Solo el mercado mejorará la televisión, por Cecilia Valenzuela
Solo el mercado mejorará la televisión, por Cecilia Valenzuela

El nuevo gobierno y la marcha #NiUnaMenos han renovado la discusión sobre los contenidos de la televisión. El ministro Zavala y la vicepresidenta Aráoz han criticado el sexismo y el machismo que abunda en los programas; sin embargo, la solución no pasa por el control de los contenidos. La solución es la competencia, es el mercado.

La televisión es una industria que vive de la comercialización de sus espacios. Que usa una frecuencia del aire otorgada por el Estado a cambio del pago de un canon y mantiene esa licencia a cambio del respeto y el cumplimiento de los principios constitucionales y los códigos de ética que se impone cada canal.

La ley de radio y televisión, que debe hacer cumplir el Concortv, tiene un solo artículo sobre los contenidos, y se refiere al horario para menores. Su incumplimiento es considerado una infracción grave, pero, en la práctica, no tiene ninguna sanción.

Los propios canales se autorregulan a través de la Sociedad Nacional de Radio y Televisión (SNRTV) que ha puesto multas a algunos de ellos. Pero el problema no está solo en el horario, también está en los contenidos y la solución no son las sanciones, sino la producción de programas de calidad.

¿Por qué no se producen mejores programas? Porque a los canales que lideran las ventas les resultan sumamente rentables los que producen ahora.

Y eso solo podría cambiar si existiera, realmente, espacio para la competencia. Ese es el camino que toda economía libre transita para generar aumento de calidad y productividad. Así ocurrió con la telefonía, así debería ocurrir con la televisión.

La televisión digital terrestre (TDT), sistema que ha adoptado el Perú, permite tener más canales con calidad HD. Amplía el espectro y abre la posibilidad de que hasta 37 empresas operen cuatro canales cada una y con las mismas características técnicas, que superan la transmisión por cable. La implementación de la TDT ya se ha iniciado y en Lima operan en ese sistema los canales tradicionales y tres más, entre los que está Willax, donde trabajo. Sin embargo, tres es poco cuando la TDT permite 37.

Peor cuando el suelo no está parejo y no todos tienen las mismas condiciones para competir. El MTC les otorgó a los canales grandes la facilidad de transmitir en señal abierta análoga y digital a la vez. Los canales nuevos tienen que optar por una de las dos tecnologías: así los nuevos solo pueden llegar a un grupo de hogares, lo que aleja a los anunciantes. Movistar, el cablero más grande, solo ha incorporado a su parrilla las versiones digitales de los canales tradicionales marginando a los demás.

Pero el escollo más fuerte es la forma como se mide la audiencia. La muestra que realiza Ibope es de solo 480 hogares de Lima, eso quiere decir que en un horario en el que están encendidos 30% de televisores, la muestra real es de solo 144 hogares y solo en Lima porque Ibope no mide a nivel nacional.

Ibope no mide satisfactoriamente la señal digital, que es en la que operan los canales nuevos. Sostiene, contrario de lo que dicen los distribuidores y vendedores de televisores en el país, que el parque de televisores digitales es mínimo y que por lo tanto su muestra solo comprende el 4% de esos televisores.

Ibope tiene más poder que el MTC o Concortv. Es la única empresa que mide audiencia y no ha cambiado su sistema desde 1996.

El Estado es uno de los principales anunciantes de la TV peruana, debería exigir una medición incuestionable que incluya una auditoría anual independiente. La competencia es la solución, no la intervención en los contenidos de los canales.

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