Como se sabe, en los últimos días la dirigencia de Perú Posible ha sostenido una serie de reuniones para diseñar la estrategia que seguirá para defender al señor Alejandro Toledo en el Caso Ecoteva.
¿De quién tiene que defender el partido al señor Toledo? Pues resulta que del propio señor Toledo. Y es que el problema que enfrenta Perú Posible no es otro que el de las contradicciones e incoherencias en las que ha incurrido el ex presidente cada vez que se le ha pedido que explique el origen del dinero con el que se adquirieron sus inmuebles y los de su suegra, la señora Eva Fernenbug.
Se ha vuelto casi imposible llevar la cuenta de la diversidad de historias que el señor Toledo ha utilizado y de los cabos sueltos que ha dejado en torno a las sospechosas adquisiciones inmobiliarias.
En enero y febrero, la versión oficial era que la casa de Las Casuarinas se adquirió con dinero proveniente de los ahorros de su suegra y de las reparaciones que ella recibió en su calidad de víctima del Holocausto. Para mayo el cuento era otro: los fondos para las compras provenían ahora de un financiamiento bancario obtenido gracias al aval del señor Josef Maiman.
En esta última oportunidad, además, el señor Toledo aprovechó para precisar que él no tenía conocimiento alguno de las inversiones de su suegra. No obstante, como informamos recientemente, en su declaración al Ministerio Público la señora Fernenbug reconoció que conversó con su yerno y con su hija sobre las compras de la casa y la oficina.
A estas contradicciones se suma el hecho de que hasta hoy nadie le encuentra sentido a la historia de la participación del señor Maiman. Más allá de lo sospechosa que de por sí es una operación donde abunden los testaferros, nunca se aclaró por qué el empresario se asociaría con la señora Fernenbug para hacer un negocio donde ella, aparentemente, no hizo un aporte significativo pero terminó con millonarios inmuebles a su nombre.
La última tanda de falsedades salió a la luz cuando se descubrió hace poco, gracias a un informe de la Unidad de Inteligencia Financiera, que la vivienda del ex jefe del Estado ubicada en la urbanización de Camacho y su casa de verano en Punta Sal también habían sido adquiridas a través de la señora Fernenbug y con dinero de Ecoteva.
Durante su presentación en el Congreso en mayo, el señor Toledo había jurado y perjurado que él no tenía ninguna relación con dicha empresa. Y en febrero, además, había precisado que la compra de la casa en Punta Sal “se canceló con el dinero obtenido por la venta de un terreno adquirido hace siete años […], más un crédito hipotecario […] por 150 mil dólares”. La verdad, no obstante, era que la cancelación de la hipoteca de la casa de Punta Sal se pagó con US$277.308,96 con cargo a la cuenta de la señora Fernenbug.
En este contexto, defender al señor Toledo se ha vuelto una tarea casi imposible. Por más que los dirigentes de Perú Posible clamen persecución política, queda claro que el ex presidente le ha mentido al país descaradamente y que prefiere ocultar la verdad sobre el origen de los fondos utilizados en todas estas transacciones.
Por esto, es hora de que Perú Posible tome conciencia de que, en el afán de proteger a toda costa a su líder, puede terminar condenando a su propio partido. Y es que un movimiento político que se empecina en defender lo indefendible no puede tener cara después para pedir la confianza de los ciudadanos en las elecciones.
Si Perú Posible quiere sobrevivir a su líder, debe reconocer que es tiempo de ponerse a un lado en este tema y dejar de interpretar el papel de víctima de una persecución política. Debe mostrar que el partido es el principal interesado en que se investigue toda esta situación y debe dejar que la fiscalía haga su trabajo.
Por su parte, el señor Toledo haría bien en pedir una licencia a su partido y dejar de utilizarlo como escudo. Así, por lo menos, algo podría salvar del movimiento que él creó para restaurar la democracia.