“The Economist” acaba de calificar a nuestro país como el menos vulnerable de América Latina –junto a Chile y México– frente una interrupción brusca del ingreso de capitales del exterior. A la vez, la última edición del Reporte Global de Competitividad muestra que el manejo macroeconómico del país es realmente envidiable: el Perú ocupa el puesto 20 de 148 países en esta materia. E, internacionalmente, sigue llamando poderosamente la atención cómo en los últimos años hemos logrado reducir la pobreza como nadie en la región y que todo lleva a pensar que seremos uno de los tres países que más habrá crecido en América Latina para fines del 2013.
Lo curioso es que mientras que en el exterior se felicita nuestro manejo económico, una buena cantidad de peruanos tiene la sensación de que las cosas no van bien. Después de todo, un 61% de nuestros compatriotas considera –según la última encuesta elaborada por Datum– que el Perú está en crisis.
La mirada externa de nuestra economía debería ayudarnos a poner las cosas en su debido contexto. Si bien es cierto que podríamos estar creciendo aún más rápido (y que el mismo gobierno ha contribuido con declaraciones desafortunadas a generar la percepción de que estaríamos pasando por una mala época), no deja también de ser verdad que andamos lejos de estar en crisis. Lo que sucede es que, luego de una década de haber crecido a alrededor del 6%, es difícil aceptar que puede venir un ciclo de desaceleración, generado principalmente por factores externos. Y es que no se puede dejar de tomar en cuenta que varios de los países más desarrollados están todavía escapando de sus respectivas crisis, que el entorno económico global se presenta incierto, y que todo eso afecta finalmente a naciones como la nuestra.
Ahora, hay quienes quieren aprovechar esta situación para confundir a las personas y, así, intentar llevar agua hacia su molino. Por ejemplo, los grupos de izquierda que anuncian que la economía se desbarranca y que piden que, por ello, el ministro Castilla deje el cargo. Ellos no solamente dramatizan y descontextualizan exageradamente la situación del Perú, sino que quieren hacer creer a la población que el ministro es responsable de que estemos creciendo más lento. Eso, por supuesto, es tan cierto como que un capitán sea culpable de que la nave reduzca su velocidad cuando hay un fuerte viento en contra.
Paralelamente, esos mismos grupos vienen repitiendo que el ministro estaría impidiendo el desarrollo de las regiones debido a que el MEF habría reducido las asignaciones que ellas reciben por canon. Y, de esta manera, vuelven a tratar de confundir al país con la intención de sabotear al señor Castilla.
La reducción de dichas transferencias no se explica por falta de voluntad del ministro, sino por la menor recaudación tributario-minera. Esto último tiene dos explicaciones. Por un lado, la izquierda que hoy reclama por la reducción del canon se ha encargado de bloquear importantes proyectos mineros y espantar a nuevos inversionistas, lo que ha traído consigo una menor recaudación. Por otro lado, las utilidades de las empresas mineras se han reducido debido a la caída de los precios de los metales. Y eso es un fenómeno global. Como bien precisó el Instituto Peruano de Economía, en Chile, por ejemplo, las regalías de las empresas mineras se han reducido 32% en lo que va del año (ahora, no sorprendería que la izquierda dijese que Castilla también tiene la culpa de lo que les está ocurriendo a los chilenos).
En este Diario creemos que el potencial de crecimiento del país es aún mayor, hemos sido críticos del ministro de Economía en varias oportunidades (por ejemplo, en aspectos de la reforma de las AFP), y siempre incidimos en las reformas pendientes que el gobierno insiste en dejar de lado. Pero al César lo que es del César: los resultados de la gestión del ministro, como se reconoce internacionalmente, son sumamente destacables. Y es una pena que haya personas interesadas en distorsionar estos hechos con la finalidad de impulsar su ideología, sin importarles sacrificar en el camino el avance del país.