Las cajetillas de cigarrillos o las bolsas de tabaco indican claramente -en letras grandes y mayúsculas- que fumar, es perjudicial para la salud. Sin embargo, el hecho es que, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, más de mil millones de personas aún fuman. Y seguirán haciéndolo: los datos indican que para el año 2025 esta cifra no se alterará significativamente.

Ante ello, es importante entender tres puntos claves sobre el consumo de tabaco:

1. No todo es abstinencia.

Sí, la mejor alternativa para evitar los riesgos y daños del tabaquismo es dejar el hábito de fumar. Aun así, lo cierto es que las personas que deciden continuar fumando, también tienen derecho a contar con alternativas menos dañinas. Y esas alternativas existen porque el principal problema no es el tabaco en sí mismo o la nicotina presente naturalmente en sus hojas, sino la manera como se consume: a través de la combustión – quemar el tabaco-.

2. No todos los problemas están en la sustancia.

La nicotina, que se encuentra naturalmente en la hoja de tabaco es adictiva y no está libre de riesgos, pero la evidencia indica que es el humo generado por la combustión donde se encuentran miles de químicos nocivos asociados a las enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Según los resultados del Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia en el Cuidado del Reino Unido2, son las toxinas y los carcinógenos que están presentes en el humo del tabaco donde se encuentran más de seis mil sustancias químicas, de los cuales cien tienen la capacidad de causar enfermedades cardiacas y pulmonares, incluido el cáncer.

3. No todo es combustión.

Cómo se consume una sustancia es clave para determinar sus efectos. La misma nicotina, por ejemplo, cuenta con efectos farmacológicos, como el aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Si bien el tabaco está estrechamente relacionado con el fuego, existen distintas maneras de consumir el tabaco: lo calentadores de tabaco que no generan combustión, los vapeadores, el tabaco sublingual, el polvo de tabaco, la crema de tabaco, entre otros. Todas representan un menor riesgo que seguir fumando debido a que no requieren combustión, es decir, no queman el tabaco.

Evitar el tabaco siempre será la mejor opción. Según la Mayo Foundation for Medical Education and Research3, cualquier forma de consumo de esta planta conlleva el riesgo de generar una dependencia a la nicotina. Pero las alternativas sin humo tienen el potencial de reducir los riesgos y daños en comparación con los cigarrillos.


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