En clave Favre, por Cecilia Valenzuela
En clave Favre, por Cecilia Valenzuela
Redacción EC

El Congreso se apresta a la formación de una megacomisión que investigue los contratos que las filiales de las constructoras brasileras, denunciadas en su país por corrupción, ganaron en el Perú bajo las administraciones de los presidentes , y .

La comisión parlamentaria debe prometer que no olvidará incluir en sus pesquisas a los gobiernos regionales que tanto camino y puente encargaron, ni a la Municipalidad de Lima que bajo las gestiones de y firmó también importantes acuerdos con algunas de las estrellas del .

Pero esa investigación, que irá inicialmente por el lado administrativo, tardará en señalar a los políticos comprometidos en los sobornos; y estando tan cerca las elecciones presidenciales, quizá deberíamos empezar a jalar la punta de la madeja por el personaje más controvertido que los empresarios y los políticos brasileños asociados en el Lava Jato insertaron con fuerza en la política nacional: .

Si bien el operador y publicista Felipe Belisario Wermus, alias Luis Favre, no es brasileño sino argentino, es militante y ha trabajado los últimos 29 años para el Partido de los Trabajadores –el ala política de esa alianza perversa que se ha levantado los dineros de Brasil y de los brasileños en los últimos 12 años– y se ufana de haber llevado a la victoria dos veces a Lula da Silva y dos veces a Dilma Rousseff.

El nombre de Favre cobró fama en Lima en las elecciones del 2011, cuando se encargó de la campaña de Ollanta Humala, y se reforzó, posteriormente, en el verano del 2014, cuando le salvó la cabeza de la revocatoria a Susana Villarán.

La pregunta clave que debe buscar absolver la fiscalía es quién pagó los servicios de Luis Favre; y cada uno de los partidos políticos que se beneficiaron con su talento, el Nacionalismo y Fuerza Social, tendrán que mostrar los documentos que acrediten los pagos bancarizados de sus honorarios de manera directa o a través de alguna consultora brasileña experta en márketing político.

En el caso de la campaña para la no revocatoria de Villarán, el propio Favre se encargó de propalar que quien lo contrató fue la consultora brasileña FX Comunicación Global. La consultora me contrata y ella me paga, dijo en una entrevista televisada. Lo que no dijo fue quién le pagó a la consultora ni quién lo hizo para el caso de la campaña de Humala.

Recientemente le pregunté a quién le pagó a Favre. Su respuesta fue desconcertante: “Yo no me encargué de ningún tema económico”, me dijo. Así es que si el jefe de campaña de la candidatura del ahora presidente Humala no sabe quién le pagó al asesor publicitario de dicha campaña, hay mucho pan por rebanar. ¿O acaso se trata de un secreto comprometedor y vergonzante?

Un asesor de campaña como Favre no se paga solo. No se trata simplemente de un publicista reputado, se trata del publicista del PT, de Lula y del Foro de Sao Paulo. Y si los partidos a los que asesoró y promovió electoralmente no le pagaron –a él directamente o a la consultora que dice que lo contrata–, las autoridades están en el deber de identificar a la empresa o a las empresas brasileñas que le pagaron: un favor de ese tamaño se cobra y lo peruanos tenemos el derecho de saber con qué se pagó.

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