(Foto: El Comercio)
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Mauricio Chereque

El parlamentario (Fuerza Popular) será citado como testigo por el fiscal provincial contra el crimen organizado José Cuya para que declare en la investigación a su ex socio, el narcotraficante colombiano Diego Sánchez Ospina, capturado hace unos días en una operación de la policía en la que se incautó una tonelada de cocaína lista para ser exportada a España.

A raíz de este caso, El Comercio consultó con cuatro especialistas para conocer qué se debe hacer para evitar más filtraciones del en la política y para entender por qué es tan difícil investigar a congresistas en funciones por sus vínculos con el narcotráfico.

¿Preocupa que haya un nexo entre la política y el narcotráfico?
Sonia Medina – Procuradora antidrogas

Esto preocupa, sobre todo si son políticos que tienen capacidad funcional para manejar temas del Estado, no solamente para nosotros, sino para todos. El narcotraficante se vale de la voz política, del poder político o del poder económico para desarrollar las redes ilícitas que busca.

¿Es difícil probar los vínculos de un legislador con el narcotráfico?
Rubén Vargas – Ex viceministo de Orden Interno

El gran problema es la fragilidad institucional. Para que se pueda investigar y sancionar a organizaciones criminales, debe haber instituciones sólidas. Es un buen negocio para el narcotráfico tener investigaciones débiles porque, gracias a eso, pueden realizar sus actividades con total impunidad

¿Considera que hay legisladores relacionados al narcotráfico?
Pedro Yaranga — Especialista en narcotráfico

Sí. Eso se ha visto en el proceso de la campaña. Muchos de estos congresistas han gastado a manos llenas. Digamos, en su actuación normal, no eran personas muy adineradas, ¿no?, y de la noche a la mañana salieron gastando a manos llenas. Eso simplemente genera una sospecha.

¿Los partidos políticos son los principales responsables?
Gerardo Távara — Secretario general de Transparencia

Sí, creo que hay responsabilidad de los partidos políticos al no seleccionar de manera más exigente a sus candidatos. Hoy la mayoría son invitados no militantes. Parecería que en muchos casos los partidos colocan a alguien no en virtud de sus méritos políticos, sino en virtud de su capacidad económica.