Un nuevo testigo complica aún más a Martín Vizcarra dentro del juicio que se le sigue por presuntamente haber recibido sobornos de empresas constructoras ligadas a su gestión de gobernador de Moquegua. A diferencia de las declaraciones anteriores, esta vez no fue un empresario ajeno al que alguna vez fue el círculo más cercano del expresidente. Esta vez, se trató de un amigo a quien conoce desde hace décadas y que incluso fue su compañero de gabinete ministerial: José Manuel Hernández Calderón.
En una presentación que duró más de dos horas, José Manuel Hernández confesó haber sido el intermediario para un acuerdo ilícito realizado en noviembre del 2013 entre Martín Vizcarra y representantes de la constructora ICCGSA. El supuesto pacto fue para que le paguen S/ 1,3 millón a cambio de que, como gobernador regional, no observe la buena pro del proyecto Hospital de Moquegua, eventualmente adjudicado a esa constructora.
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También dio detalles sobre las entregas de dinero hechas a través de él entre el 2014 y el 2016. Estas habrían consistido en envíos realizados en sobres mediante su chofer, en entregas hechas personalmente en las oficinas de su empresa, Asesores Técnicos Asociados (ATA), y un último pago realizado en su casa, por parte del gerente general de la constructora a Martín Vizcarra, en una época en que ambos ya eran ministros de gobierno.
Finalmente, se refirió al pedido que le hizo su examigo en el 2019 para que contacte a representantes de ICCGSA y de la otra constructora que presuntamente le pagó sobornos, Obrainsa, para averiguar si lo habían delatado ante la fiscalía, tal como ocurriría recién al año siguiente. Martín Vizcarra y su defensa niegan la acusación y califican de falsos los dichos de José Manuel Hernández, quien por estas confesiones ya tiene una sentencia de colaboración eficaz dictada por el Poder Judicial. Es decir, sus dichos ya están corroborados a nivel judicial.
El amigo que se volvió colaborador
José Manuel Hernández fue el testigo estrella de la fiscalía en la séptima audiencia del juicio, realizada este martes en una sesión mixta. Estuvieron presencialmente los jueces del Cuarto Juzgado Colegiado de la Corte Superior Nacional de Justicia Penal Especializada; el fiscal Germán Juárez Atoche, del equipo especial Lava Jato; la abogada Karén Eléspuru, de la Procuraduría ad hoc del Caso Lava Jato; y el acusado junto a su abogado, Erwin Siccha. La mayoría de testigos y sus abogados participaron de forma virtual.
En la sala de audiencias -a la que no se permitió el acceso de la prensa-, Martín Vizcarra volvió a verse las caras con el fiscal que pide 15 años de prisión en su contra por el delito de cohecho (soborno). De hecho, ambos estuvieron sentados a pocos metros y, en distintos momentos, el acusado miró fijamente a su acusador. Pero la sesión, sobre todo, marcó el reencuentro entre el expresidente y su antiguo amigo, quien se presentó ante el juzgado de forma virtual.
Interrogado por el fiscal Germán Juárez, José Manuel Hernández inició su testimonio indicando que conoce al hoy expresidente desde fines de los ochentas, cuando su empresa hizo trabajos para el Proyecto Especial Regional Pasto Grande, en Moquegua. Allí también laboraba Martín Vizcarra, quien luego sería gobernador de esa región entre el 2011 y el 2014.
“Allí es que conozco al señor Martín Vizcarra. Yo siempre consideré que teníamos amistad, porque a raíz de estos trabajos se desarrolló mucho vínculo y esto se mantuvo por varios años (...) Cuando lo eligen gobernador regional, también tuve bastante contacto con él. [Fue] una relación que siempre consideré amical. Ha asistido a mi casa en Azpitia (región Lima), a mi casa de La Molina”, narró
Una muestra de esa cercanía fue que, para las elecciones del 2016, su amigo lo buscó “en repetidas veces porque quería integrar el equipo de alguno de los partidos que estaban interviniendo en este proceso electoral”. Por ello, según dijo, habló con dirigentes del partido Peruanos Por el Kambio y con su candidato Pedro Pablo Kuczynski, a cuya plancha se integró como primer vicepresidente. Luego, ambos serían parte de su gabinete: Martín Vizcarra como ministro de Transportes y José Manuel Hernández, en Agricultura.
Establecida esa relación, el fiscal centró sus preguntas en la licitación del proyecto Hospital de Moquegua, en el que su empresa era la supervisora. Según explicó, el proceso de la licitación fue desarrollado por la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), entidad que concluía su trabajo recomendando a un ganador. No obstante, la palabra final para entregar la buena pro de la obra era del Gobierno Regional de Moquegua, entonces encabezado por Martín Vizcarra.
"Ellos se comen la torta solos"
El testigo contó que en noviembre del 2013, se enteró de que el consorcio formado por ICCGSA e Incot había presentado su oferta. En ese contexto, el gerente comercial de la primera constructora, Rafael Granados, lo contactó para indicarle que si bien su oferta era la más baja, la UNOPS había pedido que se redujera incluso más. “Rafael Granados me pide que lo contacte con Martín Vizcarra [...] Le preocupaba [saber] si haciendo un descuento en su oferta, iban a acceder. Le di el teléfono, pero por alguna razón, no lo contactó”, dijo.
En el contexto del CADE del 2013, realizado entre el 27 y 29 de noviembre en Paracas, Ica, indicó que el empresario lo volvió a contactar con el mismo propósito. Él le respondió que “probablemente ahí llegará Martín Vizcarra para poder conversar”. No obstante, el entonces gobernador moqueguano no fue, por lo que el directivo de ICCGSA le insistió para contactarlo. “Yo accedo, marco su número, converso con él y le digo que a mi costado está Rafael Granados, gerente comercial de ICCGSA, que quiere conversar un tema con él”.
El exministro sostuvo que le dio su teléfono al empresario para que este converse con Martín Vizcarra. Luego, él mismo volvió a conversar con su amigo, quien le preguntó “si los conozco, si son serios y si había algo adicional”.
“Cuando yo le pregunto [a Martín Vizcarra] qué quiere decir ‘algo adicional’, [él] dice ‘algún premio’, porque ‘ellos se comen la torta solos’”.
Esa última frase del entonces gobernador, aseguró José Manuel Hernández, se le “quedó grabada porque nunca la había escuchado en una negociación de este tipo”. “De ahí, la conversación devino en si ‘había algo para él’. Le digo que hable directamente con Granados y él me dice ‘no, no puedo, mejor tú dile’”.
“Le comienzo a preguntar de qué estamos hablando”, contó.
“Y él [Martín Vizcarra] me habla de un monto de dinero: 1 millón 300 mil soles”.
El testigo agregó que ese “evidentemente que no era [un pedido] lícito” y que el “dinero era para el señor Vizcarra”. “Él no quería negociar con el señor Granados, por eso me insistía en que yo lo haga”.
Por ello, el testigo indicó que le dijo a Rafael Granados que eso era lo que el futuro presidente estaba “pidiendo para que pueda no objetar la buena pro, otorgar la buena pro y firmar el contrato”. El empresario se “quedó preocupado porque no esperaba un pedido de esta naturaleza”. Pero luego de “un receso”, para consultar con los otros representantes de ICCGSA y de Incot, respondió que “ya tiene la autorización para negociar y cerrar el tema”. “Me dijo que no querían perder el contrato, aunque esto le parecía exagerado”, detalló.
José Manuel Hernández llamó nuevamente a Martín Vizcarra, “se convino en ese tema y se dio por cerrada la negociación”. Luego, el hoy acusado le dijo que quería conversar con Javier Jordán, representante legal y gerente de finanzas de ICCGSA, por lo que le envió su teléfono por WhatsApp. Ese chat fue proyectado durante la audiencia, que el testigo reconoció. La defensa de Martín Vizcarra no objetó la autenticidad de la conversación.
Las entregas
Sobre si los pagos de ICCGSA a Martín Vizcarra se concretaron, el testigo afirmó que la coima “sí se llegó a materializar, entre 2014 y 2016″.
“El primer pago debió ocurrir entre fines de marzo y abril del 2014. Ello por insistencia del señor Vizcarra, que convocaba, enviaba mensajes al señor Granados para que cumpla con esto. El señor Vizcarra me decía que ya les habían entregado el adelanto [de la obra], pero que no le habían dado nada todavía”.
Los mensajes al directivo de ICCGSA eran enviados, nuevamente como intermediario, por José Manuel Hernández. En uno de estos, explicó mientras reconoció como suyo un chat, le preguntó si había “alguna novedad para el amigo del sur”. El amigo en cuestión, explicó, era Martín Vizcarra.
De acuerdo con el exministro, luego de estos pedidos Rafael Granados lo citó a una reunión en las oficinas de ICCGSA referida “al cumplimiento del acuerdo”. Esto aprovechando una visita del gobernador moqueguano a Lima en marzo del 2014. Explicó que, a pesar de que Martín Vizcarra le dijo “yo voy para allá”, nunca fue y él tuvo que acudir solo.
En el lugar, se encontró “con que [Rafael] Granados tenía un paquete preparado y me dijo ‘llévale esto a [Martín] Vizcarra”. Detalló que el paquete era un sobre que estaba sellado, pero contó que el mismo empresario le indicó que llevaba dinero. Además, afirmó que era “evidente” que ese era su contenido..
“Salí de sus oficinas con el paquete, se lo di a mi chofer, el señor Carlos Aranda, [para] que lo lleve a la casa del señor Vizcarra. Previamente, lo llamé para que dé la dirección exacta y él lleva ese pago [...] Apenas lo entregó, [el chofer] me llama y me dice ‘ya lo entregué'. Con el señor Vizcarra hablamos por teléfono y ya había recibido el paquete”.
Hernández sostuvo que el mismo método se repitió en la segunda entrega, en julio del 2014, en la que su amigo nuevamente se excusó de ir personalmente a las oficinas de ICCGSA por tener otras actividades en su agenda. Sin embargo, hubo una diferencia: esta vez, según explicó, Martín Vizcarra le confirmó vía chat la recepción del “paquete” enviado por su chofer. “Ya lo recibí”, dice en la conversación, proyectada en la audiencia y reconocida por el testigo.
En las tres siguientes entregas, continuó el testigo, hubo una variación. En esas ocasiones, afirmó que él recogió el dinero de ICCGSA, lo llevó a su propia oficina y se lo entregó allí personalmente a Martín Vizcarra. En esas ocasiones, remarcó, su examigo también dijo que iba a ir con él a la sede de la constructora, “pero nunca iba”.
Mientras José Manuel Hernández daba esa respuesta, el fiscal Germán Juárez pidió al juzgado llamar la atención al acusado y a su abogado por estar “que se miran y se ríen”. La presidenta del colegiado, Fernanda Ayasta, le hizo la exhortación al abogado, quien respondió que “ha sido una sonrisa, no ha sido una risa”.
Martín Vizcarra, vale decir, escuchó la mayor parte de la declaración con un gesto serio y mirando al fiscal, pero por ratos intercambió sonrisas y gestos con su abogado.
“Yo traía [el dinero] acá a la oficina y él lo recogía. Se lo entregaba acá y él se movilizaba”, continuó Hernández. Respecto a esas entregas, no hubo chats, pero afirmó que Martín Vizcarra “venía siempre con un maletín de cuero, de color oscuro, algo así, y allí colocaba el dinero y se lo llevaba”.
A fines del 2014, el exministro contó que tuvo una “conversación agria” con Martín Vizcarra porque este nunca cumplía con su palabra de ir con él a recoger el dinero. “Le dije que me estaba utilizando y que eso no era así, porque era un problema de él, no mío. De allí, un poco que me desligué del tema [...] Que casualidad que cada vez que decía que iba a ir a la oficina de ICCGSA, siempre salía a última hora con que lo había llamado un ministro”.
Aun así, en el segundo mes del 2015, Martín Vizcarra envió chats a José Manuel Hernández pidiéndole que le diga “a Rafael que terminó febrero” y “hace un mes [terminó] enero”. “Se refería a que se produjo en que no le producían el abono del dinero que supuestamente le faltaba”, explicó sobre esa conversación. “No lo comenté de inmediato, pero sí lo comenté después con Rafael Granados en una llamada telefónica”
Meses después, como él seguía en su postura de no participar en más entregas, indicó que le pidió directamente el teléfono de Rafael Granados. “Tengo entendido que [a partir de allí] todo ya lo hizo él directamente ese año. Imagino que los directivos de ICCGSA podrán dar fe de eso”.
La última entrega habría sido en agosto del 2016, cuando ambos amigos ya eran compañeros de gabinete. Según declaró, Martín Vizcarra le dijo “en dos o tres oportunidades” que Fernando Castillo Dibós, gerente general de ICCGSA, “le debía un saldo”. “Me pide que hable con él para que le cancelen el saldo. Yo contacto al señor Castillo, le digo lo que estaba diciendo el señor Vizcarra y que resuelvan ese tema”.
Luego, afirmó que el acusado le pidió que la reunión para que pueda hablar con el directivo de ICCGSA para que le pague “el saldo” sea en su casa de La Molina. Fue así que, de acuerdo con Hernández, el encuentro entre él, Martín Vizcarra y Fernando Castillo Dibós se concretó el 25 agosto del 2016. Con el saldo, según dijo, se refería “al compromiso de S/ 1 millón 300 mil”.
El testigo detalló que la reunión fue “tensa” porque el gerente general de ICCGSA consideraba que “ya ha le habían cancelado todo” a Martín Vizcarra, mientras que este insistía en que había “un saldo que tenía que pagarse”.
“Martín Vizcarra llegó atrasado”, recordó. “Castillo llegó con ánimo de pagar. Ya me había dicho: ya pues, le pagaré para no tener problemas. Allí es donde cierran el saldo que le debían”. El testigo incluso describió la sala en que se hizo la reunión, la distribución de los muebles y donde se sentó cada uno.
En un momento de la reunión, explicó Hernández, salió para traer bebidas y cuando regresó, el pago ya se había hecho. “No vi los paquetes entregados, o el pago, solo vi que Martín Vizcarra se acomodaba los bolsillos del saco, un saco oscuro, que se veían obviamente abultados. Entonces, entendí que eso ya era el pago”, contó.
Añadió que la reunión duró una hora más, de forma más relajada, pero que al final les dijo a ambos “si ya todos estaba arreglado y no habían ningún problema, y los dos dijeron que sí”. Adicionalmente, le volvió a preguntar personalmente a Martín Vizcarra si le habían”cancelado el saldo”. “Él me dijo que sí, me agradecía, salió y se fue. Ese fue el último evento de pago”.
En un primer momento, el testigo indicó que no sabía si el pago había sido en soles o en dólares; pero luego precisó que luego se enteró que fueron 60 mil dólares (equivalentes a S/ 200 mil). Además, reconoció como suyo un chat en que le enviaba su dirección a Rafael Granados, el otro exdirectivo de ICCGSA, el mismo 25 de agosto.
La "preocupación" de Martín Vizcarra
La última parte de la declaración de José Manuel Hernández se refirió a hechos del 2019, cuando Martín Vizcarra ya era presidente. Según dijo, este lo citó, mediante su asesor Iván Manchego, para una reunión en su departamento de San Isidro.
“Estaba muy preocupado por unos mensajes en redes sociales, sobre eso quería hablar. Había aparecido que el fiscal [de la Nación, Pedro] Chávarry tenía información sobre supuestas entregas de dinero al señor Vizcarra. Por eso es que quería anular al señor Chávarry”, contó. Unos chats con esos mensajes fue enviado por el expresidente al exministro, según se proyectó en la audiencia.
Los mensajes estaban referidos al proyecto Lomas de Ilo, por lo que Martín Vizcarra -siempre según el testigo- le refirió que Obrainsa “de motu propio, le habían dado algo”. Hernández asegura que lo cortó en ese momento “porque ya tenía problemas suficientes” y le pidió que no le cuente nada más: “solo dime lo que quieres ahora”.
Por eso, sostuvo, el entonces mandatario le pidió averiguar si los directivos de Obrainsa “realmente lo habían delatado”. Luego, también le pidió lo mismo respecto a los representantes de ICCGSA.
Hernández sostuvo que desde ICCGSA le negaron haber declarado, pero que le indicaron que los de Obrainsa sí eran colaboradores. Sin embargo, desde la otra constructora también rechazaron haber delatado a Martín Vizcarra.
En un chat de mayo del 2019, nuevamente entre Martín Vizcarra y José Manuel Hernández, este le dice al entonces presidente que “primer grupo todo bien”, pero que le habían dicho que el “segundo grupo eran colaboradores” y que iba a hablar con ellos. De acuerdo con la explicación del testigo, el “primer grupo” era ICCGSA; y el “segundo grupo”, Obrainsa.
En el cierre del interrogatorio que le hizo la fiscalía, José Manuel Hernández reafirmó que fue amigo de Martín Vizcarra hasta el 2020, cuando este caso fue revelado. Luego de ello, sus “caminos fueron totalmente diferentes”. “No guardo rencor porque siempre he dicho la verdad, pero no olvido lo que he pasado por haber sido utilizado en estas ilegalidades”, concluyó.
Lo niega todo, menos los chats
A su salida de la audiencia y consultado por la prensa sobre lo declarado por Hernández, Martín Vizcarra aseguró ante la prensa que “solamente está el dicho de un colaborador eficaz”.
“No hay ninguna corroboración en hechos concretos, en alguien que haya visto. Incluso él mismo dice que él había llevado unos sobres, pero nunca constató que había dinero. La justicia debe basarse en hechos, no en dichos, y aquí no hay ningún hecho”, afirmó.
El expresidente cuestionó que Juan Manuel Hernández se haya reunido con ICCGSA siendo su empresa la supervisora de la obra. También afirmó que la geolocalización demostrará que no estuvo en la presunta reunión donde se habría dado la última entrega del dinero.
“Rechazo tajantemente. Yo nunca he estado en una reunión en la casa del señor Hernández con el señor Castillo”, afirmó. Por otro lado, no negó los chats difundidos en la audiencia, pero justificó que haya pedido los teléfonos de los directivos de ICCGSA por su interés en “que se cumplan los plazos” de la obra.
Sobre su examigo, aseguró que este está “canjeando una sentencia contra él por esa manifestación”, aludiendo a supuestas irregularidades en la ejecución del Hospital de Moquegua. “La verdad siempre se impone y van a ver que la verdad siempre se impone y cuando [el juicio] concluya va a determinarse la inocencia”.
Más testigos
En la audiencia también declaró como testigo Tobías Puerta, exconserje de Obrainsa. En su testimonio, este ratificó que cobró dos cheques girados por Obrainsa en enero y abril del 2014, por S/ 400 mil y S/ 600 mil, respectivamente. Luego, llevó el dinero a las oficinas de la constructora para entregarlo a Elard Paul Tejeda Moscoso, el gerente general.
Según la acusación fiscal y según ha declarado Elard Paul Tejeda, ese dinero fue usado para pagar la coima de S/ 1 millón a Martín Vizcarra por el proyecto Lomas de Ilo. También declararon como testigos Fabrizio Scarfo, directivo financiero de Astaldi, consorciada de Obrainsa; y María Inés García.
Estos dos testigos declararon en torno al cheque de S/ 400 mil que intentó girar Obrainsa a nombre del consorcio en enero del 2014 y sobre el cheque por el mismo nombre que sí se emitió, a modo de préstamo de la constructora al consorcio.
Para la próxima audiencia del juicio, que será el lunes 16 de diciembre, se han citado a cuatro testigos más vinculados al presunto pago de coimas a Martín Vizcarra por el Hospital de Moquegua: Rafael Granados, gerente comercial de ICCGSA; Javier Jordán, gerente de Finanzas de ICCGSA; Fernando Castillo, gerente general de ICCGSA; y Jorge Ituzirraga, gerente general de Incot.
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