Ha fallado la adquisición de pruebas moleculares a tiempo y en cantidad suficiente. Sin eso, es muy difícil pasar de la cuarentena generalizada a una estrategia de aislamiento social selectivo que permita reactivar el aparato productivo. (Foto: Captura Canal N)
Ha fallado la adquisición de pruebas moleculares a tiempo y en cantidad suficiente. Sin eso, es muy difícil pasar de la cuarentena generalizada a una estrategia de aislamiento social selectivo que permita reactivar el aparato productivo. (Foto: Captura Canal N)
Jaime de Althaus

No cabe duda de que hemos respondido bastante mejor que muchos países. Tenemos liderazgo presidencial, reaccionamos tempranamente, hay coordinación con el sector privado, hay múltiples iniciativas de solidaridad de empresas y gremios (no suficientemente resaltadas), y podremos aplicar un paquete económico potente para contener en alguna medida la ruptura de la cadena de pagos y financiar la recuperación.

Pero hay un elemento clave que ha fallado: la adquisición de pruebas moleculares a tiempo y en cantidad suficiente. Sin eso, es muy difícil pasar de la cuarentena generalizada a una estrategia de aislamiento social selectivo que permita reactivar el aparato productivo. Es decir, inteligencia sanitaria para identificar los focos de irradiación hasta su último eslabón y aislarlos: aplicar la prueba a todas las personas con las que un infectado ha tenido contacto en los últimos 15 días y a todos los contactados por estas últimas y proseguir así en toda la cadena hasta que ya no haya ningún contagiado. Y aislar severamente a los que den positivo.

Menos aún podemos testear a todos los que trabajan en una fábrica o en un campamento minero o en una carretera, por ejemplo, para aislar a los positivos y permitir la operación con los sanos. Para eso las propias empresas deben adquirir los kits, pues el Estado se demora.

En efecto, de los 50 mil comprados a Roche, un primer lote llegará entre el 8 y el 17 de abril y uno segundo, entre el 17 de abril y el 27 de mayo. Pero la cuarentena termina, en principio, ¡el 12 de abril!

Por lo demás, 50 mil u 80 mil en dos o tres meses no alcanzan tampoco para una estrategia efectiva. Lo increíble es que una empresa coreana envió una cotización por 500.000 pruebas moleculares rápidas a Perú Compras el viernes 20 de marzo, pero el Instituto Nacional de Salud (INS) recién envió el requerimiento el miércoles 25 por la noche, según me confirmó el jefe de Perú Compras.

La demora es incomprensible: el primer caso de se detectó el 6 de marzo, la cuarentena comenzó el 16, ¿y recién el 25 por la noche el INS formula el requerimiento? Peor aún es que esta oferta haya sido desechada por el INS porque suponía una tecnología ¡más avanzada! que la que maneja ese instituto, cuando la oferta venía con equipos y asistencia técnica.

Después se conoció que Argentina le ha comprado a esa misma empresa 4 millones de pruebas. EE.UU. y Rusia también adquirieron. Y vemos que Colombia compró un millón de pruebas al laboratorio Abbott. El Perú ni siquiera ha solicitado. En los países que consiguen son los presidentes los que se mueven: Trump llamó al presidente coreano. Iván Duque también hizo una gestión personal. El presidente debe hacerlo, y enviar el avión presidencial a traer las pruebas si es necesario.

El Gobierno está concentrado en el “martillo”. No tendría clara la necesidad de pasar a una estrategia de inteligencia sanitaria basada en pruebas masivas. El propio ministro afirma que no debe testearse al que habiendo estado en contacto con un infectado, no presenta síntomas. ¡Es al revés! Sería desastroso que la cuarentena tenga que alargarse o reponerse al cabo de dos o tres meses.