Es posible que el gobierno no haya tenido la intención de ocultar información. De hecho, ha usado la misma metodología que buena parte del mundo para elaborar sus reportes: contar solo a los casos confirmados (Foto: Presidencia)
Es posible que el gobierno no haya tenido la intención de ocultar información. De hecho, ha usado la misma metodología que buena parte del mundo para elaborar sus reportes: contar solo a los casos confirmados (Foto: Presidencia)
Maria Alejandra Campos

El problema del subregistro de muertes por es global, no local. Todos los países que han sufrido picos pronunciados de la pandemia han sido incapaces de contar con exactitud cuántas personas fallecieron a causa del virus.

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En una reciente investigación, el Financial Times analizó la información de 13 países y encontró que las muertes a causa del COVID19 podrían ser hasta 60% más que las reportadas oficialmente.

La metodología del FT es muy interesante. Voy a procurar explicarla de la manera más sencilla posible. En casi todos los países del mundo, para que una muerte se registre como COVID19, se le debe haber aplicado una prueba a la persona primero y esta debe haber dado positivo. Así, si es que está registrada, antes de su fallecimiento, como paciente COVID, es registrada luego como fallecida COVID. Lo mismo suele ocurrir en el Perú, tal como explicó anteayer en conferencia de prensa la viceministra Nancy Zerpa.

Sin embargo, dado que el número de pruebas aplicadas por país es limitado, hay muchas personas que no llegan a ser diagnosticadas de COVID y fallecen. Estas personas son las que constituyen el subregistro.

¿Cómo podemos saber cuántos muertos hay realmente? Conocer el número exacto es imposible, pero la metodología del FT permite acércanos bastante: Las muertes en un país suelen guardar tendencias similares en el tiempo. FT comparó la cantidad de muertes entre el 2015 y el 2019 en cada país, con las muertes totales en el 2020. La diferencia entre las muertes esperadas (que deberían ir en línea con años anteriores) y las muertes registradas debería ser un buen indicador de las muertes por COVID en determinado país.

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Es cierto que algunas de estas personas podrían haber fallecido de otras enfermedades, al no poder ser atendidas en sistemas de salud colapsados. Sin embargo, esto debería compensarse con la disminución de muertes violentes (accidentes de tránsito, laborales, etc.) y su efecto no debería ser considerable dentro del número total.

Entonces, qué pasa si hacemos el mismo ejercicio para Perú. El Sistema Informático Nacional de Defunciones, permite descargar la información por mes y región. Sin embargo, la calidad de la data no es la misma para todas las regiones (como bien explicó el doctor César Cárcamo a IDL Reporteros). Por ello, he tomado únicamente a Lima como región para el análisis.

El gráfico de “muertes en Lima” muestra en gris claro el total de muertes -por todas las causas- registrado mes a mes en el 2017, 2018 y 2019. La línea gris oscuro muestra cuántas muertes debería haber el 2020, siguiendo la tendencia de años anteriores. Y la línea azul muestra cuántas muertas han ocurrido en realidad en lo que va del año. Así, se ve claramente cómo enero y febrero tuvieron un comportamiento dentro de lo esperado, pero a partir de marzo, la curva real empieza a separarse de la tendencia. El 19 de ese mes reportaba al primer fallecido oficial por COVID19 en el país.

Según el reporte de la sala situacional COVID19 del MINSA, al 27 de abril había 358 muertos en Lima debido a esta enfermedad. Sin embargo, el registro oficial de defunciones muestra que hay un excedente de aproximadamente 1850 casos -entre las muertes esperadas y las reales- en el mes de abril. Esta sería una cifra más cercana al número real de fallecidos por COVID19 en nuestra región que la registrada por el MINSA.

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Que la cifra de fallecidos sea mucho mayor a la oficial no significa, de ninguna manera, que la estrategia de la cuarentena haya fracasado. Sin la inmovilización social este número sería inevitablemente más alto que el que se calcula actualmente.

Por otro lado, no creo que el gobierno haya tenido la intención de ocultar información. De hecho, ha usado la misma metodología que buena parte del mundo para elaborar sus reportes: contar solo a los casos confirmados. Y hay que añadir que nuestros sistemas de información público son desastrosos. No solo en salud, sino en todos los sectores.

Sin embargo, teniendo en cuenta que el subregistro es sabido y que siempre es mejor que la población esté bien informada para que tome mejores decisiones (como dejar de salir de su casa), sería recomendable que el gobierno tenga más apertura con la data que maneja internamente y nos cuente cuáles son sus cálculos reales sobre la magnitud de esta pandemia.

Las muertes que falta contar podrían ayudar a salvar vidas.

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