María Elena Foronda
María Elena Foronda
Diana Seminario

La nuestra fue la generación del terrorismo, de las bombas y de los paros armados. Sonaba un estruendo y la siguiente pregunta era ¿dónde habrá sido? No había peruano que no supiera qué era un carro-bomba, un ‘terruco’. A todos se nos ha muerto alguien a causa del terror. Un pariente, un conocido, un amigo. O quizá conozcas a alguien cuya familia fue víctima de o del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru.

No sabemos en qué momento se reescribió la historia ni cuando la pesadilla que vivimos los peruanos la quisieron maquillar de “conflicto armado interno”. No sabemos cuándo, pero sí sabemos quiénes. Tampoco sabemos exactamente cuándo se habló de la “violencia política” de los 80 y se equiparó los sangrientos y crueles ataques terroristas con las acciones de los militares y policías que pusieron el pecho y sus vidas por detener el avance del terror. No podemos negar que algunos miembros de las Fuerzas Armadas y policiales cometieron excesos en su accionar, pero eso no los equipara con quienes solo vinieron a sembrar odio o terror.

Es por esto indignante saber que la congresista del Frente Amplio María Elena Foronda contrató a la militante del MRTA Nancy Madrid Bonilla en su oficina parlamentaria. Nuestros impuestos pagaron el sueldo de esta persona sentenciada por terrorismo. “Fue un error político”, se apresuró a defenderse Foronda. Hasta podríamos creerle que se tratara de un hecho aislado, pero las acciones del Frente Amplio respecto al pasado terrorista han sido una ofensa para los peruanos.

O ya nos olvidamos del congresista Rogelio Tucto, para quien Abimael Guzmán, el cerebro despiadado de Sendero Luminoso, debe ser indultado para acceder a una “verdadera reconciliación”.

Y hace apenas un año Justiniano Apaza (FA) cuestionó que los miembros del comando Chavín de Huántar que participaron en el exitoso rescate de los rehenes de la residencia del embajador japonés fueran declarados Héroes de la Democracia y consideró que algunos miembros del MRTA eran “presos políticos”.

Más actual aun, el congresista Hernando Cevallos está seguro de que los terroristas que cumplieron su sentencia sí podrían trabajar para el Estado.

Aunque fue elegida por el Frente Amplio, y actualmente es parte de Nuevo Perú, es célebre la repentina pérdida de memoria de la entonces candidata al Parlamento Marisa Glave, en una entrevista con el periodista Christian Hudtwalcker.

Ella ponía énfasis en la necesidad de tener memoria. “Vamos a tener memoria y a recordar [que] tuvimos la época del caucho y la desperdiciamos, tuvimos la época del guano y la desperdiciamos, tuvimos la época de la minería y la desperdiciamos… empezamos a tener memoria y a recordar o estamos condenados a repetir lo mismo”. Es entonces cuando Hudtwalcker le pregunta: “¿Cuál fue el papel de la izquierda cuando llegó el terrorismo al país? ¿Cuál es tu memoria?”. Y la respuesta es, efectivamente, para no olvidar: “En lo personal era bastante pequeña, no viví esa época con mayor conciencia”.

Estamos a tiempo de recuperar la verdadera historia, sin eufemismos y con justicia. Las instituciones no han sabido honrar el pasado. Nos toca a los ciudadanos decir la verdad de lo que verdaderamente pasó en aquellos años, sin miedo a la verdad.