"Cateriano puede convocar al sector privado –que representa el 80% del PBI– a integrar una suerte de comando público-privado en ambos frentes, sanitario y económico". (Foto: Hugo Perez / GEC)
"Cateriano puede convocar al sector privado –que representa el 80% del PBI– a integrar una suerte de comando público-privado en ambos frentes, sanitario y económico". (Foto: Hugo Perez / GEC)
Jaime de Althaus

Dos grandes errores cometió el gobierno desde que se desató la . El primero fue prescindir del sector privado tanto para la ejecución eficiente de la estrategia sanitaria como para el diseño de la política de cierre y reanudación de la economía, incluyendo normas laborales, fases y protocolos. Gobernó el prejuicio ideológico. De allí los resultados desastrosos en ambos frentes.

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El segundo fue haber descuidado la relación con el , permitiendo que crezca inconteniblemente la ola de proyectos y leyes populistas, afectando las posibilidades de recuperación y las bases mismas del crecimiento.

ofrece enmendar el rumbo en ambos temas. Es un liberal con peso político, cosa rara. Inclina el gabinete del lado de la necesidad de restablecer libertad económica para asegurar una recuperación rápida de la actividad y el empleo. Al designarlo como primer ministro, el presidente le está cediendo algo de poder.

Si logra facilitar la contratación para recuperar empleo y destrabar los proyectos mineros, como promete, habrá dado la señal que reanimaría poderosamente la inversión. Como ha señalado Elmer Cuba, a diferencia de otros sectores, los proyectos mineros tienen mercado y financiación. Son la bala de plata en este momento.

La única forma de reactivar la economía es mejorar la confianza en que la situación se va a manejar de la mejor manera posible, dice Liliana Rojas-Suárez. Cateriano puede convocar al sector privado –que representa el 80% del PBI– a integrar una suerte de comando público-privado en ambos frentes, sanitario y económico.

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En lo sanitario, aprovechar la tecnología digital y logística privada para ubicar, aislar y abastecer a los contaminados y sus contactos, a fin de cortar de una vez la cadena de contagio; distribuir alimentos a las zonas marginales y encargar a los bancos la distribución del segundo bono universal vía billeteras electrónicas y cuentas básicas, a fin de asegurar inclusión financiera y de paso reactivar. También aceptar la propuesta de una empresa de aplicar una estrategia conductual, para infundir hábitos y prevenir el rebrote.

Buscar acuerdos con el Congreso es fundamental, más aún en año electoral. Para ello le convendría cambiar la presión del Ejecutivo por la reforma de la inmunidad e impedimentos –que generan conflicto–, a una presión por las reformas de gobernabilidad (elegir el Congreso junto con la segunda vuelta, para que el próximo presidente pueda gobernar y reconstruir el país). Poner el futuro por delante, y construir una agenda legislativa común que encauce los impulsos populistas. Lo que, por lo demás, es un mandato del artículo 29 de la ley del reglamento del Congreso. Le ayuda la caída de la aprobación del Congreso de 52% a 32%, acercándose a la normalidad, debido a la conciencia cada vez mayor acerca del oportunismo electorero de las leyes dadas.

En lo que falla Cateriano es en su capacidad de liderar un movimiento de unidad nacional, indispensable para generar el ambiente de confianza que permita la recuperación.

Es cierto que el aprismo y el fujimorismo están muy disminuidos, y en esa medida sus invectivas son menos destructivas, pero hay exceso antidemocrático en la descalificación absoluta de esos sectores políticos acusándolos de delincuentes sin distingo y sin que haya habido sentencia judicial.

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