(Foto: Rolly Reyna)
(Foto: Rolly Reyna)
Juan Paredes Castro

¿Qué sabemos de los llamados “no contactados”, nativos peruanos de la Amazonía que no han tenido el menor roce con la actual civilización?

Hace mucho tiempo que les hemos perdido el rastro. Con la típica indiferencia de quien mira las cosas sobre el hombro, no creemos que el Estado Peruano, como tal, piense ocuparse de aquellos “no contactados”.

Como “no contactados” o como se les llame, seguirán perdidos entre la espesa selva amazónica como objetos de avistamiento turístico o blancos de caza criminal.

¿Podemos pensar que el Estado Peruano vaya a ocuparse de estos peruanos “no contactados”, si con todos los recursos militares, policiales, civiles, presupuestales, logísticos y de inteligencia disponibles no puede arrebatar hasta hoy de manos del narcoterrorismo el control territorial del Vraem?

Para mayor sorpresa, una elevada personalidad mundial, que vive a miles de kilómetros de distancia de nuestro país, con cientos de preocupaciones por la humanidad y con decenas de tareas cotidianas como líder y pastor de la Iglesia Católica, elige un día visitar el Perú para, entre otras cosas, provocar, entre nosotros, un ‘shock’ de verdad.

Eso es lo que ha hecho el en estos días, al atreverse, por ejemplo, a romper mitos y desentrañar realidades de exclusión, marginalidad e impunidad, no solo sobre comunidades indígenas, sino sobre una tierra de nadie, embrujada, sin alma y sin voz, “no contactada” por el Estado Peruano, pero criminalmente devastada y saqueada por la codicia empresarial privada: ¡Madre de Dios!

Se ha necesitado un buen ‘resondrón’ divino a la oreja del presidente Kuczynski, para recién caer en cuenta que el Estado Peruano es otro “no contactado”. No se entiende de otra manera su indiferencia, cinismo, negligencia y complicidad con las mafias que destrozan los bosques, imponen la minería ilegal a sangre y fuego, prostituyen a jóvenes y niñas y hacen del vil empleo laboral infantil una fuente de extracción aurífera rentable.

¡Qué tal concentración del mal en la concentración más rica de la biodiversidad peruana!

Hay pues un Estado Peruano no contactado, absolutamente perdido en sabe Dios qué recovecos de intereses que no son precisamente los de la nación ni los de la República.

En estos tiempos de crisis política y corrupción envolvente graves, que las disimulamos muy mal, se hace más patético que nunca el Estado Peruano no contactado. Estado Peruano ciertamente acéfalo, porque el presidente se niega a darle un norte. Estado Peruano volátil, que nadie quiere articular y por quien nadie quiere dialogar ni concertar ni menos intentar construir un mínimo consenso.

Los fujimorismos y antifujimorismos piensan en el 2021 haciendo añicos el 2018. La izquierda busca ser cabeza de ratón o cola de león en cualquier nuevo “mal menor” electoral futuro, como lo hizo con Toledo, Humala, Kuczynski y Villarán. A tres años y medio de culminar su mandato, Kuczynski no sabe en qué horizonte está. La economía ha vuelto a su cuerda separada por instinto de conservación.

Y el Estado Peruano “no contactado” queda como está, hasta la visita de un nuevo Papa.

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