(Foto: Cancillería)
(Foto: Cancillería)

Pedro Pablo Kuczynski tiene una idea muy clara de la poltica exterior que debe jugar el Per: aquella democrtica, institucional y dispuesta a dar un golpe de timn audaz a nuestras relaciones internacionales.

Tendremos que ver ms adelante cun cierta termina siendo esa idea y cun buena su materializacin.

Entretanto, Kuczynski ha mostrado una severa posicin en contra de la dictadura en Venezuela, en marcado contraste con la complaciente actitud del gobierno de Ollanta Humala. Este no solo pas por agua tibia el comportamiento autoritario de Hugo Chvez, sino que consinti que su sucesor, Nicols Maduro, maltratara ms de una vez a la institucin diplomtica peruana, en la persona de su entonces canciller, Rafael Roncagliolo, al ponerla en la grave situacin de tolerar sus despticas intervenciones en los asuntos internos del pas.

Pero as como tuvo que tragarse varios de los sapos del chavismo, Roncagliolo supo evitar que Humala cometiera el error de interrumpir el liderazgo de Allan Wagner y de su equipo en la defensa de nuestra demanda legal ante la corte de La Haya, por la delimitacin martima con Chile. Recordemos las mezquinas declaraciones iniciales de Humala en el sentido de que las personas que representaban nuestra misin en La Haya no eran precisamente indispensables. Nada fue ms cnico que a la postre el inquilino de Palacio cosechara el fallo jurdico internacional exitoso a favor del Per como fruto propio impecable de su gestin.

Tiempo despus, como si el manejo de nuestra poltica exterior debiera oscilar entre los fueros institucionales de Torre Tagle y los arrebatos presidenciales de turno, Humala hizo que el canciller Gonzalo Gutirrez, respetable diplomtico de carrera, se viera obligado a renunciar solo por negarse a llevar el comps de los inoportunos humores antichilenos que el mandatario quera expresar ms por razones de coyuntura poltica que propiamente diplomticas.

El nombramiento del experimentado diplomtico Ricardo Luna como canciller parece encerrar, y ojal fuese as, el propsito de poner fin al pernicioso movimiento pendular al interior de Torre Tagle, que en perodos presidenciales autoritarios y democrticos, ha llevado en muchos momentos a la institucin diplomtica peruana de un lado a otro, afectando sus principios profesionales y ticos y desnaturalizando su papel honorable e inteligente en el concierto de la regin y del mundo.

Claro que Kuczynski dirige la poltica exterior, pero debe hacerlo de la mano de su canciller, bajo el mayor respeto por la Constitucin, las leyes y la histrica tradicin diplomtica peruana. No ms pndulo en Torre Tagle que el de algn reloj clsico decorosamente instalado en cualquiera de sus antiguos salones.

Nuestra poltica exterior necesita de un ejercicio diplomtico profesional slido, moderno y competitivo, a la altura de las duras exigencias integradoras y globalizadoras de este tiempo; y que sea capaz, por ltimo, de recuperar nuestro perdido sentido de nacin y Estado.

MS EN POLTICA



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