(Foto: Archivo)
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Diana Seminario

La cárcel asusta, así sea prisión preventiva. La verdad empieza a ser una moneda de cambio cuando perder la libertad es una realidad palpable. Por eso habla, por eso tuvo un inusitado ataque de sinceridad. La habían ‘echado’.

Es así como la “reserva moral” se cae a pedazos en señal abierta y a escala nacional. El sábado, Villarán quería contarnos su historia, decir que “solo cometió un error”, que tenía que “salvar a Lima de la mafia”. Pero solo buscaba evadir la justicia, la misma que ha sido benévola con ella todo este tiempo.

El audio que hemos oído anoche fue entregado por Prado a la fiscalía en marzo de este año, pero seguro que el famoso y mediático equipo especial estaba ocupado en otros casos más políticos. La barrabrava quería sangre, y la tuvo. La ‘decencia’ no se mancha.

Además, ha quedado demostrado lo bien informada que está la ex alcaldesa, lo que le permite calcular sus movimientos.
“Hay una cosa que me han dicho y este es un tipo y ha dicho que tú y yo hemos ido a conversar para que nos den tres palos verdes”, dice Susana Villarán. La conversación sería de setiembre del 2017.

El 22 de noviembre del 2017, este Diario informó que el publicista brasileño Valdemir Garreta, aspirante a colaborador eficaz, “declaró que y OAS le pagaron 3 millones de dólares en efectivo por publicidad y asesorías en la campaña contra la revocatoria de Susana Villarán”. ¿Y cómo sabía la ex alcaldesa de esa declaración? “De personas que saben de la situación”.

Ella siempre tuvo información a la mano. La palabra clave: ‘la adenda’. “Reafirmo que no hemos recibido coimas, que no hemos hipotecado el interés público a empresas privadas y que jamás se han hecho adendas a la medida de los intereses de estas empresas a cambio del aporte económico dado”, decía el sábado cuando admitió que estaba al tanto de que las constructoras brasileñas financiaron su campaña de la revocación y la de la reelección.

Curioso por decir lo menos, pues precisamente la fiscalía ya cuenta con el testimonio de directivos de OAS que manifiestan que el aporte de siete millones de dólares se hizo “a contraprestación a la suscripción de la adenda 1 del contrato de ampliación de peaje de 30 a 40 años”, tal como lo reveló ayer este Diario. Bien ‘dateada’ la señora.

El Caso Villarán es uno de los más sólidos desde que el tema Lava Jato se empezó a investigar en nuestro país, pero queda demostrado que hay personajes que se saben intocables.

Por eso, nos deben una explicación quienes lo han dilatado para dar prioridad a otros casos de los que aún queda mucho por indagar y corroborar. Si se hubiera actuado de acuerdo a ley y siguiendo criterios estrictamente judiciales y no políticos, ¡otra sería la historia!

Resulta penoso ver a tantos falsos valores que, aun cuando la corrupción los corroe, pretenden seguir dando lecciones desde su falsa superioridad moral, celebrando incluso que ‘a diferencia de otros’ ella admite lo que los demás niegan. No, señores, no hubiera dicho nada si no estuviera con la soga al cuello.
¡Hasta a los intocables les llega la hora!