ESPACIO UNIVERSIDAD CONTINENTAL
La fuerza laboral de las mujeres constituye un elemento decisivo para el desarrollo sostenible y el fortalecimiento de las economías en el mundo de hoy. Un estudio de la consultora McKinsey, denominada “Diversity Matters”, así lo demuestra.
La investigación, realizada en Canadá, América Latina, Estados Unidos y el Reino Unido, descubrió que las empresas con el 25% superior de igualdad de género o diversidad racial y étnica tienen rendimientos financieros por encima del promedio de su industria nacional. Es decir: aceptar e integrar las diferencias y generar equidad hace que haya más ingresos.
En ese sentido, los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres, un manual elaborado por ONU Mujeres y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, constituyen un importante avance para que las empresas implemente políticas que busquen cerrar las brechas de género. A la fecha, cerca de 1.300 empresas de 67 países se han adherido a estos principios, siendo las más destacadas Electronic Arts, PwC, Schneider Electric y Unilever.
Sin duda alguna, el sector privado empresarial tiene las herramientas para convertirse en un agente de cambio que logre alcanzar el desarrollo sostenible, en particular para la igualdad entre mujeres y hombres.
Desde las aulas
En este camino hacia la igualdad, no se debe dejar de lado el papel de las universidades, lugares donde las futuras profesionales forman el camino que les permitirá competir de igual a igual con sus pares. Ya lo dijo la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, en un discurso en el 2011 cuando ostentaba el cargo de Directora Ejecutiva de ONU Mujeres: “La educación a todos los niveles, pero en especial la educación superior, da a las mujeres opciones y les permite pensar de manera independiente y ser agentes del cambio”.
Un claro ejemplo de esto es Midori Núñez, egresada de la carrera de Ingeniería Industrial de la Universidad Continental. El año pasado, asistió becada al diplomado Fab Academy del Massachusetts Institute of Technology (MIT) en los Estados Unidos, donde desarrolló Smartbeddo, un colchón inteligente que, a través de la programación, ayuda a mejorar la confortabilidad de los pacientes en cama y facilita el trabajo del personal de salud.
En un campo donde la mayoría de profesionales son hombres, Midori destaca por su fuerza e ímpetu, y afirma que esto ahora es una tendencia. “El empoderamiento femenino está marcando un hito en la historia, las mujeres estamos rompiendo esquemas”, dice. “Es importante que haya igualdad entre hombres y mujeres y, sobre todo, una educación basada en respeto y oportunidades para el liderazgo y la inspiración”.
En nuestro país, la brecha salarial nacional por género alcanza el 28,6%, según el informe “Perú Brechas de Género 2016”, publicado por el INEI. Si bien esta tasa ha ido cayendo en los últimos años, aún no es suficiente. Por ello, en diciembre de 2017 entró en vigencia una ley que prohíbe la discriminación remunerativa entre géneros. Con esta norma se busca que tanto hombres como mujeres igualmente capacitados perciban los mismos ingresos.
Sin embargo, para el economista de Oxfam, Armando Mendoza, aún hay aspectos que mejorar, como la falta de oportunidades laborales y de capacitación, que obliga a las mujeres a conformarse con puestos menores y con remuneraciones más bajas. “Esta ley es un paso, pero necesita trasladarse a medidas concretas que permitan reducir la brecha salarial paulatinamente”, comenta.
En la misma línea, María José Gómez, directora de La Fundación Forge Perú, asegura que, si bien en los últimos años las mujeres se han ido incorporando al mercado laboral, lo hacen ―en mayor porcentaje― en empleos informales y precarios. La tasa nacional de informalidad para las mujeres es del 75% respecto al 69% para los varones.
Todo apunta a un hecho concreto, el impacto del empoderamiento de las mujeres es claro en el mundo: si se desplegase en condiciones idóneas todo el potencial femenino, US$ 12.000 millones se podrían añadir al PBI global, además de mejorar la productividad de las empresas y sus resultados financieros, de acuerdo con la ONU.