Benito Juárez, presidente y promotor de la independencia de México, murió un 18 de julio de 1872 (Foto: Cortesía Azteca Trece)
Benito Juárez, presidente y promotor de la independencia de México, murió un 18 de julio de 1872 (Foto: Cortesía Azteca Trece)
Redacción EC

cumple este domingo 21 de marzo su aniversario 215 y millones de mexicanos lo celebrarán. Para muchos, fue considerado como uno de los mejores presidentes que tuvo el país norteamericano. Es así que su legado sigue vigente tras su ideología implantada en el política.

Para ello, te mostramos las mejores frases que marcó un antes y un después en México.

FRASES DE BENITO JUÁREZ

Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.

No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No se pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala.

En política, la línea recta es la más corta.

Aquel que no espera vencer, ya está vencido.

Los gobernantes de la sociedad civil no deben asistir, como tales, a ningún ceremonial eclesiástico, si bien como hombres pueden ir a los templos a practicar los actos de devoción que su religión les dicte.

Siempre tuerce los principios el que oscurece la verdad, para ocultar sus faltas en las tinieblas.

El pueblo que quiere ser libre lo será. Hidalgo enseñó que el poder de los reyes es demasiado débil cuando gobiernan contra la voluntad de los pueblos.

No reconozco fuente de poder más pura que la opinión pública.

Los hombres no son nada, los principios lo son todo.

La democracia es el destino de la humanidad; la libertad su brazo indestructible.

¿Por qué México, mi país, es tan extraño que está formado, a mitad y mitad, de una fuente inagotable de ternura y de un pozo profundo de bestialidad?

Una voluntad firme y constante de hacer el bien superará las más graves dificultades.

La emisión de las ideas por la prensa debe ser tan libre, como es libre en el hombre la facultad de pensar.

Sin goces que nos inspiren amor a la patria, seremos presa del extranjero que quiera sojuzgarnos, extinguiendo nuestra raza, que será suplantada por otra raza.

Nunca abuses del poder humillando a tus semejantes, porque el poder termina y el recuerdo perdura.

El principio de no intervención es una de las primeras obligaciones de los gobiernos, es el respeto debido a la libertad de los pueblos y a los derechos de las naciones.

¿Permitiremos que se repitan los males cuyas consecuencias deploramos todavía?

Los hombres que no pueden soportar el yugo suave de la ley, tampoco pueden conformarse con ese orden de cosas, y de aquí procede ese constante empeño de destruir el sistema federativo, sustituyéndolo con el poder absoluto.

La protección de los animales forma parte esencial de la moral y de la cultura de los pueblos civilizados.

Libre, y para mi sagrado, es el derecho de pensar... La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos.

Como hijo del pueblo nunca podría olvidar que mi único fin debe ser siempre su mayor prosperidad.

Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por la prolongada y dolorosa experiencia de las comunidades de la guerra, cooperaremos en el bienestar y la prosperidad de la nación que sólo pueden conseguirse con un inviolable respeto a las leyes, y con la obediencia a las autoridades elegidas por el pueblo.

El gobierno tiene el sagrado deber de dirigirse a la Nación, y hacer escuchar en ella la voz de sus más caros derechos e intereses.

Los gobiernos civiles no deben tener religión, porque siendo su deber proteger la libertad que los gobernados tienen de practicar la religión que gusten adoptar, no llenarían fielmente ese deber si fueran sectarios de alguna.

Mi deber es hacer cumplir la ley no sólo con medidas del resorte de la autoridad, sino con el ejemplo para atentar a los que con un escrúpulo infundado se retraían de usar el beneficio que les concedía la ley.

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