Mal se haría en abandonar la política a propuestas que terminarán poniendo al país en una situación aún más precaria que la actual. Toca superar el miedo a la política.
Mal se haría en abandonar la política a propuestas que terminarán poniendo al país en una situación aún más precaria que la actual. Toca superar el miedo a la política.
José Carlos Requena

La última semana ha confirmado un tema al que no se debe rehuir: la economía puede estar parada, pero la política sigue el desordenado trajinar que la caracteriza desde inicios del milenio. Este desbarajuste anuncia un complicado panorama cuando el país se encamina a su renovación de liderazgo político en menos de un año.

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Se han planteado temas que seguramente serán parte del debate electoral. ¿Cuál será el modelo que ayude a canalizar la economía más solidaria que se demanda desde distintos sectores? ¿Persistirán las propuestas que obvian la informalidad, una terca característica de la sociedad peruana? ¿Se seguirá pensando que la solución a los problemas radica en más Estado, sin aspirar a mejorarlo?

Frente a esta agenda, el país luce un liderazgo político descabezado casi en su totalidad, acosado por diversas denuncias de corrupción pendientes de comprobación final. Un botón de muestra: ninguno de los cuatro partidos que gobernaron el país entre el 2001 y el 2018 ostentan representación parlamentaria. La principal fuerza de oposición en el último Congreso, , hoy tiene una bancada muy reducida, que responde a una estridencia ajena.

La solitaria excepción parece ser la figura presidencial, que presenta sólidos índices de aprobación (83% en abril, según El Comercio-Ipsos; 80%, según IEP). ¿A dónde irá el eventual –aunque tradicionalmente esquivo– endose que el mandatario podría utilizar mirando a abril del 2021?

De la casi veintena de partidos que participó en los comicios parlamentarios de enero, solo es claro el liderazgo de en Podemos. Las demás opciones se debaten entre naturales disputas internas –como en el caso de – o en la absoluta carencia de opciones. Una situación muy distinta a procesos electorales previos, cuando la duda era quién acompañaría al incuestionable contendor de segunda vuelta (Alejandro Toledo en el 2001, Ollanta Humala en el 2006 y el 2011, en el 2016).

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La política, por lo demás, tendrá que responder a una situación económica marcadamente adversa. El Comercio-Ipsos reseñaba que 42% de los encuestados manifestaba haber “perdido el trabajo” o no estar “percibiendo ingresos”. La cifra es distinta según IEP (31%), aunque grafica un pico preocupante en el sector D/E (59%).

Los meses venideros, antesala del proceso electoral en ciernes, serán particularmente complejos. Mal se haría en abandonar la política a propuestas que terminarán poniendo al país en una situación aún más precaria que la actual. Toca superar el miedo a la política, muy presente en diversos ámbitos de la toma de decisiones.

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