(Foto: AP)
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Diana Seminario

A tres días de la llegada del a nuestro país, las calles y las personas empiezan a expresarse en #ModoPapa, la gente quiere saber dónde es el lugar más adecuado para esperarlo, a qué hora debe ir a la misa que se celebrará en Lima. Pareciera que todos, de uno u otro modo, anhelamos la paz que un líder indiscutible como Francisco viene a traernos.

En un mensaje dirigido a chilenos y peruanos el último martes, el Papa nos hizo sentir su cercanía. “Quiero hacerme partícipe de las alegrías de ustedes, de sus tristezas, de sus dificultades y esperanzas y decirles que no están solos, que el Papa está con ustedes, que la Iglesia entera los acoge, que la Iglesia los mira”.

Francisco, latinoamericano como nosotros, conoce perfectamente lo que nos une y también aquello que nos separa. Por eso es bueno detenernos a pensar qué país recibirá a Francisco.

Un país en el que la palabra reconciliación, de tanta usarla, parece haber perdido su sentido. Porque quien verdaderamente quiere reconciliarse es también capaz de pedir perdón y asumir sus errores.
El Papa de la misericordia se encuentra con una sociedad donde la palabra indulto se ha convertido en insulto y en ofensa para algunos, donde el perdón y la tolerancia parecen haberse perdido entre el ruido de la intemperancia.

También lo recibe una sociedad donde cada quien quiere “imponer su verdad”, como si esta se negociara según la conveniencia de grupos, donde la corrupción se ha llevado la dignidad de muchos y ha barrido con la esperanza de quienes esperaban la justicia que nunca llegó, porque el dinero que debía ir a mejorar sus niveles de vida terminó en el bolsillo de unos pocos.

Pero, por sobre todas las cosas, Francisco se encontrará con un pueblo que vibra de fe, que se levanta ante las adversidades, que defiende sus principios y valores silenciosamente, pero que sale a la calle cuando estos se encuentran bajo amenaza.

“Deseo experimentar con ustedes la paz que viene de Dios, tan necesaria que solo él nos la puede dar”. Eso nos dijo el último martes, por lo que está claro que sus mensajes podrían orientarse en ese sentido. Nos ha dicho que sabe por lo que estamos pasando, porque nos conoce, y por eso quiere estar cerca de nosotros.

La visita del Papa sobrepasará todas las expectativas porque el pueblo peruano se volcará a las calles y los lugares por donde Su Santidad estará, para escuchar su mensaje. Sin embargo, el verdadero éxito de la visita del papa Francisco estará en la conversión de nuestros corazones, en que su palabra transforme nuestras vidas, en que dejemos de considerar enemigo al que piensa distinto y que miremos el futuro con esperanza de que todo puede ser mejor.
Por eso estamos unidos por la esperanza de un país más justo, donde por fin dejemos de ser rehenes de nuestro pasado.

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