Ezequiel Mandelbaum y Tatiana Goldman han editado dos libros que recopilan las mejores frases compartidas en el proyecto. “Lo curioso es que las redes permitieron llegar al objetivo inicial del libro”, cuentan.
Ezequiel Mandelbaum y Tatiana Goldman han editado dos libros que recopilan las mejores frases compartidas en el proyecto. “Lo curioso es que las redes permitieron llegar al objetivo inicial del libro”, cuentan.
Óscar  Bermeo Ocaña

Ezequiel considera que su obsesión por escuchar frases ajenas surge de la curiosidad, no del chisme. La primera intención con Tatiana, su socia en esta aventura, era recolectar frases para incluirlas en un libro. No pensaron en Facebook ni Instagram.

Sin embargo, desde su inserción en la red, La Gente Anda Diciendo se volvió un fenómeno viral. Llegaron a recibir más de 500 frases diarias de seguidores. Han construido una plataforma que reúne a unos 9 millones de personas de 45 países y captura fielmente el lenguaje de nuestros tiempos.

— ¿Qué buscan con La Gente Anda Diciendo?
La idea original era registrar la forma en que hablamos. Si uno lee las frases fuera de contexto, sueltas, imaginábamos que podía verse como un espejo de la sociedad, de cómo hablamos. Cuando salíamos de aquella primera conversación, nos habíamos olvidado de todas las frases. Ahí instalamos el mecanismo: cada vez que escucháramos una frase, debíamos anotarla. Ese día, dos mecánicos tomaban mate en la calle y uno le dijo al otro: “Eso es cobardía, no es otra cosa”. No importa por qué lo dijo, tenía algo interesante. A partir de ahí, durante nueve meses recopilamos todo. Alcanzamos como 150 frases, decidimos compartirlas y lanzamos el ‘fan page’.

— ¿Cómo manejan los modismos de cada lugar?
La consigna es que la frase sea escrita de la misma forma que fue dicha. Si uno no anota la frase en el momento, luego la reescribe, la varía. Solo publicamos las frases comprendidas por todos.

— ¿Cuánto se pierde en la reescritura de una frase?
Se pierde mucho. No hay forma de comprobar que las frases que nos envían fueron dichas así, pero hemos desarrollado una intuición. Si una frase está muy reescrita, te das cuenta. Es cierto que a veces gramaticalmente es incorrecta. Uno en general habla mal, no pone tanto detalle a la lógica narrativa. En cambio, cuando uno escribe trata de ordenar las cosas gramaticalmente, pero para nuestros fines lo vuelve menos interesante, menos verdadero. No publicamos frases que no reflejan cómo la gente habla.

— ¿Cuáles son los temas más repetidos?
Los de la vida en general: amistad, amor, celos. Un tema que se repite es el de los diálogos entre padres e hijos. Diálogos tiernos, encantadores, frases ingeniosas de niños o de padres cansados de sus hijos. Si sacas de contexto las frases, son cosas tremendas. Al poner límites a sus hijos les salen frases duras. También hay relacionadas a redes sociales, WhatsApp, Facebook.

— ¿Por qué pegó tanto este proyecto?
No lo sé, nos lo preguntamos muchas veces. Todos creían que era una moda, cosas de redes sociales, que luego se iba a acabar, pero la página sigue creciendo. La gente comenta y discute las frases, el contenido se hace en base a lo que la gente nos envía. Ya van a ser cuatro años. Ahora estamos invitando a unos escritores a realizar un texto inspirado en frases de La Gente Anda Diciendo. Pueden imaginar la historia que quieran a partir de la frase que se usa como disparador.

— Esa naturaleza colaborativa les quita a ustedes la responsabilidad de la escucha atenta…
Quizá, pero tenemos la responsabilidad de hacer la curaduría, identificar las frases interesantes. Pasamos de ser oyentes a lectores. En realidad, la responsabilidad se potencia con cada nuevo seguidor. Ya son 8 millones los que nos siguen. Hay ciertas frases que pueden ser hirientes, polémicas y tratamos de evitarlas.

— ¿Hay frases prohibidas?
No publicamos frases partidarias de movimientos políticos. Si lo hacemos, inmediatamente recibiríamos frases de la contra. Sería un caos. No somos una página preocupada por la actualidad. De hecho, a veces publicamos frases que nos enviaron hace siete meses. A pesar de todo, no hay leyes internas de qué publicar y qué no. Las frases no pueden ser usadas en contra de algo. Acá en Argentina está muy efervescente el tema de género, tratamos de que las frases estén a favor de esa lucha. Hay frases muy machistas y a veces las publicamos, porque también es necesario ver que sigue existiendo esa forma de pensar.

— ¿El proyecto no reivindica la costumbre del chisme?
Todos somos un poco chismosos. Pero, más que chisme, me gusta la palabra curiosidad. Nos gusta escuchar historias. Desde el principio, el ser humano se sentaba alrededor del fuego y escuchaba historias. La frase recogida forma parte de una historia. Generalmente el chisme viene de alguien que uno conoce, es una versión más completa de algo que pasó. En este caso no sabes quién emite la frase, y ni siquiera llegas a entender lo que está pasando. Uno se mete en la cabeza del otro y crea su propia historia. Eso lo notas en los comentarios. La gente se lee a sí misma, la interpreta según su experiencia. Cree lo que ya creía antes. Uno lee las frases según su propia subjetividad y es esclavo de ello.

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