Graciela Villasís Rojas

es el exjuez federal del en Brasil que llevó a prisión al exmandatario Luis Inácio ‘Lula’ da Silva, a exministros, al expresidente de la poderosa Petrobras, a parlamentarios y a los empresarios del cártel más poderoso de la construcción, incluido Marcelo Odebrecht.

El exmagistrado recibió críticas durante su breve paso como ministro de Justicia del gobierno de Jair Bolsonaro. Tras su renuncia, lanzó graves acusaciones contra el mandatario brasileño y denunció “interferencias políticas” en la lucha contra la corrupción. Esta semana, conversó en exclusiva con El Comercio.

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— En nuestro país, la figura del colaborador eficaz ha recibido cuestionamientos. ¿Qué tan valiosa fue esa herramienta de investigación para ustedes?

Los crímenes de corrupción son muy difíciles de ser investigados. Entonces, crear incentivos para que alguien que conozca el esquema criminal revele y presente pruebas es una técnica de investigación importante para romper el engranaje en torno a esos crímenes. […] Ahora, es errado decir que las condenas por el Caso Lava Jato son dadas en base a lo que solo dijeron los colaboradores. Todo lo que ellos dicen debe tener una comprobación adicional.

— ¿El colaborador eficaz debe presentar pruebas que respalden su testimonio?

Por ejemplo, si [alguien] dice que recibió un soborno en una cuenta en Suiza, usted debe obtener un documento de esa cuenta, usted va a tener que rastrear esa cuenta. ¿Qué fue descubierto en el caso de Brasil, por ejemplo, entre otros hechos? Que el grupo Odebrecht hizo depósitos en cuentas de directores de Petrobras en el exterior, no directamente; utilizaba cuentas secretas en nombre de ‘offshores’ en varias capas hasta llegar a las cuentas de esos directores. El rastreo fue posible gracias a la cooperación de los suizos, y eso confirmaba los relatos que recogimos de los colaboradores: directores y después de la propia Odebrecht.

—El Perú ha tomado como ejemplo las delaciones premiadas en Brasil, pero hay sectores que las rechazan.

[Para] aquellos que critican a los colaboradores, es importante que sepan que quienes escogieron a esas personas, a los colaboradores, fueron en primer lugar los criminales, ellos los tenían como cómplices. […] Utilizar a un criminal contra sus pares no es algo moralmente reprobable, es algo necesario para revelar esos esquemas criminales.

—La pandemia ha obligado a excarcelar a algunos procesados por el Caso Lava Jato. ¿Qué opina de esta situación?

Acá en Brasil también. Debido al coronavirus, varios condenados por el Caso Lava Jato han salido temporalmente de prisión. […] Es cierto que el coronavirus es el foco de la atención.

[…] Si se debe colocar a parte de la población carcelaria en libertad, es mejor que sean a aquellos presos responsables de crímenes menos graves; y la corrupción es siempre un crimen grave. Esas personas que salieron [de prisión] por la pandemia deben retornar a las prisiones cuando termine la situación de emergencia.

— ¿Cómo ve el Caso Lava Jato en el Perú?

Cada país actuó de una manera [distinta]: algunos hicieron más, otros menos. En el caso del Perú, creo que fue en el 2017 cuando comenzaron a aparecer noticias que involucraban al expresidente Ollanta Humala. Fue recibido con gran interés y, particularmente, yo percibí mucho entusiasmo de la gente cuando fui al Perú. Lo que observé desde entonces es que el Perú fue uno de los mejores en continuar esas investigaciones, la operación Lava Jato.

Lamentablemente, el caso en el Perú involucró a algunos expresidentes; está Pedro Pablo Kuczynski, que acabó renunciando.

—¿En comparación con las investigaciones de otros países, cuál es su percepción del caso peruano?

Ese modelo de crear una ‘fuerza tarefa’ [fuerza de trabajo] enfocada en investigar esos crímenes es el modelo correcto, así funciona. Todo un equipo que comparte información y se dedica [al caso] de forma exclusiva. Yo tengo una gran admiración por el equipo de fiscales, por el trabajo que vienen realizando y veo con malestar las eventuales tentativas de obstaculizar esa labor.

—¿Cómo evalúa los avances del caso peruano?

He visto el ejemplo del Perú como un caso de éxito en la operación Lava Jato, a pesar de las dificultades. El Perú es un país que recibió las pruebas, las informaciones, hizo sus propias investigaciones y viene conduciendo ese proceso, con sus eventuales dificultades, y promoviendo algunas reformas legales para avanzar en el combate a la corrupción.

Y mire que no es fácil, porque son tres expresidentes procesados, ¿no? A pesar de esos casos de corrupción, no se avergüencen, como fue aquí en Brasil, que tantas personas envueltas en un caso de corrupción sea motivo de vergüenza. No hay ningún motivo de vergüenza; antes hay un motivo de orgullo de enfrentar esos casos de corrupción.

—¿Qué recomendaciones le daría al equipo Lava Jato peruano que en los próximos meses está por iniciar su primer juicio oral al expresidente Ollanta Humala y a su esposa?

[…] Lo que sabemos es que el rastro bancario, especialmente involucrando la obtención de pruebas en el exterior, tiende a demorar mucho […] Tengo plena convicción de que los agentes de la ley deben estar haciendo lo mejor posible para tratar esos casos. De todos modos, hay que esperar que [los responsables] sean juzgados en un tiempo razonable.

— ¿Cuántos políticos y empresarios fueron sentenciados en Brasil?

Acá tenemos varias instancias de juicio. Cuando estaba ahí, salí en el 2018, demoraba más o menos, no tenía un tiempo exacto. En Curitiba, tenemos 165 personas condenadas en primera y segunda instancia.

— Usted renunció a ser ministro de Justicia del gobierno de Bolsonaro. ¿Tuvo tiempo de lograr algunas reformas?

El trabajo como ministro de Justicia, en general, fue muy positivo. Tuvimos una caída significativa en el 2019 en los principales indicadores criminales, incluidos los asesinatos, que cayeron un 19%, algo que no tenía este precedente histórico. Fue implementada una serie de políticas de combate al crimen, refuerzo de la fiscalización en las fronteras, aislamiento de líderes de facciones criminales y confiscación de bienes de los traficantes, entre otros.

*Traducción: Gino Alva Olivera

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