“El presidente no es mejor que los congresistas, pero tampoco es peor que ellos”. (Foto: Congreso de la República)
“El presidente no es mejor que los congresistas, pero tampoco es peor que ellos”. (Foto: Congreso de la República)
Cecilia Valenzuela

Mientras escribo estas líneas, Daniel Salaverry, vocero de , denuncia, videos en mano, que ex colegas de su bancada le ofrecieron al congresista naranja Moisés Mamani facilidades para ejecutar obras en su región a cambio de que no apoye la vacancia del presidente Kuczynski. En una de las grabaciones aparece el abogado de , Alberto Borea.

Aunque no precisan fechas ni locaciones de las grabaciones y advierten que editaron lo que, según ellos, no es de interés público, Salaverry y Mamani han mostrado videos que rememoran los años 90, tanto por su contenido como por su producción. Moisés Mamani fue en modo cebo y los kenjistas mordieron el anzuelo. Aquí no hay buenos y malos, los unos y los otros –los fujimoristas de Keiko y los fujimoristas de Kenji– tienen prácticas políticas inaceptables.

Minutos después de la conferencia de Salaverry, los representantes de Nuevo Perú y el Frente Amplio salieron a insistir en la vacancia, destacando la “bomba mostrada por el colega Mamani” sin hacer ningún deslinde ni mostrar un ápice de distancia. La izquierda en el Congreso, al igual que Fuerza Popular, cree en la trampa y la celada como método. Todo está desnaturalizado, es la “cultura” montesinista extendida y en su máxima expresión.

Sin embargo, lo que dicen en los videos los congresistas Bienvenido Ramírez y Guillermo Bocángel, recientes aliados de PPK, sugiere un estilo brutal para gestionar obras públicas y convierte las decisiones del Gobierno, al momento de priorizar las obras, en prebenda y vicio. Más allá de si se trata o no de una fanfarronería, los recientes defensores de PPK han terminado perjudicándolo aun más.

En este contexto, la continuidad de Kuczynski en el cargo se hace inviable y lo que le corresponde antes de la votación del jueves es renunciar.

Los peruanos no podremos mantener al mismo presidente que salió elegido en las últimas elecciones, pero tampoco debemos quedarnos con el mismo Congreso. ¡Que se vayan todos! ¿Quién tiene autoridad moral? El presidente no es mejor que los congresistas, pero tampoco es peor que ellos.

Lo que los ciudadanos, hartos de la corrupción y el manoseo, debemos exigirle al vicepresidente Martín Vizcarra una vez que asuma el poder es que disuelva el Congreso y convoque nuevas elecciones generales. Que por el bien de la patria presida por el tiempo justo y necesario un gobierno de transición.

De esta manera, ninguno de los partidos promotores de la vacancia podrá cumplir su sueño de gobernar sin haber ganado las elecciones y a través de un rehén.

Los videos propalados ayer en la tarde no cambian las verdaderas razones por las que la izquierda y Fuerza Popular promueven la vacancia de Kuczynski: desde posiciones contrarias, ambas tendencias quieren a Vizcarra dependiendo de ellas. Y si el Congreso se mantiene tal cual, a Vizcarra no le quedaría más opción que supeditarse a una de las dos; no podrá gobernar sin bancada en el Parlamento y en medio de la crisis política provocada por la plata negra de Odebrecht repartida en el espectro político nacional.

La izquierda le condicionaría su apoyo a la anulación del indulto a Alberto Fujimori y lo sostendría, aunque en vilo, bajo la amenaza de violentas movilizaciones en las calles.

Fuerza Popular lo convertiría en su títere, las investigaciones fiscales que enfrentan sus dirigentes no son moco de pavo. Y su necesidad de destituir al fiscal de la Nación no ha variado; al contrario, se hace cada vez más fulgente.

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