¿Cuáles serían las áreas que, creo, como país, deberían ser de interés prioritario tras la pandemia? Lo más obvio es nuestro precario sistema de salud. Un desastre por diversas razones: fragmentación y pauperización histórica. (Foto: Minsa)
¿Cuáles serían las áreas que, creo, como país, deberían ser de interés prioritario tras la pandemia? Lo más obvio es nuestro precario sistema de salud. Un desastre por diversas razones: fragmentación y pauperización histórica. (Foto: Minsa)
/ HEINER APARICIO
Eduardo  Dargent

Analistas y académicos han lanzado diversos vaticinios sobre el significado que tendrá la actual para la economía, la sociedad o las relaciones internacionales. Los diagnósticos de lo que teníamos a escala global y local anuncian los cambios futuros. Resaltar lo que la crisis desnuda para cuestionar la “normalidad” ayuda a pensar en un mañana distinto donde se reduzca el impacto de un evento similar y se corrijan otros problemas.

Hay que tener cuidado en no pasar del diagnóstico a predecir cambios positivos, en la idea de que todo problema lleva a una solución. Una mirada más honesta pasa por hacer diagnósticos sobre lo que la pandemia puso al descubierto, aquello que facilitó o redujo la expansión del virus. Y luego reconocer que la moneda está en el aire con respecto a las consecuencias, delimitando aquello que podría llevarnos en una u otra dirección. Los antecedentes de cada sociedad, el peso de los intereses que están en disputa o las alternativas políticas y de política pública que se vayan perfilando son todos aspectos relevantes para lo que puede suceder.

Es cierto que las crisis han significado cambios profundos en las sociedades, pero no siempre para bien. La crisis global de 1929 nos ayuda a explicar dinámicas que condujeron tanto a la socialdemocracia sueca como al nazismo, por ejemplo. Y no son pocos los casos en que, con ligeros cambios, las cosas pueden seguir básicamente igual.

¿Cuáles serían las áreas que, creo, como país, deberían ser de interés prioritario tras la ? ¿Qué diagnósticos hay que hacer o profundizar para trazar políticas efectivas frente a estos problemas?

Lo más obvio es nuestro precario sistema de salud. Un desastre por diversas razones: fragmentación, pauperización histórica pero apocalíptica en los ochenta, los límites de diferentes modelos de salud pública para una realidad compleja, enorme corrupción privada y pública, y presupuestos mínimos,por supuesto.

La crisis también nos lleva al tema de siempre: la informalidad y la forma en que impacta en nuestra vulnerabilidad frente a la vejez, el desempleo, la salud. Un tema en el que no hay respuestas fáciles ni milagrosas, como con frecuencia se nos vende y con poderosos intereses en juego que dificultan cualquier intento de reforma.

Otros temas tienen que ver con la innovación, investigación aplicada o seguridad alimentaria, algunos considerados superados por quienes minimizaron su relevancia en un mundo global. ¿Qué se pierde al depender del exterior para la provisión de bienes sanitarios y medicinas que son vitales para evitar o paliar un desastre? En general, ¿qué inversiones son razonables frente a esta nueva realidad? No hay respuestas fáciles, pues hay que distinguir lo que es improvisación o malas decisiones previas de barreras más sistémicas.

La próxima semana discuto cómo se ve el panorama político frente a estos retos que nos va dejando la pandemia, pero adelanto que no lo veo nada bien. La magnitud del reto está muy lejos de la actual oferta para el 2021. Ojalá quienes están en carrera incorporen, desde sus posiciones diversas, una mirada crítica y realista al debate.

¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?

Entre los síntomas más comunes del COVID-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.

¿Cómo se contagia el coronavirus?

La COVID-19 se contagia por el contacto de una persona sana con otra que esté infectada. Esta enfermedad se propaga de persona a persona mediante las gotículas procedentes de la nariz o boca cuando el que se encuentra enfermo tose o exhala.

En muchos casos, estas gotículas caen sobre objetos o superficies, que después tocan otros individuos y se llevan a la nariz, ojos o boca cuando pasan sus manos por la cara.

¿Cómo prevenir la propagación del coronavirus?

  • Para reducir la probabilidad de contagio existen varias maneras. Las principales son:
  • Lavarse las manos con agua y jabón por 20 segundos y usar alcohol o gel desinfectante.
  • Mantenerse a una distancia mínima de 1 metro de cualquier persona.
  • Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, debido a que las manos al palpar muchos objetos y superficies pueden recoger el virus.
  • Mantener una buena higiene respiratoria: si tose o estornuda deberá cubrirse la boca y la nariz con el codo doblado o con un pañuelo de papel, que deberá desecharse de inmediato.
  • Permanecer en casa si no se encuentra bien. En caso tenga fiebre, tos y dificultad para respirar, busque atención médica y siga las instrucciones que le de personal de salud.

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