¿Cómo deslindar de quien puso a disposición del candidato no solo el vientre de alquiler sino también la maquinaria, por muy limitada que esta pudiera ser?
¿Cómo deslindar de quien puso a disposición del candidato no solo el vientre de alquiler sino también la maquinaria, por muy limitada que esta pudiera ser?
José Carlos Requena

A la espera de la oficialización de los resultados, el país empieza a hacerse la idea de un muy probable gobierno del profesor . Comienzan a verse con interés cuáles serán las presiones que el eventual presidente tendrá que enfrentar. Una presencia, antes ineludible y obligada, parece hacerse hoy inevitablemente incómoda: la de , el líder de Perú Libre y exgobernador regional de Junín.

Un tuit de la historiadora Carmen McEvoy —replicando la opinión de Marcel Velásquez— resume con precisión las reservas que Cerrón despierta en un amplio sector de la población, en gran parte debido a hechos suscitados cuando fue autoridad regional. Para McEvoy, ante su posible proclamación, Castillo “debe alejarse de Cerrón y de los hechos de corrupción como los investigados en la región Junín”, si lo que quiere es “estar a la altura del reto y las responsabilidades” que la historia le pone (19/6/2021).

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Sin embargo, el deslinde parece complicado de viabilizar ahora que la campaña ha concluido. A lo largo de la contienda, Castillo procuró zanjar en reiteradas ocasiones de la influencia de Cerrón, al punto de llegar a decir que —de ser elegido presidente— al exgobernador regional no se le vería “ni de portero”.

Pero ni el plan bicentenario (la actualización del ideario de la primera vuelta) ni el compromiso con el pueblo peruano (firmado ante el endose de la excandidata de Juntos por el Perú Verónika Mendoza) incluyen alguna precisión sobre el rol del exgobernador regional.

Era la naturaleza de la etapa: ¿cómo deslindar de quien puso a disposición del candidato no solo el vientre de alquiler sino también la maquinaria, por muy limitada que esta pudiera ser? En plena campaña, parecía una dependencia inevitable. Fernando Tuesta lo planteaba así: “Castillo necesita de Cerrón ahora, mañana no. Cerrón necesita de Castillo ahora y mañana, solo si es presidente […] Por ahora, tienen que convivir, así se miren con recelo” (El Comercio, 17/5/2021).

La convivencia de campaña ha concluido y toca esperar a ver el arreglo que se forjará ante un potencial gobierno de Castillo, al margen de las expectativas de sus votantes o de quienes optaron por el voto nulo. La incontinencia de Cerrón en las redes sociales anuncia su presencia constante, aunque queda pendiente ver si jugará algún rol y si este será oficial o extraoficial.

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Por lo pronto, es claro que el voluntarioso exgobernador regional difícilmente se resignará a una presencia discreta. De hecho, una nota de Ricardo Uceda habla de un acuerdo tripartito: el propio Castillo, Cerrón y la bancada (“La República”, 22/6/2021). El rol de Mendoza y sus aliados, en cambio, pareciera ser algo supeditado al trípode que describe Uceda.

Así, no debe descartarse que, más que portero, Cerrón termine siendo una suerte de aduana: el inevitable tránsito por el que pasen quienes colaborarían con el Ejecutivo. ¿Tuvieron en cuenta esta eventualidad quienes optaron por Castillo el 6 de junio pasado? Voto responsable, le llaman.

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