Sin eco electoral, la columna de David Rivera
Sin eco electoral, la columna de David Rivera
David Rivera

¿Cómo explicar que la denuncia por lavado de dinero asociado al narcotráfico contra el secretario general de Fuerza Popular no haya tenido impacto alguno en la candidatura de ? Por el contrario, que en la semana de difusión de los indicios y las investigaciones –locales e internacionales– contra Joaquín Ramírez, haya aumentado su intención de voto frente a .

No hay una única respuesta. Pero tal vez la primera y más importante sea que para que una denuncia sea efectiva sobre un oponente se requiere de un candidato y/o de un movimiento con capacidad de canalizarla y articular un discurso demoledor a partir de ella. Es lo que Keiko Fujimori hizo con PPK durante el debate, con muchos menos elementos a su favor y echando mano de medias verdades, mentiras y difamaciones, que fueron expresadas con tal certeza que deberían preocuparnos. Kuczynski no necesitaba ni debería llegar a ese extremo. Requería simplemente entender y saber transmitir la dimensión de la denuncia y el riesgo que representa para el país que ella recaiga sobre uno de los hombres de confianza, del círculo más íntimo, de Keiko Fujimori. ¿No es de verdad para preocuparse?

Si a esto le sumamos el hecho de que en esta segunda vuelta con más claridad que en la primera, ha habido una candidata activa en campaña y otro pasivo o en semicampaña, podía ser una mera fantasía esperar un comportamiento diferente del electorado. Como recordamos hace un par de semanas, los politólogos habían señalado que en estos dos meses de campaña los ejes de la disputa se enfocarían en el fujimorismo versus antifujimorismo y en el Lima vs. provincias o incluidos vs. excluidos o derecha vs. izquierda. PPK no ha conseguido (¿ni ha buscado?) convertirse en el abanderado de esos sentimientos. ¿Puede una denuncia compensar la ausencia de empatía con el electorado? ¿Puede hacerlo cuando no es aprovechada políticamente? Difícilmente. Menos aun cuando en la otra esquina hay una maquinaria con capacidad para contraatacar y difamar.

Ahora bien, ciertos medios han jugado su propio rol. Algunos analistas han señalado que el hecho de que la denuncia haya sido lanzada por medios limeños percibidos como parte de los poderes fácticos, explicaría no solo su limitado impacto, sino incluso una actitud de rebeldía frente a ella. Aun si fuese cierto, es lo que correspondía hacer a cualquier medio con principios. Pero no es lo que ha pasado con todos. Algunos grupos de comunicación, pertenecientes a ese mismo poder fáctico, han jugado un papel peligrosamente cauto e incluso protector de la candidata Keiko Fujimori. Ya sea por desconocimiento sobre la envergadura de la evidencia contra Ramírez, por vínculos emocionales y/o intereses económicos, su posición ha sido vergonzosa.

¿Es posible revertir la tendencia en dos semanas? Difícil, pero no imposible. El fujimorismo tiene puntos vulnerables. PPK requiere de una estrategia y de ganas para aprovecharlos. Y comprender que la pelea es política, no técnica.

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