Las regiones del sur se han visto afectadas por huaicos y lluvias.  (Foto: GEC)
Las regiones del sur se han visto afectadas por huaicos y lluvias. (Foto: GEC)
Diana Seminario

Y la historia se repite año a año: lluvias, , foto de la autoridad de turno posando con los damnificados, reclamos de los ciudadanos afectados. Campañas de solidaridad, centros de acopio, envío de la ayuda, puentes caídos, declaratorias de emergencia, reconstrucción fallida. Repetir.



Cada desastre natural tiene su temporada. Las heladas en invierno y las lluvias y desbordes en verano. Y todo sigue igual. No hay marchas, pedidos de interpelación, censura o encendidos discursos y debates. No. Se trata de las provincias, unas cuantas lluvias. Basta con viajar con los ministros, hacer enlaces en vivo y decir por todo lo alto que estamos ayudando. Ahora, a mirar la siguiente encuesta. Los damnificados no dan réditos políticos, es mejor hablar de la anticorrupción y de su elenco estable. No me cambies el libreto.

¿No es acaso corrupción no hacer las obras de prevención necesarias para que esta película no se repita cada año? ¿Será que tampoco es corrupción y desidia que en el norte haya empezado de nuevo a llover sin que las obras de reconstrucción y defensas se hayan culminado? ¿Lloverá sobre mojado?

Ya se cuentan 20 mil damnificados en Arequipa, Tacna y Moquegua que sufren los estragos del clima. “No están solos” y “tenemos también una lección que aprender: con la naturaleza no se juega, tiene su espacio. Muchas veces nos confiamos y ocupamos espacios de las quebradas o del cauce de un río [...]. Les pedimos a las autoridades, a la población, responsabilidad para no ocupar áreas vulnerables y no lamentar en el futuro pérdidas de infraestructura o vidas humanas”, les dice el presidente en la zona.

Se agradece la reacción y la ayuda. Lamentablemente, todo se da luego de que ocurre la tragedia, aún no contamos con ningún sistema que nos alerte de que esto va a ocurrir para trasladar a las personas que viven en las zonas vulnerables.

¿Y el satélite?

Cuando ocurrió el fenómeno de El Niño costero, nos preguntamos por el satélite Perú SAT–1, entonces la prensa informó así: “El satélite peruano costó S/597 millones, pero no le sirve al Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) para realizar los trabajos de monitoreo, así lo aseguró el mismo organismo”.

En aquella oportunidad se recordó que cuando se adquirió, en el 2014, el entonces ministro de Defensa Pedro Cateriano alabó los múltiples aportes que el satélite Perú SAT-1 traería al Perú en ámbitos como desarrollo, defensa, prevención de desastres y lucha contra el narcoterrorismo y minería ilegal.

Sin embargo, ante el desastre de El Niño costero del 2017, el ministro de Defensa Jorge Nieto precisó que el satélite no es suficiente por sí solo, sino que necesita otras bases de datos para complementarse. “Si alguien está esperando ver en tiempo real lo que capta el satélite SAT-1, está –prácticamente– perdiendo el tiempo”.

Por lo visto, esta situación no se ha corregido. ¿Cómo podríamos llamar a una millonaria compra que no cumple con sus objetivos?
Poner la lupa en los trabajos de prevención y reconstrucción también es luchar contra la corrupción.