(Foto: El Comercio)
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Jaime de Althaus

Las medidas que adopte el para subir los ingresos tributarios no deben atentar contra las que se requieren para resolver los problemas de fondo de nuestra baja recaudación, que son la informalidad, el dualismo estructural, la exclusión de las mayorías de la legalidad.

Se querría eliminar el nuevo régimen mype tributario (RMT) o bajarle el techo al mínimo. La idea de ese régimen era que incorporara parte de los RUS (que no pagan ) a la cadena formal, y lo inteligente era que permitía una gradualidad de modo que el salto al régimen general no se sintiera y las empresas pudieran crecer. Lo que pasó fue que muchos del régimen general se bajaron al RMT y pocos del RUS se incorporaron a él. Pero eso ocurrió porque no se eliminaron el RUS y el RER, que son vías de escape para partir los negocios y evadir. No solo eso: ahondan la segregación económica, porque al no emitir facturas, los formales no les compran. Quedan excluidos.

La única manera de incorporar (formalizar) a todos y romper el dualismo estructural es yendo a un solo régimen tributario gradual y progresivo. ¿Cómo? Eliminando el RUS y el RER, lo que será posible cuando la masificación de los comprobantes electrónicos permita que la propia Sunat les calcule sus impuestos a esos contribuyentes, que ya estarían dentro del régimen general, quizá pagando menos que en el RUS. Pero un régimen general que habría incorporado el gradualismo del RMT –que las primeras 15 UIT de utilidades pagan solo 10% de Impuesto a la Renta– de modo que no haya salto alguno.

De esa manera, si todos, por más pequeños que sean, emiten factura –desde su propio celular por ejemplo, de manera sencilla– y se refuerza la bancarización, se habrá terminado para siempre con el dualismo de la economía y la informalidad económica.

Por supuesto, esto se afianzaría si las personas y las empresas (para sus trabajadores) pudieran usar parte del IGV que pagan cuando compran algo para aportar a Essalud o a su pensión, que es la propuesta de Lampadia. Pues no solo todos pediríamos facturas, sino que, de paso, reduciríamos costos no salariales del trabajo porque parte de los aportes a Essalud y a las AFP ya no saldrían del sueldo de los trabajadores o la empresa, sino del IGV que de todas maneras pagan. Solo faltaría resolver el tema de la estabilidad laboral absoluta para facilitar la formalización.

De esa manera también se podría reformar otro de los incentivos a la informalidad, que es el SIS. Pues, ¿para qué me formalizo si con el SIS ya no necesito Essalud? En efecto, se haría viable la propuesta de la Comisión de Protección Social de juntar en un fondo único Essalud y el SIS para financiar una capa básica universal para todos y que los no pobres aporten a Essalud para la capa más compleja. Esos aportes se harían precisamente con parte del IGV que pagan cuando compran algo.

Ojalá el MEF no se deje ganar por la urgencia de corto plazo.