El 2016 en el 2015, por Mariella Balbi
El 2016 en el 2015, por Mariella Balbi
Mariella Balbi

Este año pinta mal. Lo que vemos y vivimos en nuestro país es evidente: desorden, ineficiencia que se traduce en un bajo , informalidad, inseguridad ciudadana, poca institucionalidad, irrespeto de las reglas de la democracia. Peor imposible. Y no se trata de ser optimista o pesimista, ojalá dependiera de la mirada ciudadana. Lamentablemente, el gobierno de está en otra, bien lejos del desarrollo que el Perú necesita.

Los que apoyaron inicialmente al presidente ahora se sienten decepcionados, timados. El respeto a la hoja de ruta es la única fortaleza, si podemos llamarla así, del régimen. Pero desafortunadamente es bastante formal porque si no hay más escuelas, mejores vías, más hospitales, de poco sirve la tal hoja de ruta. Ciertamente, podríamos estar peor con la gran transformación. Sin embargo, un crecimiento de 2,6% en el 2014 y entre 3% y 4% para este año es un retroceso para nuestro país. Hemos ido de más (Paniagua-Toledo-García) a menos.  

Muchos nos preguntamos por qué tanto reglaje, tanto ‘chuponeo’, tantos personajes oscuros. Por qué tenemos ministros que se dedican a insultar a través de las redes sociales y descuidan su sector. El sabotaje constante a la primera ministra no es gratuito, al igual que a otros primeros ministros le hacen ‘bullying’. Teóricamente su cargo implica ser el parachoques de las críticas al presidente, paradójicamente los embates vienen del entorno más íntimo de Palacio, de la retaguardia. De ese círculo Ana Jara –de convicciones democráticas– no participa, la tienen fuera.

Cuál es el propósito entonces de este régimen que gobierna en familia, como lo ha expresado tantas veces la pareja presidencial. La reelección conyugal se ha trocado por la elección del 2016. Con mucha ceguera, Humala y sus asesores consideran que pueden sacar un buen porcentaje en la primera vuelta electoral y tal vez tentar pasar a la segunda vuelta.

La mayoría de peruanos ve esto como un delirio propio de quien quiere continuar en el poder. No obstante, la actuación diaria del gobierno está orientada en ese sentido. La pareja presidencial le ha echado el ojo al Perú rural. Ahí donde hay gente tan postergada que un puente, una losa serán siempre bien recibidos. Si uno sigue la poco sutil campaña electoral de Humala, su frenética movilización cobra un sentido muy claro.

Sus viajes al interior del país siguen la ruta del Perú desposeído. La anemia infantil y la desnutrición infantil crónica han aumentado ahí gracias a la desidia del gobierno. Tal vez  esa poca voluntad política para resolver este acuciante tema tenga un origen electoral. El libreto es clarísimo. Llega Humala al poblado, tiene una ‘portátil’ bien organizada. Su esposa ha disminuido sus apariciones. Probablemente el Partido Nacionalista no puede organizarle nada porque es diminuto y prefieren que el mandatario sea la avanzada.

Se inauguran primeras piedras u obras pequeñas que demoraron mucho. Luego viene el rollo antigobiernos anteriores, “nunca hicieron nada por ustedes”. El Estado tenía “soroche”, era “panzón”; en cambio ahora, por primera vez en la historia está con ustedes.