, una suerte de James Bond de la “mafia fujiaprista” se las habría arreglado para sustraer el celular que estaba al cuidado de sus escoltas –a las 12 de la noche–, para ingresar a su WhatsApp y tener esa conversación con la víctima.

Ayer, en la Comisión de Ética, el congresista aseveró que se trataba de “una conspiración, una patraña, una cortina de humo”, y que “la falsa denuncia” se había hecho con un “chat mutilado”.



Tomemos por cierto todo lo dicho por Lescano, ¿por qué nos mentiría? Como él dice, es un congresista con 17 años de experiencia, que es una credencial más que suficiente para demostrar que es una persona proba.

Centrémonos, entonces, en los chats sobre los que el congresista no ha negado su autoría. En particular, en el que se refiere a una entrevista. En este ‘sutil’ intercambio textual, se entiende que la periodista ha solicitado una entrevista al parlamentario. Lescano sugiere: “La entrevista debe ser en privado”, a lo que añade una carita llorando de risa. (Traducción: soy recontra gracioso porque en verdad me refiero a que quiero estar contigo a solas y la entrevista me importa un comino). La periodista, que busca cumplir con su trabajo, le responde: “Normal, entrevista es entrevista”.

Aquí viene la parte en la que Lescano se luce, pues responde: “Como en las películas”, y cierra con otra divertida carita llorando de risa. Para el lector inocente y mi señora abuela que nunca piensa mal de nadie, traduzco también esta parte del intercambio. Lo que Lescano le decía a la periodista era que quería emular una de las escenas más trilladas de la pornografía. Es decir, calatear a la mujer durante la entrevista y terminar teniendo relaciones sexuales con ella. Un ejemplo de padre de la patria.

La periodista elige hacerse la loca y le responde con un “?”. (Traducción: qué te pasa, mañoso; pero sutil, para que el intento de entrevistado no se ofenda, pero lo suficientemente seco para que retroceda).

Lescano elige no darse por aludido y continúa de forma más explícita. “Esas, pues, [tú] con tu libreta y yo voy respondiendo. Y de pronto, te asalto”, coronada con no una, sino dos de sus tan simpáticas caritas llorando de risa. “Te robo tu ropita”, carita guiñando el ojo, carita llorando de risa.

Esa conversación se dio en un día distinto al de la primera conversación difundida, alrededor de las 4 de la tarde. El parlamentario no ha negado que él escribió esos mensajes, sino que argumenta que había una relación de confianza para hacerle esos comentarios a la víctima.

Sin embargo, la periodista finalmente responde con tres signos de interrogación y un “Qué fue???”. (Traducción: ¿cómo se te ocurre decirme una cosa así?).

Eso es acoso sexual, congresista. Hay connotación sexual y la víctima claramente le expresa su incomodidad. Así haya un complot fujiaprista filtrando las conversaciones, es acoso. Así sea una cortina de humo, es acoso.