La nueva normalidad, por David Rivera
La nueva normalidad, por David Rivera
David Rivera

Por si estuvo desconectado durante la Junta de Gobernadores, le resumimos lo central. Las perspectivas globales no son alentadoras. Tampoco catastróficas, pero hay un cambio importante en el contexto mundial. No coyuntural, sino uno llamado la nueva normalidad, que nos acompañará por algunos años.

Según los economistas del FMI y BM, la razón principal de la desaceleración en el Perú, América Latina y, sobre todo, en los países que crecieron a partir de sus recursos naturales es la caída en el precio de las materias primas.

Sobre el caso puntual del Perú, un añadido. Consultado el economista principal de “Financial Times” Martin Wolf sobre cuánto puede crecer el Perú en este nuevo contexto, repreguntó: ¿Cuánto es la tasa de ahorro nacional? 20% del PBI. Con ese nivel, explicó Wolf, el crecimiento potencial del Perú es de 4%, cinco si estuviésemos haciendo las cosas muy bien, que no es el caso.

No entraremos en detalles, pero hay una alta correlación entre ambas variables. Así que si algún analista le quiere hacer creer que podría ser más, lo está meciendo. Sin ‘shocks’ externos positivos de por medio, si continuamos con algunas reformas podremos aspirar a 5% en los próximos años.

Ahora bien, el empleo está sintiendo la pegada, y todo hace prever que los menores ingresos pondrán en riesgo los avances en materia social, particularmente de la clase media vulnerable que salió de la pobreza en los últimos años. El reto mayor ahora es mantener los avances en materia social, reduciendo la pobreza y cerrando brechas, con menores tasas de crecimiento.

Ahora las buenas noticias. El Perú, a diferencia de experiencias similares previas, tiene hoy la capacidad para pasar este bache. Pero pasarlo no es suficiente. Si queremos mantener la expectativa de convertimos en un país desarrollado y tener la posibilidad de aprovechar el siguiente ciclo positivo, es vital que el próximo gobierno continúe y profundice las reformas en marcha y emprenda aquellas pendientes.

Para conseguirlo se necesitará de un liderazgo sólido o de alianzas políticas en el Congreso. Lamentablemente, hasta el momento no hay nadie en el escenario que haya mostrado la capacidad para liderar al país en este nuevo contexto. Y tal vez no aparezca.

Así las cosas, tal vez no corramos el riesgo de retroceder lo avanzado, pero sí de quedarnos estancados en esta nueva “mediocridad”. Por eso es importante que desde los medios comiencen a poner en debate las reformas prioritarias.

Y que comencemos a liberarnos de ciertos paradigmas que nos han impedido tener otros motores que compensen el menor dinamismo de la minería. Las medidas anunciadas para echar andar el sector forestal son tan solo un ejemplo de lo que debimos haber hecho hace tiempo, y que aún tenemos la oportunidad de hacer. Tal vez este nuevo contexto sea eso, una oportunidad.

P.D.: Estimado Jaime (de Althaus), nunca planteamos una oposición entre minería y el desarrollo de otros sectores. La crítica debería ir hacia quienes por muchos años se pasaron afirmando que podíamos vivir tan solo de la minería. Y estaban más que equivocados.

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